De El Hierro al Caribe: un reto a remos

Saliendo de La Restinga.

Romina Cabeza Izquierdo

Valverde —

Una vez más, ha decidido emprender un nuevo reto, pero esta vez no por trabajo, si no por entrega. Se llama Christophe Papillon, y es un ex soldado francés que ha decidido alcanzar la isla de Martinica a partir de un solo medio, un pequeño barquito de remo que tan solo alcanza ocho metros de longitud. Mientras quizás muchos preparaban por ese entonces todo lo necesario para la celebración de las fiestas navideñas, él solo pensaba en el estado de la mar para poder realizar sin problemas su salida desde el pueblo costero de La Restinga, en la isla de El Hierro. En diciembre comenzó esta aventura con una clara razón, todo lo recaudado iría destinado para los familiares de soldados franceses fallecidos en servicio. Todavía no ha alcanzado la costa caribeña, pero se acerca cada vez más.

Son muchas las personas y los medios que se han interesado por su historia, por saber si se encuentra bien, las dificultades a las que se ha enfrentado o si le queda mucha trayecto por delante. Cada día informa de su estado, de ahí que sepamos que trata de remar unas nueve horas al día, dejando el barco a la deriva en sus horas de sueño. Este valiente francés, como así, sin duda alguna, lo podemos llamar, ha relatado mediante vía satélite que los primeros días no fueron nada fáciles, no solo por el mareo que experimentó, si no porque las ampollas no tardaron en aparecer en sus manos. Al terminar cada jornada, mantiene comunicación con un buen amigo, al que denomina su 'router', y aunque ambos se encuentran separados por miles de kilómetros, le transmite los rumbos de navegación, así como el estado físico en el que se encuentra.

Ya hace más de mes y medio que optó por emprender esta aventura, dejando atrás aguas herreñas e intentado coger la mejor ruta para poder avanzar. Nos reunimos con Lily Roca, amiga de Christophe y que ha seguido todo este desafío mucho antes de que comenzara.

Reto en el mar

Reto en el mar- Lily, le ayudaste a organizar todo. ¿Cómo surge esta idea en Christophe de atravesar el Atlántico para llegar hasta Martinica?

- La iniciativa nació hablando con un amigo suyo, que realizó una travesía similar, pero no llegó a finalizarla porque se le volcó el barco.  A todo ello se le une que le apasiona el mar, el buceo, es verdad que nunca había hecho algo similar a este reto, pero se animó. Va solo, sin ningún tipo de asistencia durante el trayecto, ya que encarecería el reto y hubiera sido un coste adicional. El único contacto que tiene es con el ‘router’, quien le proporciona el rumbo y le da el parte meteorológico. 

-Cuéntanos cómo comienza tu relación de amistad con él y como decides implicarte en esta aventura.

- A través de mi novio, que también estuvo en la Armada francesa, justo en el mismo lugar que Christophe. Cuando vimos lo que quería hacer, nos pusimos en contacto con él, debido a que inicialmente tenía pensado salir desde Gran Canaria. Depositó mucha confianza en nosotros, nos dio carta blanca para realizar los trámites oportunos, todo lo necesario. En este sentido, creo que lo ayudamos en lo que pudimos, le buscamos los alojamientos, le informamos de las características del muelle de La Restinga, nos encargamos de la reserva de la grúa que llevó el barco hasta el puerto de La Restinga, el lugar desde el que partió. Por decirlo de algún modo, nos encargamos de tramitar toda la parte canaria, y él la parte francesa. Una vez que llegó el remolque con el barco a Huelva, ya me correspondía a mí todo lo demás, él no habla español y le hubiera resultado algo más complejo.

A mí me encanta ayudar a los demás, compartir, y realmente si es amigo de mi novio, pues también es mío.

Acciones impulsadas

Acciones impulsadas- El objetivo de la aventura es recaudar fondos. ¿Qué acciones han llevado a cabo hasta el momento?

- Antes que nada, hemos hablado con las asociaciones de mujeres viudas de soldados, nos pusimos en contacto con ellas para que tuvieran constancia de esta acción. Por otro lado, cada persona ha dado lo que ha podido, hasta el príncipe Alberto de Mónaco aportó una cantidad para esta causa.

También creamos una web para este reto, en el que la gente puede dar desde un euro, hasta lo que quieran. Tras todo esto, salió la idea de los muñecos con forma de tortuga, y ha sido una forma de que la gente colabore con la causa y a su vez se lleven un recuerdo de toda esta aventura. Por otro lado, muchas empresas se han involucrado, unas regalándonos el gofio, otras la miel, todos productos que le han venido muy bien a Christophe para su travesía. Me gustaría dar las gracias al pueblo de La Restinga, cada uno ayudó en lo que podía, desde los marineros, hasta los centros de buceo.

- ¿A qué inconvenientes se enfrentaron antes de comenzar con esta iniciativa?

- Recuerdo que justo unos días antes de la fecha para la que estaba programada la salida, se estropeó el sistema que permite localizar a otros barcos. Llamé a varias tiendas en el sur de Tenerife y era un día festivo, hasta que un amigo lo fue a recoger, subió a Los Rodeos y con una persona que venía para El Hierro, pues nos lo hizo llegar.

Apoyo de la familia

Apoyo de la familia- Es un verdadero reto que lleva consigo un riesgo. ¿Qué piensa su familia respecto a esta aventura que ha decidido emprender Christophe?

- Su familia ya está acostumbrada, más que nada porque por su trabajo siempre salía a distintas misiones durante meses y esta es otra misión que se ha puesto él mismo y lo han apoyado en todo momento, tanto su familia, como el entorno más cercano. Transmite generosidad y mucho entusiasmo, enseguida te contagia.

- ¿Por qué eligió como punto de llegada la isla de Martinica?

- En parte ha elegido como destino Martinica, porque conoce la zona, además tiene familiares y conocidos allí, por lo que también contará con el apoyo logístico necesario cuando llegue. Se marcó cruzar el Atlántico con un margen de entre 70 y 90 días. Una vez allá, si todo sigue como hasta ahora, se casará con su novia.

Preparación previa

Preparación previa- Cuéntanos a que obstáculos se ha enfrentado por el momento.

- La primera semana fue la más dura para él, porque tuvo que adaptarse al movimiento constante del barco, como al poco espacio con el que cuenta, son apenas 8 metros de largo, donde tiene que dormir y vivir. Al principio se mareó mucho, casi no descansaba. Es muy complicado, tiene que estar sentado muchas horas para poder remar, y claro, se crean heridas. Una hora en kayak ya es incómodo, pues imagina tantos días. También, el viento lo desvió durante unos días de la trayectoria de los alisios, la que sigue en este caso.

Para afrontar este reto se estuvo preparando durante un año y medio, dedicando muchas horas al entrenamiento, a la musculación e incluso hizo una pequeña travesía en el Mediterráneo, que por cierto, no le salió nada bien porque el viento lo desvió y lo tuvieron que evacuar.

No es nada fácil, a lo que por el momento ha hecho frente. Te puedo decir que cuando rema de noche, se tiene que poner gafas de esquiar, para protegerse de posibles peces voladores. Y cuando hay mucho oleaje se coloca un casco de rugby, para evitar posibles golpes contra el barco.

- Seguro que tendrá más de una anécdota. ¿Sabes alguna que te haya contado, Lily?

- Quiero contarte una anécdota y es que cuando se iba a embarcar en Huelva para llegar a El Hierro y comenzar su aventura en la isla, se encontró con una familia argentina que llevaban más de 10 años dando la vuelta al mundo y cuyo próximo destino sería Brasil, pues bien compartieron anécdotas e historias. La cuestión es que hace unas semanas Christophe contactó con un barquero que se encontraba a escasos metros de su pequeño barco y que se dirigía a Brasil, por lo que le pregunto si por casualidad viajaba una familia argentina ahí, y resulta que así fue. La familia con la que había hablado casi un mes antes, se encontraba a poca distancia de él.

- ¿Sabes cuáles han sido los mayores miedos de Christophe?

- Su mayor miedo antes de salir, era no terminar el reto, fallarle a las personas que lo han apoyado, aunque eso no sería ningún tipo de fallo. Y luego también en conseguir recaudación suficiente para todas las familias de soldados fallecidos. En cuanto a su seguridad, le daba mucho respeto encontrarse con algún carguero y que no lo vieran, de ahí la importancia del AIS (Sistema de Identificación Automática).

Tiene a su favor que al haber sido militar sabe que no debe entrar en pánico, porque no es nada bueno, si no que debe activar el chip para la búsqueda de soluciones.

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