“La décima en La Palma goza de vitalidad y se ha rejuvenecido”
Heredó de su padre el arte de improvisar, pero “de forma genética, no como modelo”. Yapci Bienes, de 33 años, graduado en Educación Social, está llevando a cabo una encomiable labor a favor de la décima. Lleva varios años diseñando estrategias didácticas encaminadas a revitalizar el arte de los versadores. “Hace años, detecté que las vías tradicionales de transmisión del rito habían desaparecido o resultaban ineficaces o insuficientes en un nuevo marco social, por lo que entendí que era vital para evitar su desaparición, consolidar nuevas vías de difusión”, ha asegurado en una entrevista con LA PALMA AHORA. En la actualidad, dirige el Aula de Poesía de Tijarafe, ‘La Cuna de los Versadores’.
-¿Cómo se dice: ‘versador’ o ‘verseador’?
-Ambas definiciones son válidas, dado que estamos ante un canarismo que se refiere, en los dos casos, a la persona con capacidad para improvisar y cantar décimas espinelas, ayudado de acompañamiento musical, acto denominado ‘versar’ en Canarias. Por tanto, al tratarse de una voz popular, la elección del término ‘versador’ o ‘verseador’ se deja a gusto de quien lo emplee. Yo, concretamente, suelo usar ‘versador’ ya que es el más frecuente en el contexto en que he crecido.
-¿Se dedica profesionalmente a este arte?
-Ojalá pudiera, pero no es viable. Soy graduado en Educación Social y trabajo, desde mi propia empresa, en la creación y desarrollo de proyectos socioeducativos para asociaciones e instituciones públicas. En cambio, apoyado en mi perfil técnico, llevo varios años diseñando estrategias didácticas encausadas a la revitalización del arte de los versadores. Varias de mis propuestas en este campo han conseguido respaldo institucional y me han dado una oportunidad preciosa, la de canalizar mi dedicación profesional en el arte que amo. Así he descubierto la potencialidad educativa del género: se presta a educar en valores, a la animación sociocultural, a la potenciación de la creatividad, a la mejora de las relaciones sociales o a la democratización cultural, entre otras tantas posibilidades.
-Heredó de su padre el arte de improvisar.
-Sí, aunque de forma genética, no como modelo. Mi padre abandonó muy joven la improvisación y, cuando me inicié, no lo había visto en acción. Sin embargo, él tenía en casa diversas grabaciones de este género, a las que accedí tempranamente y cuya audición fue fundamental para que se produjera mi incursión en este arte. Recuerdo que las entonaciones oídas en tales grabaciones, despertaban en mí una emoción desconocida, una sacudida íntima que me invitaba a cantar, a participar en el rito. En torno a los doce años, me empecé a atrever a parar estas grabaciones y, suplantando al versador al que le tocaba el turno, comencé a componer mis primeros versos de respuesta que, con la práctica y por imitación estrófica, me fueron conduciendo al logro de mis primeras décimas improvisadas, con unos trece años. Desde entonces, se mantienen mi aprendizaje y mi asombro ante un acto del que nacen poemas que no existían.
¿Se puede decir que usted es el representante palmero de la nueva generación de versadores?
-No, esa denominación no debe otorgarse individualmente. Yo soy uno de los integrantes de una nueva generación que quiere y practica este arte, parte de un grupo humano que, afortunadamente, ha hecho aparición y crece, para alentar una tradición que, hace apenas una década, estaba abocada a la desaparición en La Palma. En relación a lo tratado, precisamente este verano hemos presentado el Grupo de Versadores Punto Seguido, en el que cantamos cuatro versadores, de los que yo, con mi edad, soy el mayor; un grupo en el cual, el acompañamiento instrumental corre también a cargo de jóvenes.
-¿En qué estado se encuentra la décima La Palma?
-Numerosos indicadores me conducen al optimismo ante esa pregunta. Si bien, como explicaba anteriormente, el arte de los versadores se encontraba hace una década en un peligroso estado de conservación, una serie de elementos han contribuido positivamente a subvertir la situación. Hace años, detecté que las vías tradicionales de transmisión del rito habían desaparecido o resultaban ineficaces o insuficientes en un nuevo marco social, por lo que entendí que era vital para evitar su desaparición, consolidar nuevas vías de difusión. Así pues, allá por el año 2005, surgió, promovido por el Cabildo de La Palma, el Taller Insular de Versadores de La Palma que, con clases en centros culturales y colegios, fue esparciendo la simiente de la preservación. Desde entonces, ha proseguido ininterrumpido y en la actualidad cuenta con un total de cinco sedes repartidas por la Isla, cuatro de las cuales acogen su labor didáctica en centros de primaria y secundaria, en horario lectivo, gracias a adaptaciones metodológicas que permiten su implantación en las áreas de lengua y literatura y en la de música. Con posteridad, al Taller Insular de Versadores se sumó el Proyecto de Recuperación y Difusión de la Décima Popular en Canarias, acción que, con el apoyo de Canarias Cultura en Red, arrancó en 2009 y que, mediante charlas demostrativas, fomentó el gusto por el punto y los conocimientos de sus aspectos básicos en más de 3.000 destinatarios, repartidos por 60 puntos escolares y culturales de las islas. Hablo en pasado, porque a esta iniciativa se le ha retirado el apoyo institucional este año y aunque continúe desarrollándose a nivel local, como acción de voluntariado, su impacto no puede ser el mismo. Además de las acciones anteriores, el año pasado se implantó el Proyecto de Activación y Afianzamiento del Arte de los Versadores en Tijarafe, una acción de animación sociocultural, promovida por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Tijarafe, que cuenta con un Aula de Poesía a la que asisten, entre regulares y discontinuos, más de veinte usuarios. A través de estas acciones complementarias, se ha logrado dar una respuesta global a la conservación de este patrimonio etnográfico: han surgido nuevos cultivadores tanto para el acompañamiento musical como para la improvisación, la escritura o el uso de décimas; se ha difundido el género; se han potenciado las sinergias sociales necesarias para su revitalización y se ha generado nuevo público. Así que, apoyándonos en lo descrito, la décima en La Palma goza de vitalidad y se encuentra en un estado de creciente rejuvenecimiento.
-No corre peligro de desaparición.
-Ahora mismo no. Basta con fijarse en la aparición de sinergias sociales y digitales en torno a la décima, como son la práctica activa, los grupos de ensayo, los talleres, los grupos de amigos de la temática en redes sociales, la recuperación de rutas en las que se versa o las aplicaciones de envío de datos, en las que se comunican a través de la estrofa.
-¿Tijarafe es la cuna del repentismo?
-El término ‘repentismo’ es una voz cubana empleada para referirse a la improvisación en décimas cantadas, por tanto, creo más pertinente el término ‘versadores’ en relación al territorio tratado. Hemos de tener en cuenta que en Cuba, los repentistas son profesionales y que la décima es la estrofa nacional, así como son otras las especificidades de concentración poblacional. Por ende, si abordáramos la respuesta desde tal enfoque, deberíamos decir que no, que ciertos espacios de la isla caribeña son cuna del repentismo. Por el contrario, ajustándonos al campo de los versadores de Canarias, demarcación que le corresponde, encontramos que a Tijarafe se le conoce históricamente como ‘La Cuna de los Versadores’, al contar con un número significativamente elevado de ellos en comparación con otros municipios; versadores entre los cuales muchos destacan por su calidad compositiva y su tonada. Ante lo descrito, aunque en la actualidad cuente con un número de representantes similar al de otros municipios de La Palma, es, efectivamente, ‘La Cuna’. Aprovecho esta entrevista para invitar a los lectores a que visualicen el cortometraje ‘La galaxia interior’, obra de mi autoría disponible en Youtube y rodada recientemente en Tijarafe.