Un estudio revela que el consumo de agua del cultivo del aguacate es casi seis veces mayor que el del plátano
Un estudio de la Universidad de La Laguna (ULL) revela que la huella hídrica del aguacate “es casi seis veces mayor que la del plátano”, informa la ULL en un comunicado.
La revista Renewable Agriculture and Food Systems de la Universidad de Cambridge, señala, ha publicado recientemente un artículo cuya autora principal es la investigadora Noelia Cruz Pérez, del Departamento de Ingeniería Agraria y del Medio Natural, en el cual se analizan los principales cultivos de Canarias atendiendo a su huella hídrica (HH), un parámetro que sirve para cuantificar cuánta agua es necesaria para la producción de alimentos, informa la Universidad de La Laguna (ULL) en una nota de prensa. Así, señala, según este estudio, el cultivo de plátano consume unos 340 metros cúbicos de agua por tonelada, mientras que el del aguacate es de 1.741.
La investigadora explica que “es vital” realizar estudios sobre la huella hídrica de los principales cultivos, con el fin de identificar las prácticas de riego de la agricultura local y poder establecer recomendaciones para el ahorro de agua mediante la mejora de estas prácticas. Hay que considerar, se apunta en la nota, que quienes se dedican al sector agrícola se enfrentarán a un cambio en la temperatura y a una variación en la disponibilidad de agua debido al cambio climático. Ahora, añade, se pueden elaborar estrategias de ahorro de agua útiles para el sector basadas en la estimación de la HH con datos de rendimiento y necesidades netas hídricas de los cultivos.
Cruz Pérez advierte de que las HH no deben utilizarse como herramienta para comparar diferentes regiones, ya que la evapotranspiración y las precipitaciones en las distintas zonas cambian drásticamente. Puede utilizarse para mejorar el uso del agua y reducir el uso del agua en zonas específicas donde se ha calculado. Estos valores pueden servir como herramienta para reducir el uso del agua en el futuro mediante la mejora de los sistemas de riego y el uso de tecnologías que permitan un uso más eficiente del agua. Finalmente, se necesitan más estudios para mejorar las predicciones del modelo, con más datos de diferentes años y más parcelas, especialmente en cultivos de aguacate.
Investigación sobre la HH
El artículo, que también está firmado por el profesor Juan Carlos Santamarta, de la Universidad de La Laguna, y Carlos Álvarez Acosta, del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias, explica la ULL, forma parte de un proyecto de investigación más amplio denominado Investigación sobre la Huella Ecológica en Canarias (IHEC), dentro del cual también ha sido publicado un volumen específico sobre esta materia, titulado ‘La huella hídrica y la huella de carbono de la actividad agraria en las Islas Canarias.
La HH, se indica, en la nota, es “uno de los indicadores medioambientales que permiten conocer la dimensión ecológica de un producto o proceso, y tomar medidas al respecto para poder hacer frente al cambio climático y desarrollar estrategias de mitigación”. El concepto de Huella Hídrica viene “a perfeccionar otro previo de Agua Virtual, acuñado en 1993. El agua virtual trataba de poner en valor la cantidad de agua potable contenida en un producto o en un proceso, sobre todo en aquellos productos de exportación. Es decir, el agua incluida en un producto de exportación es agua que se exporta de un país a otro. En este complejo comercio virtual de agua participan, sobre todo, los productos agrícolas”.
En cambio, “la HH se define como la cantidad de agua necesaria para la producción de alimentos y la elaboración de los productos o servicios que requieren de un proceso industrial. Para abordar su cálculo, se ha dividido el concepto en tres dimensiones: huella hídrica azul, huella hídrica verde y huella hídrica gris”.
La azul contabiliza “el consumo de agua potable que es necesario incorporar a lo largo de la cadena de suministro del producto. Es decir, es la cantidad de agua necesaria para la elaboración de un producto”. Por su parte, “la verde contempla la cantidad de agua de lluvia incorporada a un producto final, y es una dimensión de la HH que tiene cabida principalmente en el ámbito agrícola, ya que es prácticamente el único sector donde el agua de lluvia pasa a formar parte de los vegetales que después consumen las personas”. Con respecto a la huella hídrica gris, “tiene en cuenta el volumen de agua potable necesario para asimilar la carga de contaminantes, más allá de la concentración natural que habría de ese contaminante de no haber intervención antropogénica”.
En el caso de la agricultura, “la huella hídrica facilita conocer cómo se está regando en una parcela determinada y cómo se podrían tomar medidas de ahorro hídrico, tras estudiar las necesidades de agua del cultivo y la forma de riego empleada. Esto es especialmente importante en una región como las Islas Canarias, donde aproximadamente el 80% de la demanda hídrica del Archipiélago es del sector agrícola”.
Por lo tanto, concluye, “un conocimiento pormenorizado de las necesidades hídricas de los cultivos y de las técnicas de riego empleadas a través de la huella hídrica, permiten optimizar los recursos hídricos destinados a la agricultura y, por lo tanto, tomar medidas de ahorro de agua en este sector”.
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