El Papa asegura que la evasión fiscal es pecado

El Papa Francisco asegura que la evasión fiscal es pecado y que el cristianismo “condena con la misma fuerza” tanto al comunismo como al capitalismo salvaje, según se desprende del libro 'Sobre el cielo y la Tierra' (Debate), diálogo entre Jorge Mario Bergoglio y el Rabino Abraham Skorka.

“Existe una propiedad privada pero con la obligación de socializarla con parámetros justos. Un ejemplo claro de lo que sucede es lo que pasa con el dinero que fuga al exterior. El dinero también tiene patria y aquel que explota una industria en el país y se lleva el dinero para guardarlo afuera está pecando”, afirma Francisco en su conversación con el Rabino.

Por otra parte, en el libro 'El Papa Francisco. Conversaciones con Jorge Mario Bergoglio' (Ediciones B), de Sergio Rubín y Francisca Ambrogetti, el Papa Francisco se refiere al tema del aborto que sitúa en “la batalla a favor de la vida desde la concepción” lo que, a su juicio, incluye el cuidado de la madre durante el embarazo, la existencia de leyes que protejan a la mujer en el post parto, brindar una atención sanitaria a lo largo de la vida, hasta llegar a la vejez, etapa en la que apuesta por “cuidar a los abuelos y no recurrir a la eutanasia”.

“La mujer embarazada no lleva en el vientre un cepillo de dientes, tampoco un tumor --señala--. La ciencia enseña que, desde el momento de la concepción, el nuevo ser tiene todo el código genético. Es impresionante. No es entonces una cuestión religiosa sino claramente moral, con base científica”.

En este sentido, el periodista argentino y autor del libro 'Papa Francisco. Cómo piensa el nuevo Pontífice' (LibrosLibres), Armando Puente, que trabaja en AICA, la agencia argentina de la Conferencia Episcopal del país, de la que Bergoglio ha sido presidente, ha explicado a Europa Press que el Papa Francisco es “absolutamente ortodoxo” en la doctrina de la iglesia en materia de aborto y eutanasia, pero que al mismo tiempo, invita a acoger con ternura a una mujer que ha abortado.

Concretamente, en el libro de Rubin y Ambrogetti, Bergoglio cuenta que a comienzos de los años 90, siendo vicario de Flores, se enteró de que una chica porteña de unos 14 años se había quedado embarazada y en la escuela se estaban planteando la expulsión. Entonces, un preceptor joven casado y con hijos se ofreció para hablar con ella, le dio un beso, la cogió de la mano y le preguntó con cariño: ¿Así que vas a ser mamá? Y la chica empezó a llorar sin parar. Ese cariño, según explica el Papa Francisco, le permitió llegar a una respuesta madura.

En este sentido, en el libro indica que la Iglesia “no se opone” a la educación sexual y él mismo considera que “debe haberla” adaptada a cada etapa, eso sí, con una única objeción, que en lugar de caer en “una ley para la genitalidad” se cuente con una ley de educación sexual para la plenitud de la persona, para el amor“.

Matrimonio homosexual

Pero su ortodoxia también se muestra en su crítica al poder político en el tema del matrimonio homosexual, ya que, según cuenta Puente en el libro 'Papa Francisco. Cómo piensa el nuevo Pontífice', cuando Nestor Kirchner decretó el 'matrimonio igualitario', el entonces cardenal Bergoglio denunció las medidas del gobierno.

En una carta al doctor Justo Carbajales del mismo año, explicaba que “el matrimonio precede al Estado” que es “anterior a toda legislación y a la misma Iglesia” y, por ello, señalaba que el proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo supondría “un real y grave retroceso antropológico”. “No es lo mismo el matrimonio (conformado por varón y mujer) que la unión de dos personas del mismo sexo. Distinguir no es discriminar sino respetar”, aclaraba.

Así, según ha relatado Armando Puente, una vez un sacerdote de Buenos Aires se dirigió a Bergoglio para comentarle el caso de dos catequistas de su parroquia que eran homosexuales. Bergoglio, entonces, según cuenta Puente, les llamó, comió con ellos, les escuchó y después llamó al cura para decirle que esas dos personas tenían una idea muy clara de lo que es la fe y que por tanto podían ser catequistas.

En cualquier caso, tal y como señaló Bergoglio en la Homilía de la Misa de Apertura de la 94 Asamblea Plenaria el 5 de noviembre de 2007, no se debe olvidar la importancia que tienen para la sociedad los roles básicos de “paternidad, maternidad, filiación y hermandad” que “sólo” se dan “en la familia fundada en el matrimonio”.

Abusos sexuales

Otra clave de su pensamiento se revela en el libro de Rubín y Ambrogetti cuando le preguntan si la supresión del celibato podría prevenir los abusos sexuales dentro del Clero. Bergoglio responde que el 70% de los casos de pedofilia se producen en el entorno familiar o vecinal, que son perversiones “de tipo psicológico” y son “previas a una opción celibataria”.

“Si hay un cura pedófilo es porque lleva la perversión desde antes de ordenarse. Y tampoco el celibato cura esa perversión. Por eso hay que tener mucho cuidado en la selección de los candidatos al sacerdocio”, remarca, al tiempo que señala que en el seminario metropolitano de Buenos Aires admitían aproximadamente al 40% de los que se presentaban.

Sacó a un joven del país durante la dictadura

En este mismo libro, Bergoglio aborda el tema de la dictadura en Argentina y, en primer lugar, invita a ponerse en el lugar de las madres --como las Madres de Plaza de Mayo-- a las que les secuestraron a sus hijos y que jamás supieron de ellos. “Me imagino a esas mujeres que buscaban desesperadamente a sus hijos y se topaban con el cinismo de autoridades que las basureaban”, apunta.

Además, explica que en la Iglesia se fue conociendo “de a poco” todo lo que estaba pasando y asegura que con sus por entonces pocos contactos hizo lo posible por ayudar a perseguidos y secuestrados. Concretamente, cuenta cómo escondió en el colegio Máximo de la Compañía de Jesús en San Miguel a unos cuantos y cómo sacó del país por Foz de Iguazú a un joven que era bastante parecido a él con su cédula de identidad, vestido de sacerdote y con el clergiman.

Asimismo, afirma que llegó a ver dos veces al general Jorge Videla y que en uno de sus intentos se las arregló para averiguar qué capellán militar le oficiaba la misa y convenció a este para que dijera que se había enfermado y le enviara a él en su reemplazo. “Oficié en la residencia del comandante en jefe del Ejército ante toda la familia de Videla un sábado por la tarde. Después le pedí a Videla hablar, siempre en plan de averiguar el paradero de los curas detenidos”, recuerda.

Precisamente, apunta que fue para investigar sobre el secuestro de los sacerdotes Yorio y Jalics, caso sobre el que el Vaticano emitió un comunicado para negar que Bergoglio no hiciera lo suficiente por protegerles. De hecho, el ahora Papa cuenta en el libro que, ante los rumores de la inminencia de un golpe en marzo de 1976, les ofreció trasladarse a vivir a la casa provincial de la Compañía pero ellos se quedaron en el barrio Rivadavia del Bajo Flores donde fueron secuestrados.

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