Los paleontólogos descartan que sean de avestruz los huevos fosilizados localizados en Lanzarote

Varios paleontólogos excavan uno de los yacimientos del norte de Lanzarote. Foto cedida por el Instituto Catalán de Palentología.

Luis Socorro

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Las últimas investigaciones de los científicos del Instituto Catalán de Paleontología y de otras instituciones descartan que los huevos fosilizados encontrados en el norte de Lanzarote, en el siglo pasado, sean de un descendiente del avestruz, como se creía hasta ahora. Así lo ha confirmado a este periódico el paleontólogo Antonio Sánchez Marco. Sánchez y su equipo acaban de publicar un artículo, con esta y otras conclusiones, en Fossil Studies, la revista de referencia internacional en esta disciplina de la ciencia. Los científicos lamentan la ausencia de protección de los tres yacimientos existentes en la isla canaria, en los que se han descubierto estos huevos de la primera fauna terrestre de Canarias.

¿Si no son de avestruz, a qué ave pertenecen estos huevos? De lo que no hay duda es que los ocho huevos y medio localizados en tres yacimientos del norte de la Isla, además de decenas de fragmentos de cáscaras, son de ratites, “un grupo de aves de gran tamaño”, explica el doctor Sánchez. En la actualidad, existen ratites vivas, como avestruces en África, casuarios y emúes en Australia y Nueva Guinea, respectivamente, y ñandúes en Sudamérica, mientras que las especies extinguidas son las moas australianas, un tipo de avestruz que habitaba en zonas de África, Europa y Asia y las aves elefante, como los restos fósiles localizados en Lanzarote.

Los huevos de Lanzarote, y esta es la gran novedad del artículo publicado hace tan solo unas semanas, “son de aves elefante”, un grupo de ratites extinguido. “Las aves elefante y los avestruces son dos estirpes distintas de ratites. Se han realizado varios estudios filogenéticos que apuntan hacia parentescos diversos. Las ratites son un grupo muy antiguo de aves, que adquieren esta constitución ya en el Paleoceno”.

Si los investigadores no tienen ninguna duda sobre el origen de los huevos, esta conclusión cuestiona que las aves elefante fueran una especie exclusiva de Madagascar, como se creía hasta ahora. En este sentido, Antonio Sánchez es categórico: “Lo más importante es que los huevos no son de avestruces y que en algunos otros yacimientos del mundo, donde también se habían creído hallar, tampoco. Por esta razón, se abre la posibilidad de que haya que reconsiderar si las aves elefante no fueran un endemismo malgache”.

El paleontólogo Antonio Sánchez Marco, en una de las campañas realizadas en Lanzarote. Foto cedida por el Instituto Catalán de Paleontología.

¿Cómo llegaron si no volaban?

Una característica común a todas las ratites es que estas aves no son voladoras. En consecuencia, ¿cómo llegaron a una isla si no sabían volar? Este interrogante se lo han planteado los investigadores desde hace décadas. Algunas hipótesis se han descartado, como que Lanzarote al principio de su génesis formara parte del continente africano. Los geólogos y vulcanólogos tienen claro que todas las islas de Canarias emergieron desde el fondo de Atlántico debido a complejos procesos eruptivos. De hecho, Famara, en el norte de Lanzarote donde están los tres yacimientos paleontológicos investigados, originalmente fue una isla separada del resto.

Sánchez tiene claro que “tuvieron que llegar atravesando el mar”, pero para superar una distancia superior a cien kilómetros tuvieron que concurrir algunas circunstancias que facilitaran un viaje tan complicado. Los expertos consideran que “los animales que llegaron a Famara fueron arrastrados por la corriente de las Islas Canarias”, favorecidos –es una hipótesis-, “por ejemplo, por las grandes crecidas fluviales causadas por las fuertes lluvias en el Atlas, que podrían arrastrar animales de los valles del Sus y del Draa que vierten sus aguas frente a las Islas Canarias orientales. Con la velocidad actual de la corriente canaria, los animales podrían llegar en cuatro días”. Hay que recordar, como señalan los científicos en el artículo publicado en Fossil Studies, que “el avestruz, el emú y el ñandú actuales son buenos nadadores”.

El viaje no lo hicieron solo las aves elefante. También tuvieron que llegar otros animales, probablemente reptiles depredadores que se alimentaban, entre otros nutrientes, de los huevos de aquellas aves nadadoras que colonizaron Lanzarote. Así lo explica Sánchez: “Sabemos que había un depredador de los huevos de las ratites porque se han hallado unas pequeñas esquirlas de menos de un centímetro de diámetro que se producen cuando los dientes presionan los huevos. Un animal terrestre con unas fauces capaces de morder y fragmentar huevos tan grandes debió de ser un cocodrilo u otro reptil de tamaño enorme”. ¿La presencia de estos animales pudieron facilitar la extinción de las aves elefante de Lanzarote? “No sabemos por qué desaparecieron”, responde el paleontólogo consultado por este diario.

Huevo número 5, excavado en el yacimiento Valle Grande 1. Foto cedida por el Instituto Catalán de Paleontología

¿Cuándo colonizaron Lanzarote?

Las dataciones más fiables apuntan que la antigüedad de los huevos es de cuatro millones de años. Inicialmente, se estimó en unos seis millones de años. El último estudio sobre la datación de los huevos y la estratigrafía de los yacimientos se publicó en 2016, en Journal of African Earth Sciences.

¿Cuánto tiempo habitaron estas aves en Lanzarote?, le preguntamos al investigador. “Es difícil hacer una estimación del tiempo que esta fauna pudo vivir en lo que entonces era una isla de la mitad del tamaño de la actual Lanzarote, porque los tres yacimientos principales, más otros afloramientos, sólo abarcan un sector pequeño de la isla. Pero entre la datación de los basaltos inferiores y la de los basaltos superiores hay unos 400.000 años. Hay fósiles pegados a ambas coladas de lava, pero no hay continuidad cronológica entre las calcarenitas que contienen los fósiles y los basaltos. O sea, 400 mil años sería el lapso máximo en ese sector de la isla.

En esta imagen se aprecia la estratigrafía de uno de los yacimientos, que permite indagar en la evolución del hábitat de las aves. Foto cedida por el Instituto Catalán de Paleontología

Estos yacimientos paleontológicos son únicos en Canarias, nos cuenta el doctor Sánchez: “No se conocen casos de aves como las de Lanzarote en otras islas. Es un fenómeno singular. Tampoco han cruzado avestruces posteriormente”. El paleontólogo añade que “también es importante señalar que las Canarias no han sido colonizadas por otras ratites, como los avestruces, que son buenos nadadores. Algo inusual sucedió hace unos 4 millones de años en esa región”. En España hay otros dos yacimientos con cáscaras de huevo de ratites, en las provincias de Soria y Alicante.

El descubrimiento para la ciencia de cáscaras de huevos de gran tamaño “lo realiza Peter Rothe, geólogo alemán, quien las pone a disposición de Franz Sauer, que entonces era el principal especialista en cáscaras de huevo de ratites”. Probablemente, continúa Sánchez, “Rothe no descubrió las cáscaras de huevo, sino que supo de ellas porque era de conocimiento popular en la zona de Haría [norte de Lanzarote] que en Valle Grande y en Valle Chico se encontraban huevos grandes. En estos sitios, desde antiguo, hubo extracción de calcarenita para obtener cal. De vez en cuando, aparecía algún huevo que la gente se quedaba para sí”.

Los yacimientos principales son Valle Grande 1, Valle Chico y Fuente de Gusa. Los dos primeros están en la cara este del macizo de Famara; Fuente de Gusa está enfrente de La Graciosa. Los paleontólogos de la UAB empezaron a investigarlos en 2010. El equipo de Sánchez ha realizado ocho campañas, la última en 2019; las conclusiones finales hasta hora son las que resumimos en este reportaje y difundidas a nivel científico en el mes de agosto en el artículo Un raveling of the strange case of the first Canarian land fauna [Desentrañando el extraño caso de la primera fauna terrestre canaria].

Protección, la asignatura pendiente

La primera intervención en Valle Grande y en Valle Chico la realizó Rothe. También hubo otra campaña, a principios de los años 80 del siglo XX, en esos enclaves por parte de científicos del Museo de Naturaleza y Arqueología (MUNA) de Tenerife. De hecho, nos confirma Sánchez, en el MUNA “hay fósiles de estos yacimientos, incluso unos interesantes huevos de ratite completos”. Los huevos y miles de fragmentos excavados por los peleontólogos del Instituto Catalán de Palentología, tanto de aves elefante como de tortugas y caracoles, están custodiados por el Cabildo de Lanzarote.

La protección de estos singulares enclaves literalmente no existe. “Estos yacimientos no tienen ninguna protección”, sentencia Antonio Sánchez. Ni siquiera están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC). Cualquier persona podría acceder a los yacimientos y expoliarlos.

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