Un oasis de montaña
Hay rincones en Gran Canaria que parecen ubicados para enconrtarlos en mitad de una ruta senderista o en bici. No todo el mundo, no obstante, marca en la agenda un día de excursión a pie por el valle o la montaña, por lo que la propuesta de Cahora para este fin de semana viaja en coche hasta un lugar que puede disfrutarse con un mantel de cuadros sobre el suelo, como quien hace un alto en el camino, pero sin sudar.
El lugar es el palmeral en torno al cual crece San Roque, perteneciente al municipio de Valsequillo. Una vez aparcados en la plaza donde el pueblo comienza, no ha más que asomarse a la balaustrada para dar cuenta de cómo los árboles han invadido el barranco. Nada de excepcionalidad pese a las vistas. El sitio tiene el encanto de lo agreste, sin pensarse para hacer que el visitante se sienta cómodo, por lo que solo es apto para quienes disfrutan el haber tropezado con algo sin retocar.
Y si tender sobre el suelo la cesta de pícnic, junto a los troncos de palmeras derribados no resulta de recibo a paladares escrupulosos, tras perderse por las terrazas que descienden el barranco, basta volver a encontrar la salida, subiendo hasta regresar a la plazoleta. Allí domina el edificio del restaurante familiar Casa Brito, un local sin pretensiones, donde se habla el idioma de la brasa hecha en su punto y los platos abundantes y con el sabor de sus ingredientes. Una oportunidad excelente para probar la carne de cabra, y repetir.