Juguetes ''de los de antes''

En una de las paredes de la Juguetería Cano (Viera y Clavijo, 2) hay un vecindario. Las casas, señoriales, alcanzan hasta el techo y a través de sus ventanas se observa que aún están por habitar. Son uno de los fetiches jugueteros de María Dolores Pareja, que lleva unos “18 o 19 años” al frente de un negocio que ha llenado de juegos “donde haya que usar la imaginación”.

“Trabajamos un poco el juguete de antes”, dice con una sonrisa que casi no le abandona y señalando a la estantería donde descansa un fuerte americano en el que batallan indios y vaqueros. Desde que abrió el local, cada navidad reciden decenas de peticiones de los Reyes Magos, y no solo de las cartas que envían los niños. Otro de sus best sellers son los muñecos de Mariquita Pérez, un hito (y un lujo) entre las niñas de los cincuenta. “Vienen mujeres que no la tuvieron porque en aquella época era para niñas privilegiadas”, puntualiza.

La apuesta por el juguete tradicional, más que un gusto, era una necesidad para María Dolores, cuyos hijos han crecido entre los fogones de las cocinitas que se encuentran al fondo del pasillo. “Había un hueco en el mercado”, explica. Estaba cansada de tanto “ruidito” y mecanismos que vacían la infancia de descubrimientos.

Pero el local no es una mera vuelta al pasado. Sus juegos son réplicas, con alguna concesión a tendencias a las que se niega a rendir pleitesía. Prefiere llenar sus estanterías con muñecas antiguas de colección que con vestidos de moda para inmortales modelos estereotipadas, y trabajar con artesanos que fabrican las mansiones para llenar de detalles e imaginación.