Larry Dvoskin: un nominado a los premios Grammy que se enamoró de Valle Gran Rey

Larry Dvoskin (i) junto a Paul McCartney / Wikimedia Commons

Pablo Jerez Sabater

San Sebastián de La Gomera —

“El pueblo entero parece reunirse al atardecer de cada día en la plaza del pueblo junto a un círculo de tambores para beber y ver el cielo que cambia de azul a ámbar, luego rojo y luego púrpura, y luego un cálido carbón oscuro”. De esta manera resume el productor y compositor norteamericano Larry Dvoskin un día cualquiera en Valle Gran Rey. Nominado a los Grammy, el músico viajó desde la gélida Nueva York al soleado invierno gomero buscando vivir una nueva experiencia. Como contrapartida, compuso frente al litoral tres canciones junto a su acompañante: “The Ghost of Rock and Roll”, “Blanket of Blues,” y “Rush of Life,”. Su periplo en la Isla de los tesoros lo ha dejado por escrito en su blog en la edición americana de The Huffington Post

El viaje fue sorprendente y revelador. “¿Con qué frecuencia la fantasía no coincide con la realidad?”, se pregunta Dvoskin. La isla la compara con un barco pirata: “Me imaginé un pirata del tipo Piratas en el Caribe: navegando isla en isla, el viento en mi pelo, cálido sol en mi cara, la formación de espuma aguas oceánicas de despedida por debajo del arco”, apunta. Compartió piso y se hospedó en Casa María, un popular alojamiento situado junto a la Playa.

El productor musical de, por ejemplo, The Muppets o los Beach Boys, señaló la importancia de salir de caminata por la isla y la belleza que encierra la misma así como “alejarse de la playa principal, donde podíamos dejar nuestros problemas y trajes de baño y nadar desnudos en un bautismo de curación de cristalinas aguas azules y verdes”, en clara referencia a la playa del Inglés.

Junto a ello, Dvoskin no escatimó en comparar las tardes en Valle Gran Rey con los festivales de Woodstock o Key West, meca del movimiento hippie, alegando que en este pueblo, las tardes caen a ritmo del tambor y que desde los años 60, este pueblo ha visto crecer un movimiento de libertad que sigue vivo en pleno siglo XXI. “Descubrimos las costumbres locales, como extraños en una tierra extraña, pero aprendiendo mucho acerca del rico tapiz de la vida”, asegura. Sin duda, un importante argumento para invitar a los estadounidenses a descubrir la Isla.

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