De mayor quiero ser...

El desempleo juvenil es uno de los mayores traumas nacionales. Si las cifras a nivel nacional rondan el 44%, Canarias se sitúa a la cabeza con más de la mitad de los menores de 25 años sin trabajo. Según el último dato de la EPA, los 36.200 jóvenes de entre 20 y 24 años parados en las islas suponen el 11,01% del conjunto de desempleados. Si se les suman los 12.400 de entre 16 y 19 años el resultado es que tres de cada 20 desempleados tiene menos de 25 años. El dato se adereza con un índice de fracaso escolar del 26% y una tasa de abandono del 28%. Y ya está el pastel: una demanda creciente y poco cualificada.

Por esta razón la educación se convierte también en un ingrediente fundamental en la receta para salir del pozo. Becas aparte, para UPyD la clave es reducir la duración de la enseñanza obligatoria e instaurar itinerarios de Formación Profesional a partir de los 14 años y abrir la puerta a la empresa privada promoviendo la “corresponsabilidad” empresarial. El PP propone permitir el acceso a partir de los 15 años, “manteniendo el carácter obligatorio y gratuito de las enseñanzas hasta los 16” y renovar la oferta de títulos.

Los socialistas van más allá y prometen “un plan de choque dirigido a los jóvenes que se encuentran en desempleo y que abandonaron prematuramente el sistema educativo”. Las medidas pasan por facilitar una formación intensiva, crear un contrato a tiempo parcial “que permita compatibilizar formación y empleo en empresas de sectores en crecimiento” o convocar 500.000 plazas para el reconocimiento de competencias profesionales.

El programa de Equo recoge la creación de un itinerario “para descolgados” y los nacionalistas se ponen metas: fijar el abandono escolar en un 10% y conseguir que un 40% de la generación más joven tenga estudios superiores completos.

El enganche, después, pasa por incentivar el autoempleo con las ayudas a jóvenes emprendedores o las bonificaciones a la cotización de trabajadores recién incorporados al mercado laboral.

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