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Laboratorio de emociones

Teatro Orgón regresa a la escena grancanaria con su versión de Las Sillas, de Eugène Ionesco. Bajo la producción de Espectáculos del Plata, el montaje que dirige Leandro Ojeda ha estado en cartel en la Sala Insular de Teatro.

Cuántos motivos para celebrar. Resulta que en tiempos de crisis, cuando muchas instituciones se escudan en las supuestas prioridades que nunca se cumplen para recortar en Cultura, va el Cabildo de Gran Canaria y saca pecho a través de su Fundación Canaria de las Artes Escénicas y de la Música propiciando una programación estable y de calidad tanto en el Teatro Cuyás como en la Sala Insular de Teatro. ¡Lo celebramos!

En ese último espacio, las compañías canarias han encontrado un aliciente especial en el proyecto de residencia, que les permite contar con el escenario de la calle Primero de Mayo para crear, ensayar y representar un espectáculo. La primera en beneficiarse de esta iniciativa ha sido Teatro Orgón, una compañía con mucha notoriedad en la escena grancanaria durante los años noventa, que ha vuelto constituida en laboratorio de interpretación siempre de la mano del incombustible Leandro Ojeda. ¡Lo celebramos!

Gracias a ese empuje institucional, una compañía independiente como esta ha podido presentar en público un trabajo que nace desde el amor más profundo al teatro. Prueba de ello es la elección de una obra ajena a los cánones comerciales. Las sillas, del autor rumano-francés Eugène Ionesco, uno de los máximos exponentes del teatro del absurdo, ha sido la obra elegida para atraer a un público con exigencias en lo escénico. ¡Lo celebramos!

El argentino-canario Leandro Ojeda ha hecho su particular lectura de la obra, respetando siempre los planteamientos de Ionèsco, y lo ha hecho dando una vuelta de tuerca a lo ya presentado en 1994 por Teatro Orgón. En esta ocasión, bajo el amparo de Espectáculos del Plata y el apoyo del Cabildo grancanario, Ojeda ha podido desarrollar un proceso de experimentación con notables resultados en escena, tal como pudimos comprobar en la última de las funciones programadas en la SIT. ¡Lo celebramos!

Llegamos a la sala y fuimos recibidos por el propio Ojeda, que junto a algunos de los actores hacían las funciones de acomodadores. Como buenos anfitriones, iban agasajando a los invitados a la fiesta concebida por Ionèsco, disponiendo a cada uno de los espectadores en las sillas, piezas fundamentales de un montaje abierto a la interpretación de cada mente y cada conciencia. Acomodados todos los asistentes, recibimos la bienvenida del director, convertido en maestro de ceremonias, quien nos invitó a cerrar los ojos y a relajarnos para liberarnos de todo condicionante externo. Fue entonces cuando comenzó la obra y asistimos a ese ritual unas veces cómico, otras dramático; unas veces tierno, otras grotesco, con el que el genial autor nos golpea nuestro interior para rebuscar emociones encontradas. ¡Lo celebramos!

Fuimos testigos entonces de los excelentes resultados que el proceso de experimentación de Teatro Orgón ha cosechado en el terreno interpretativo. Merecen una mención especial José Luis Rubio y Cata Blánquez, que en los roles de la pareja de viejos llevan el mayor peso de la representación. Ambos nos llevan por ese camino de las emociones para hacernos reír, enternecer, repudiar, de acuerdo al discurso absurdo pero endiabladamente bien concebido por Ionèsco. ¡Lo celebramos!

Junto a Rubio y Blánquez contamos con las logradas interpretaciones de Ángeles Padilla, María Andrés Martí, Sergio Placeres y el propio Leandro Ojeda. Todos colaboran en ese juego enrevesado que el autor concibió en tiempos de la crisis vinculada a la posguerra, pero que ahora en esta crisis actual recibimos como oportuno recordatorio de la necesidad de comunicación entre los hombres. Sea bienvenida esta obra si nos anima a levantarnos de la silla y a tomar conciencia de que somos seres libres con potestad para articular nuestro futuro por encima del Orador incapaz para transmitir nuestro mensaje o del Emperador que no ve otro objetivo que el de alinearnos. Celebremos pues esta producción porque nos hace valorar la esencia del teatro y su fuerza como activo social. ¡Lo celebramos!

Esperamos ahora atentos al trabajo de la compañía que relevará a Teatro Orgón en la SIT como residente. Será Profetas de Mueble Bar con una atrevida versión de Las Criadas, de Jean Genet.

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