Cinco meses con ópera

En pleno Carnaval, mientras las máscaras de la capital grancanaria se entregan de lleno al jolgorio, los organizadores de la Temporada de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria Alfredo Kraus 2013 proponen al público amante del bel canto su participación en la fiesta a través de Un ballo in Maschera, de Verdi. Un guiño de los programadores a uno de los atractivos turísticos más importantes de Canarias y una forma de homenajear al compositor italiano en el segundo bicentenario de su nacimiento. Las funciones de esta primera ópera de la 46ª edición de la Temporada tendrán lugar los días jueves 21, domingo 24 y miércoles 27 de febrero, así como el sábado 2 de marzo.

Arranca así una edición más bajo la organización de Amigos Canarios de la Ópera, en unos momentos de grandes dificultades económicas derivadas de los recortes impuestos por las instituciones colaboradoras. Con la mitad de presupuesto del consignado en el ejercicio anterior, ACO ha hecho grandes esfuerzos para mantener “una buena programación”, según palabras de su director artístico, Mario Pontiggia.

A Un ballo in maschera le seguirán hasta el mes de junio otros cuatro títulos, lo que a primera vista sugiere una continuidad en el número de piezas sino fuera porque se trata de un juego de equilibrio resultante de la programación de dos títulos en una misma función. Pontiggia, ilusionado en poder ofrecer al público grancanario por primera vez la oportunidad de disfrutar de un montaje de Una tragedia florentina, de Zemlinsky, ha ideado una función doble en la que además se podrá homenajear a Mascagni en el 150 aniversario de su nacimiento con la representación de Cavalleria rusticana, ópera en un acto. Tras esas óperas que tendrán lugar en abril llegarán el turno de El rapto en el serrallo, de Mozart, en mayo, y La Bohème, de Puccini, en junio.

El presupuesto disponible para afrontar esa programación es de 1,6 millones de euros, frente a los 3,3 millones con los que se contó el año pasado. Esa reducción presupuestaria viene determinada por los recortes en las asignaciones de las instituciones públicas, que aportan un 30% del presupuesto global. ACO cuenta con el compromiso del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria de una partida de 275.000 euros, a los que hay que sumar el importe en concepto de alquiler del Teatro que salda con la Fundación Canaria Teatro Pérez Galdós; 120.000 euros por parte del Cabildo de Gran Canaria, que pone además a su disposición la Orquesta Filarmónica; 112.000 euros del Instituto de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), organismo dependiente del Gobierno del Estado; y 40.000 euros del Gobierno canario, en calidad de patrocinio, que aun están por confirmar.

De esta última institución es de donde ACO más ha visto mermados sus ingresos en los últimos años. Desde 2009, en que se concedieron 753.000 euros, se viene experimentando una reducción progresiva que ha llegado a los 40.000 euros pagados en concepto de la última temporada, y que es lo que se espera recibir en este nuevo ejercicio.

Vínculo con el Gobierno canario

“Sería una pena que el Gobierno de Canarias rompiera el vínculo con ACO, porque desde la constitución del Estatuto de Autonomía el ejecutivo viene apoyándonos y creo que es importante que siga haciéndolo”. Quien así se expresa es el presidente de la Asociación, Óscar Muñoz, que sustituyó en el cargo en septiembre pasado a Juan de León.

El nuevo presidente espera que quede atrás la polémica suscitada en los últimos años por el empeño del que fuera viceconsejero del Gobierno canario, Alberto Delgado, de que Amigos Canarios de la Ópera y Amigos Tinerfeños de la Ópera prescindieran de parte de su independencia para organizar conjuntamente un único festival operístico para las dos capitales canarias. Muñoz está a la espera de mantener contacto con el recién nombrado director general de Cultura, Xerach Gutiérrez, aunque apunta que en las reuniones mantenidas con la consejera del área, Inés Rojas, han expuesto sus impresiones contrarias a tal unión dadas por lo que considera “condiciones imposibles”.

Muñoz precisa que “las relaciones de ACO con la Asociación Tinerfeña de la Ópera son estupendas”. Aun así insiste que “lo que hay que aclarar es que las dos asociaciones tenemos realidades muy distintas. Nosotros”, continúa, “tenemos 1.700 socios y ellos no llegan a 400; la afición allí no está tan arraigada como aquí; ellos organizan un festival mientras nosotros hacemos toda una temporada que se mantiene durante varios meses y, claro, estamos hablando de una unión que no se sustenta desde la base por su propia naturaleza”.

Mitigadas polémicas pasadas, la nueva directiva de ACO, con Óscar Muñoz al frente, intenta conciliar posturas entre todas las partes implicadas en la temporada de ópera. Según dice, con el Cabildo grancanario y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria “las relaciones son muy buenas. Gracias a estas dos instituciones”, señala, “vamos a poder levantar el telón, porque estábamos muy preocupados por el tema de los alquileres del Teatro, pero ahí ha sido decisivo el papel desempeñado tanto por el Cabildo como por el Ayuntamiento, al formar parte los dos de la Fundación que gestiona el Teatro”.

Programación realista

Sentadas las bases para garantizar la celebración de una nueva edición, y con el ánimo continuista de la actual directiva que apuesta por el mismo equipo creativo, con Mario Pontiggia como director artístico y Olga Santana al frente del Coro, ACO ha diseñado una programación realista que se ajustara al presupuesto actual intentando por todos los medios garantizar la calidad. En ese sentido, Muñoz expresa: “Hemos contratado un poco con la cabeza; es decir, si hubiéramos ido a intentar traer a una figura como Jonas Kaufmann, número uno del mundo, pues nos hubiésemos chocado de bruces porque nos hubiésemos encontrado que no tenemos los medios para ello. Hemos ido a contratar”, añade, “dentro de nuestras posibilidades y aprovechando nuestras buenas relaciones con grandes cantantes, como Fabio Sartori o Fiorenza Cedolins, que tienen cachés bastante más altos y que no han tenido inconveniente en bajarnos”.

Esa actitud realista es la que les llevó a renunciar hace meses a la posibilidad de homenajear a Wagner, autor del que se cumplen doscientos años de su nacimiento, como ocurre con Verdi. “Nuestra intención”, aclara Muñoz, “es volver a programar un Wagner tan pronto podamos volver a recuperar el orden económico”.

Sobre la idea inicialmente concebida para la programación de esta 46ª edición, Pontiggia explica que “lo deseable hubiese sido empezar con Aída, de Verdi, y terminar con Lohengrin, de Wagner, pero teniendo en cuenta los recortes en los últimos años, eso era completamente imposible”. Por tanto, han sido los condicionantes económicos los que han llevado a marcarse retos con montajes más factibles, que no requieren tantos excesos.

Pontiggia y su equipo han preferido incluso prescindir del homenaje a Wagner porque asegura que las efemérides nunca se tienen en cuenta como una excusa para programar. “El claro ejemplo de ello es nuestra renuncia a Wagner, porque teníamos claro que si no teníamos las condiciones para hacer un Wagner de primera categoría no íbamos a hacer uno de segunda”, manifiesta el director artístico. El mismo criterio se mantuvo a la hora de prescindir de Aída, aunque en este caso Verdi salió mejor parado porque mantiene representación a través de Un ballo in Maschera, una ópera asumible por ACO.

Muy atrás han quedado pretensiones como las de estrenar La prohibición de amar, una de las primeras óperas de Wagner que nunca se ha representado en España. Las dificultades ya de por sí técnicas y artísticas al tratarse de un estreno, sumadas a los condicionantes económicos, no lo han hecho factible. En cualquier caso, Pontiggia no puede evitar mostrar su satisfacción por la posibilidad de estrenar Una tragedia florentina, de Zemlinsky. “Esta ópera aquí en España solo se ha hecho en Sevilla, en Tenerife, y ahora en Gran Canaria y por primera vez con una producción local”, apunta orgulloso.

Pontiggia anima al público canario a acudir a los cuatro programas operísticos (con cinco producciones en total) que se representarán en 16 funciones, “porque la calidad está garantizada y son muchos los atractivos que nos esperan. Nuestras cabezas de cartel en cada programa”, dice tajante, “están al nivel del Covent Garden, Metropolitan o Scala”.

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