Como escribió Aristófanes y traducido grosso modo: “La juventud pasa, la inmadurez se supera, la ignorancia se cura con la educación y la embriaguez con sobriedad, pero la estupidez dura para siempre”. Mesías, te pido perdón. Perdón por no publicar artículos demagógicos tras recibir descalificaciones personales; perdón por manipular titulares aunque casi todos los medios tengamos el mismo; perdón simplemente por no pensar igual. Me siento sucio, obsceno casi. ¿Cómo no apoyar el pensamiento único? ¿Cómo no habré advertido tu llegada previa a la Isla a pesar de que estabas predestinado a ello en las escrituras? Perdona también por callar cuando recibo palos por decir lo que pienso. A mí tampoco me gustan los modos actuales y soy un siervo feudal. Pido también perdón por ello. Ten piedad. No soy merecedor de tanto castigo. Ahora en serio: las obsesiones no son buenas consejeras. Esperamos propuestas, no críticas vacías.