Elysar, el caldo herreño que vale un premio Bacchus

Ejemplares de vino Elysar

Romina Cabeza Izquierdo

Valverde —

Si por algo se caracteriza un lugar, es por la belleza de sus rincones y la calidad de sus productos locales. Estos últimos forman una parte importante no solo de las gastronomía, sino también de su economía, de la que viven multitud de familias. Un claro ejemplo de ello, es el de Ambrosio Martín, quien hasta hace cinco años se dedicaba a la construcción en la isla de El Hierro y debido a la crisis del sector tuvo que buscar otras alternativas como medio de vida. Esa opción fue la viticultura, su familia siempre había contado con pequeñas extensiones de viña y recordaba como la cuidaban su padre y sus abuelos.

Con los pocos datos que ya tenía, junto al aprendizaje que ha llevado a cabo por su cuenta, en apenas un lustro ha logrado colocarle a su vino, Tinto Lajiales Herreños, uno de los premios más reconocidos a nivel internacional en el ámbito vitivinícola, como es el Bacchus 2018. Un galardón que a Ambrosio le llegó por sorpresa, pero que como nos ha explicado le ha servido para continuar trabajando y esforzándose por mantener la calidad de sus caldos.

Formación en la viticultura

Gracias a los conocimientos adquiridos en los últimos años de forma autodidacta y las experiencias, fruto de cada cosecha, ha situado su vino entre los mejores del panorama internacional con este Bacchus. Para Ambrosio tal reconocimiento “supone mucha responsabilidad, ya que hay que seguir luchando por tener un buen vino y que guste a vecinos, visitantes y catadores, porque al final eso es lo importante, que se valore tu producto”, destacó.

– Dicen que todo pasa por algo, por eso quisiera saber como llegó a crear su propia bodega…

– Pues verdadera casualidad, por circunstancias de la vida, mis suegros fallecieron y había que cuidar de una viña. ¿Qué pasa? que era necesario atenderla, no quería que se secara. Ese es el vino de familia o como lo denominamos en El Hierro, el vino de pata. Durante los dos años siguientes fuimos modificando la forma de hacerlo y a partir de ese momento, me fue entrando un mayor gusanillo por la viña. Esto que te cuento coincidió con la crisis en el sector de la construcción.

Mi vida venía de haber trabajado en este ámbito, pero comenzaron a llegar los problemas, menos obras, poco movimiento… y con ello la aparición de esos obstáculos y momentos complicados que debemos pasar, en ocasiones.

Por lo que veo en la uva una posible alternativa, opté por plantar algo más de viña y hacer algún vinito blanco a título personal y entre amigos. Los comentarios que me hacían al respecto eran bastante buenos, por lo que continué en la misma línea, ya con algo más de ilusión.

En el 2015 la producción fue positiva, por lo que definitivamente fue ese año en el que opté por dedicarme a la viticultura. Dejé la construcción y me centré en el estudio del vino, con algo más de empeño, de dedicación y seguramente, de profesionalidad.

– Antes de comenzar a elaborar un vino que ha obtenido un Bacchus. ¿Tenía conocimientos previos, por parte de sus padres, de sus abuelos, en como mantener una viña u obtener un vino de calidad?

– Algún amigo o conocido te va dando consejos de como elaborar un vino tradicional, pero comienzo a asesorarme por mi cuenta y a comprar libros, pues me gusta indagar. Me dio por leer y cuando te metes en este mundo, ves que se puede hacer mejor y pasito a pasito, fui mejorando las instalaciones, las infraestructuras que son modestas, pero funcionan a la perfección y ya a esto se unió, lo que hablas y te informas gracias a la figura del enólogo. En definitiva, vas aprendiendo y cada día más.

Evidentemente este año, con el aporte que está haciendo el Cabildo Insular en el sector vitivinícola, apostando en todo momento por nuestros productos, han contratado a un enólogo que tengo que decir que es un profesional como la copa de un pino y el resultado por el que hoy estamos hablando, en parte, se lo debo a él, a Alberto González.

Certamen Bachuss 2018

– Se presentaron un total de 1.500 participantes, donde han sido representados alrededor de 5.700 vinos procedentes de los cinco continentes. ¿Se esperaba dicho reconocimiento?

– Nunca esperas un premio de este tipo, lo que haces es participar. El Cabildo de El Hierro consideró que debíamos enviar este año unos vinos, solo por observar en que posición nos íbamos colocando a nivel regional, nacional…

Los enviamos, pero siempre pensando en ver el lugar en el que quedábamos, pero en ganar, no me lo llegué a imaginar. Y de repente, te llega la noticia que tanto el de Las Vetas, como el mío resultan ganadores. Es un orgullo, una gran satisfacción que dos vinos herreños queden en esta posición.

De hecho, el mío es el único tinto de Canarias que se coló y quedó premiado en el Bacchus 2018. No lo esperaba (emocionado).

– Un reconocimiento que se traduce en un gran aliciente para continuar y mejorar…

– Por supuesto. Es un reto diario y yo diría que ahora más exigente porque no puedes fallar, pero claro, siempre hay que pensar que las cosechas no son las mismas y la naturaleza tampoco. Sin embargo, trataremos de asumir ese desafío.

Para mí ya es un verdadero logro que un vino que lleva tan poco tiempo en el mercado haya tenido esta valoración y eso quiere decir que estamos haciendo bien las cosas.

Todo en la vida no son palos y pienso que las cosas pasan por algo. Quizás hubo un momento en el que yo estaba destinado para hacer vino (ríe). Nunca se sabe, hacía casas anteriormente y ahora caldos. Y creo que las casas tampoco las hacía mal, pero mira por donde, el vino ahí va, saliendo.

– ¿Cuáles son los secretos para obtener un buen vino?

– Lo primero de todo, es cuidar mucho la uva, porque de ahí parte todo. Está la uva centenaria y la nueva, a toda hay que darle un trato magnífico.

Y que todas las personas que te ayudan, por ejemplo, en el momento de cortar la uva, todo eso que se le quita, quede en el suelo. También es esencial el cariño que se le pone, así como la higiene en bodega.

Tenemos una excelente oportunidad que nos brinda la isla de El Hierro, la calidad de su suelo. Por eso me gustaría aprovechar para decirles a todos los viticultores de este lugar, que somos afortunados y que solo es necesario ponerle empeño y ganas. Y por supuesto, que te guste lo que hagas y te enteres de como funciona, porque si no, vas perdido (ríe).

– Por el momento ¿Qué planes tiene en mente para el futuro dentro de este amplio sector?

– Me gustaría algún día llevar a cabo un vino ecológico, ya que nuestra zona es realmente particular, con pocos tratamientos artificiales, por lo que yo considero que se podría producir un buen caldo, con las características que te hablo.

Hay que fomentar los productos ecológicos y entre más naturales, mucho mejor para todos.

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