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'El vino de la fiesta de San Martín' de Pieter Bruegel 'el Viejo' ya puede verse en todo su esplendor en el Prado

MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

'El vino de la fiesta de San Martín' de Pieter Bruegel el Viejo, que puede verse ya en todo su esplendor en el Museo del Prado, se ha convertido en una de las adquisiciones más excepcionales de la historia, tras el delicado y complejo proceso de restauración al que ha sido sometida.

Según ha explicado este lunes Miguel Zugaza, director del Prado, puede calificarse este acontecimiento de “Reyes Magos anticipados”, aunque la magia poco ha tenido que ver en la adquisición de esta obra singular que ha costado a las arcas públicas 7 millones de euros.

Pieter Bruegel 'El Viejo' está considerado como el “nuevo Bosco” de la época y es la figura más importante de la pintura flamenca del siglo XVI. Reconocido en vida, tras su temprana muerte en 1569, sus escasas obras fueron buscadas obsesivamente por los coleccionistas.

En España sólo se conservaba hasta ahora una obra autógrafa suya, la tabla del 'Triunfo de la muerte', propiedad del Museo del Prado y que formó parte de la colección real (se recoge en el inventario de la Granja en 1774).

“UNO DE LOS GRANDES”

Para la responsable de las colecciones de pintura flamenca del Museo del Prado, Pilar Silva, Bruegel es “uno de los grandes” y el descubrimiento de esta pintura “una suerte y una fortuna”. Asimismo, ha recordado que 'El vino en la fiesta de San Martín' perteneció a la familia de Medinaceli desde que la adquiriera el noveno Duque, por lo cual el lienzo ya se encontraba en España desde el siglo XVIII.

Silva ha puesto de relieve las pésimas condiciones en las que llegó la obra al Museo del Prado y los necesarios estudios técnicos realizados para determinar que, efectivamente, pertenecía a Bruegel 'el Viejo'. La radiografía del cuadro permitió afianzar esta atribución que ya se dejaba ver en “los trazos, la seguridad, las sombras y luces o la disposición de las cabezas” del centenar de personajes que conforman esta pintura.

El lienzo llegó al Prado por mediación de Sotheby's para que fuera restaurado e investigado y poder confirmar su autoría. Cuando en septiembre de 2010 apareció de manera inesperada la firma del autor, que había permanecido oculta, la “emoción” en el Museo del Prado fue enorme. Así lo relata la restauradora Elisa Mora, que ha dedicado año y medio de trabajo “paciente” a lo que considera “un auténtico reto”.

PRUDENCIA Y RESPONSABILIDAD

Según Mora, cada fase en la restauración de este lienzo “fue consultada y reflexionada minuciosamente”. “Prudencia y responsabilidad” fueron las estrategias con las que se llevó a cabo este proceso que había de recuperar, en una primera fase, la textura original de la tela y eliminar los pliegues y abultamientos producidos por el efecto de inadecuadas restauraciones.

Se procedió a despegar los bordes añadidos del perímetro, liberar de estucos y repintes a la tela y eliminar los injertos colocados en rotos y agujeros. Tras esta operación, se retiró el reentelado y la gacha que unía el forrado a la tela original y se reemplazaron los injertos antiguos por pequeñas piezas de tela semejantes (más de 600) a la original y se reintegraron todas las faltas. Los colores y la luminosidad fueron adquiriendo consistencia gracias a la hidratación de la tela. Asimismo, se ha diseñado un nuevo marco, muy parecido al de la época, que realza el cuadro.

Por su parte, Manfred Sellink, director del Museo de Brujas (Bélgica), ha explicado las particularidades de esta obra, pintada con temple de cola sobre una tela sin preparación, y la historia que en ella transmite el autor. En su opinión, es “una de las obras más ambiciosas y de mayor calidad” de Bruegel.

El tema central es la fiesta de San Martín, “muy popular en los Países Bajos en el siglo XVI”, y que coincide con el final de la cosecha y el principio del invierno. La costumbre era “repartir vino y comida a los más necesitados”, ha dicho.

Sellink ha diferenciado varias partes en el cuadro: A la derecha se encuentra la que ha denominado “más virtuosa” y que muestra a San Martín a caballo dividiendo su capa en dos para dársela a los mendigos. En el centro, se muestra “una combinación de virtud y vicio”: un gran tonel sobre el que los aldeanos se agolpan para conseguir todo el vino posible y que muestra personajes muy diversos.

Finalmente, a la izquierda, “las cosas se hallan ya fuera de control” y el pintor presenta personas vomitando o peleando o caídas inconscientes. Todo ello se celebra a las puertas de la ciudad, con Bruselas al fondo.

Para Sellink, Pieter Bruegel no se muestra aquí moralista sino “humanista” y “observa objetivamente los defectos y virtudes, con ironía y humor”.

ADQUISICIONES

La presentación de la restauración de este cuadro ha servido también para dar a conocer las adquisiciones del Museo del Prado en lo que va de año y que ha referido Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservación e Investigación de la pinacoteca nacional.

Se trata de 'La Virgen del huso' y 'Ecce Homo' de Luis de Morales; 'La curación de Tobías' de Bernardo Strozzi; y 'San Juan y el Niño Jesús besándose' de un seguidor de Jos van Cleeve. Asimismo, en concepto de dación se incorporan 'La gallinera' de Alejandro de Loarte y 'El Rey David' de Ignacio de Ríes (que hasta ahora no estaba representado en el Museo).

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