Hasta hace unos meses, cuando la problemática europea sobre si podíamos o no llamar miel de palma a nuestro producto estaba en su punto álgido, hablamos hasta la saciedad del asunto. Pasa el tiempo y la campaña sigue. Veo en internet que hasta Féloche se puso el bocadillo del grupo que está en Facebook con ese asunto y por otro lado veo que el Cabildo sigue recogiendo firmas para mostrar su apoyo al mantenimiento del nombre. Y todo eso me parece muy bien pero, ¿se sabe algo? ¿Qué ha pasado? ¿Se ha mandado un nuevo informe a Europa? ¿Han respondido? ¿Hay nuevos movimientos? ¿Ya no somos #mieldepalma? Créanme que desconozco en qué punto nos encontramos y si se ha avanzando o no. Somos como los peces, que tenemos memoria a corto plazo. Al menos a mí me sigue preocupando este tema porque jugar con un símbolo de nuestra cultura es jugar con nuestra propia historia. A ver si cala el mensaje y tenemos novedades, ¿no les parece?