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Veinte años para reducir a la mitad las emisiones contaminantes de Gran Canaria con un 70% de renovables

El catedrático de ingeniería mecánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Roque Calero, junto al presidente del Cabildo grancanario, Antonio Morales.

Macame Mesa

Las Palmas de Gran Canaria —

Gran Canaria podría reducir en veinte años sus 4,2 millones de toneladas anuales de emisiones de gases contaminantes en un 55% con un sistema energético eficiente que priorice las renovables, según se desprende del estudio para la optimización del sistema de generación de electricidad, producción de agua desalada y movilidad, presentado la mañana de este martes por el catedrático de ingeniería mecánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Roque Calero.

El Cabildo grancanario refuerza con este estudio la hoja de ruta marcada por el presidente insular, Antonio Morales, que según explicó, pretende avanzar en un modelo de desarrollo ecosocial que disminuya la alta dependencia exterior que tiene la isla de los combustibles fósiles, que son los que mantienen cubierta la demanda energética. Esta dependencia es la responsable de que los costes de generación que se terminan reflejando en la factura de la luz se hayan “incrementado espectacularmente en los últimos años”, indica el documento.

El texto descarta la introducción del gas ya que, según Calero, no supone ventajas, sino debilidades, tanto por su vulnerabilidad, como por su tardía amortización. “¿De qué nos están hablando, de volver a quitar las vitrocerámicas para volver al gas, si el 70% del consumo de las placas va a ser eólico?”, apostilló.

El catedrático aseveró que el estudio refleja un modelo “absolutamente realizable en términos técnicos y económicos” y que promueve la máxima penetración renovable, lo que deriva en el consiguiente ahorro en los costes de producción energética. Al respecto, Morales aseguró que “podemos convertirnos en una referencia mundial”.

Para conseguir que las emisiones bajen hasta las 1,9 millones de toneladas anuales, Gran Canaria debería pasar del 8,9% de la penetración renovable actual, al 68% en 2038. De hecho, el 98% del agua se desalaría con renovables, lo que generaría un ahorro de 6 millones de euros al año.

El estudio concluye que el sistema energético óptimo para la isla se compone de 37 grupos diesel de 20,51 MW cada uno – lo que descarta a las grandes centrales - con una potencia total instalada de 759 MW quemando fuel oil, tres plataformas energéticas eólicas de 885MW, instalaciones fotovoltaicas con una potencia total instalada de 120 MW y 200 MW de almacenamiento energético que sirva para una flota de 200.000 vehículos eléctricos.

Esto supondría una rebaja del consumo de combustible para uso interno, es decir, electricidad y automoción, del 55%, quedando en 549.000 toneladas equivalentes de petróleo (tep) anuales. Ambas cifras sólo serían posibles con la puesta en marcha de la Central Hidroeléctica Chira-Soria y la implantación de baterías eléctricas de ión-litio, que servirían para almacenar los excedentes renovables y permitirían ampliar el abanico de energías limpias. Un abanico que queda limitado por las centrales de ciclo combinado, que tienen un mínimo de producción asignado.

Morales afirma que la administración no podrá cerrar estas centrales hasta que exista una alternativa que nutra a la sociedad de electricidad de forma constante y no dependa de elementos externos, como el sol y el viento. Calero señala, sin embargo, que desde Unelco-Endesa ya se está apostando por otro tipo de fuentes de energía.

La alternativa sin Chira-Soria

De no haber comenzado a funcionar la central de Chira-Soria antes de 2038 y de continuar con un sistema eléctrico similar al actual, el estudio concluye que lo más óptimo a nivel económico sería contar con 635MW eólicos, 60MW fotovoltaicos y 758,87 MW térmicos, lo que supondría una penetración renovable del 52,94% y un ahora de combustible respecto a 2014 del 50%.

Sin los sistemas de almacenamiento, las energías limpias no podrían subir del 60% en la isla, debido a la necesidad de disponer de grupos térmicos de respaldo que garanticen la estabilidad del sistema en caso de que hubiera falta de sol o viento. Las emisiones de CO2 bajarían, en todo caso, un 48,21%.

El texto advierte de que los costes de generación se incrementarán un 12,41% durante los primeros años de puesta en funcionamiento de la central Chira-Soria, debido a la elevada inversión que se debe realizar, estimada en 321 millones de euros. Al Igual que ocurriría con los 800 millones que requeriría la implantación de baterías de ión-litio, lo que supondría un incremento del 9,75%.

Sin embargo, el Cabildo indica que además de la amortización de las inversiones, se ha tenido en cuenta una política de ahorro del 10%, lo que en sí mismo supondría evitar el gasto de 32 millones de euros al año. Además, puntualiza que de llevarse a efecto la optimización, se generarían 779 empleos directos e indirectos a largo plazo.

Aunque el estudio hace las veces de guía, Morales explicó que no es estático, ya que la tecnología avanza a ritmos acelerados y puede que en unos años admita otras fuentes de generación como, por ejemplo, el hidrógeno. El texto no ha contemplado opciones como la geotermia, ya en investigación por parte del Cabildo, o el autoconsumo. Tampoco otras centrales adicionales a la de Chira- Soria ya previstas en el Plan Insular de Ordenación (PIO).

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