La vida secreta de Miquel Barceló
BARCELONA, 21 (EUROPA PRESS)
El joven norteamericano Michael Damiano ha sido el escogido por el destino y por Miquel Barceló para desvelar los entresijos secretos de su vida, pues con sólo 21 años empezó sin muchas pretensiones una investigación sobre el artista mallorquín que le llevó a convivir con él y conocer todos sus secretos.
Fruto de esa inesperada experiencia ha visto la luz el libro 'Porque la vida no basta' (Anagrama/Empúries), que Damiano, que ahora tiene 25 años, presenta todavía con algo de incredulidad, por haber conocido tan de cerca a uno de los pintores españoles vivos más cotizados del momento.
Todo empezó con una beca de la Universidad de Georgetown para escribir “el típico ensayo que nadie iba a leer”, así que pronto se dio cuenta de que aprendería más sobre la obra --y especialmente sobre la vida-- de Barceló compartiendo unas cervezas con la gente que mejor le conoce que releyendo sesudos ensayos críticos sobre su arte.
En Barcelona conoció al galerista Artur Ramon y en Mallorca vivió en el piso de Toni Amengual, amigo íntimo y ayudante de Barceló en los 90, pero este cúmulo de “accidentes”, como dice Damiano, tomó una dimensión considerable gracias a Xavier Mariscal.
El diseñador le puso en contacto directo con Barceló de la manera más directa, se lo pasó al teléfono, sin más; el joven reaccionó como pudo y al poco ya tenía en el bolsillo una invitación para asistir a la inauguración de la Cúpula de las Naciones Unidas en Ginebra, la obra más ambiciosa del artista y donde finalmente le conoció en persona.
A partir de ahí la peculiar investigación de Damiano se aceleró: Barceló le invitó a vivir al piso que tiene sobre su taller, en París, y le presentó a su círculo más cercano; a su poderoso marchante Bruno Bischofberger, a su mujer Cecil y a sus hijas, a sus amigos, pero también a sus enemigos.
“Me decía: 'No quiero saber nada de ese hombre', y luego me daba su número de teléfono”, asegura aún sorprendido Damiano, que sobre todo destaca la generosidad que tuvo Barceló en mostrarle sus cuadernos, sus diarios de los últimos 30 años, que nadie había leído hasta entonces.
A través de esos escritos tan personales --la mayoría en francés--, el joven descubrió las difíciles relaciones que el artista tuvo con su padre, un señor de Felanitx muy serio y tradicional que tardó 20 años en comprender que su hijo podía ganarse la vida vendiendo cuadros.
Tras mucho tiempo pensando que su hijo era “un traficante de drogas o algo así” un día su padre se convirtió, y empezó a hablar de Picasso, de Matisse y de Cézanne y pasó a ser fan absoluto de su hijo, así que la historia, recuerda Damiano, acabó bien, porque pasaron los últimos años de su vida muy unidos.
Un poco más delicado es el capítulo dedicado a las mujeres, y al impacto que sus ex han tenido sobre su obra: Barceló dejó de hacer pinturas blancas y empezó la serie sobre la tauromaquia porque una novia le dijo que su estilo se estaba quedando “petrificado”.
UN CARÁCTER “VAMPÍRICO”
El autor de 'Porque la vida no basta' justifica el título por el carácter arrollador, insaciable y “vampírico” de Barceló, que aunque nunca quiere hacer daño a nadie, chupa la energía de otros sin darse cuenta, según su opinión y como ya le advirtió su mujer.
“Sin querer serlo, es muy seductor”, asegura Damiano, que también lo describe como tímido y solitario, pero al mismo tiempo muy normal, alejado del estereotipo del artista atormentado, y remarca que todo lo que hace es para la pintura.
Damiano (Nueva York, 1986) vive en Washington D.C y tras esta deconstrucción del mito ya prepara otro libro de no ficción, aunque no descarta volver a la vida de Barceló en el futuro; de momento, siguen en contacto.