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Enterrado en los ojos que un día besó (13)

Miguel Jiménez Amaro

Carmencita estaba al pie de la mesa con la libreta y el bolígrafo en la mano, esperando tomar la comanda, cuando El Chivato Tántrico recitó la célebre oración de Reinhold Niebuhr. Carmencita dijo “amén” con los demás y rompió a llorar. Ninnette le dio una copa de absenta. Después de bebérsela de un trago le dijo que le sirviese dos más, que eso que tenía se le pasaba así, con tres bambarriasos seguidos. La mesa entera se sintió sostenible con Carmencita, se tomaron, solidarizándose con  ella, tres copas de un trago cada una. Cuando Carmencita se tomó la tercera absenta sus lágrimas ya estaban secas sobre sus ojos y cara. Se volvió a escuchar la voz de Hiperión: “¡Que bonito!¿No teníais otra botella de absenta de donde serviros, sino de la de un muerto? ¡Y cómo me secaba las lagrimas yo! ¿Creéis que yo no lloro, que los muertos no lloramos?” Y se volvió a echar a reír.

Le volvieron a poner a Hiperión una botella de absenta abierta delante de la mesa, porque ponérsela cerrada es una falta de respeto a un muerto, e Hiperión suspiró su mantra:“¡Ay, tanto daño me hagas, ay, como tanto miedo te tenga!”. A los comensales del resto de las mesas hubo que ponerles una botella en cada una de ellas, pues pavoridos dudaban  entre levantarse e irse, o, tomarse aquello como un espectáculo y esperar a ver como terminaba.

Nadie se marchó. Ninnette y Lissette se cuidaron de servirles por las mesas la botella de absenta en las copas, y los comensales se empezaron a sentir como compañeros de rodaje. Se soltaron, y empezaron a preguntar si se estaba ensayando alguna película. Ninnette y Lissette les respondían que se quedasen hasta el final, y que ya verían.

Carmencita les preguntó a los cofrades del porro de hierba si no le podían dar un canuto para fumárselo en la cocina, porque para ella lo que estaba ocurriendo era un poco fuerte, y que a los fogones no les venía mal el olor de la marihuana. Le dieron dos, no uno. Carmencita los guardó en el bolsillo del delantal, volvió a tomar el bolígrafo y la libreta. El Chivato Tántrico se convirtió en verbo del sentir de la mesa. Le dijo a Carmencita que todos ellos, en lo que respecta a la comida, se ponían enteramente en sus manos, y que no había ningún problema porque todos  eran personas de muy buena boca, llegando incluso, a veces, a ser algo tragaldabas. Carmencita se sonrió, y le respondió que entendía, que  eran de platos colmos, para lo que no había problema ese día porque las lonjas estaban abastecidas de viandas. Lo único que les pidió Carmencita fue que tuvieran paciencia. Ninnette y Lissette le dijeron que la de una cabra, como ellos tres habían sido en Ruanda, y que le querían hacer un inciso, que a ellas les trajesen Cava Integral de Llopart  Brut Nature, en vez de Mibal Roble. La directora del instituto se apuntó también al Llopart.

El Chivato Tántrico le comentó a la directora del instituto si no sería mejor invertir el orden de la conversación que tenían prevista, si no era preferible que ellos tres hablasen de lo que es el Tantra, Tantra Blanco y Tantra Negro, y las secuelas de este último, como está ocurriendo en su instituto, y que luego, de regreso, caminando a la casa de los padres de Hiperión, que la directora del instituto fuese hablando con Mónica de lo ocurrido en las aulas con Sor Ácrata. Se miraron todos en la mesa con alegría y dijeron sonriendo:“¡Que grande eres Chivato Tántrico! ¡Loado seas!”

Estas que siguen fueron algunas de las palabras de El Chivato Tántrico sobre el Tantra: “Hoy no es el sitio ni el momento adecuado para hablar en profundidad de esta ciencia milenaria llamada Tantra, pero el que no lo sea, no nos impide el dar algunas pinceladas al viento. El sitio adecuado para hablar de todo lo relacionado con el Tantra está en la Isla de La Palma, en un pago muy pequeño, El Mudo, de un pueblo que durante mucho tiempo estuvo muy alejado, al norte,  llamado Garafía. Allí, Ninnette, Lissette y yo, creamos la Universidad Sexual de Estudios Tántricos. Nuestra vida, hasta llegar a La Palma, fue muy dura. Nosotros tres venimos de una raza muy especial de cabras sagradas, un linaje muy antiguo, que justo a los treinta y tres años muta a humano, y luego nos convertimos en Sacerdotes Tántricos”.

“Nuestras vidas hasta esa edad es la de un rumiante, la única diferencia con estos animales es que nos pasamos esos treinta y tres años primeros de nuestra vida recitando mantras sagrados mientras mascamos. A los treinta y tres años, justos, nuestro cuerpo muta en el transcurso de una noche de luna llena. De nuestro cuerpo de rumiante solo nos queda los dos estomagos, para nunca olvidar nuestra procedencia. Cuando despertamos otra vez en un cuerpo humano recuperamos la sabiduría que hemos ido acumulando durante todas nuestras vidas pasadas y las ponemos al servicio de la humanidad. El sentido de nuestra vida es seguir acumulando sabiduría para entregarla a la humanidad. Sabemos que un día no nos reencarnaremos más, pero eso lo dejamos surgir, cuando ocurra, bien ocurrido está, no nos obsesionamos con ello. El primer Chivato Tántrico y la primera Cabra Tántrica fueron muy bien elegidos por Dios. Un día, ambos, cuando llegaron a la edad de treinta y tres años, eran hermanos, mutaron al mismo tiempo en una misma  noche de luna llena. Se acostaron siendo uno chivato y el otro cabra, y se despertaron como hombre y mujer al día siguiente. Dios les tendió unos mantras y con esos mantras emprendieron el camino a la sabiduría. Estos fueron nuestros primeros padres, nuestros Adán y Eva. Ninnette, Lissette y yo, pertenecemos a este linaje sagrado”.

“Nuestro Tantra piensa que  la Kundalini, que duerme en el primer chacra, es  la energía o sonido que creó el universo.  La Kundalini está en todos nosotros, es la raíz de nuestra sexualidad, es decir, nuestra energía sexual es la cuna de nuestra espiritualidad. Nuestra Kundalini es el vehículo para realizarnos espiritualmente. La manera de conducir este vehículo solo te la puede dar un Sacerdote Tántrico. La Kundalini, antes de conducirla hay que despertarla. El practicante de Tantra, el viajante de la Kundalini, trabaja sobre el control de la eyaculación hasta llegar al punto en que su eyaculación es interna y asciende, chacra por chacra, hasta llegar al séptimo y último chacra, a la pineal.”

“Esto, según nosotros, se hace con meditación, mantras, yoga y una práctica determinada de la sexualidad. Hay que tener mucho cuidado cuando se trabajan estas energías porque te pueden crear más problemas que ventajas. Hasta aquí hemos hablado de Tantra Blanco, que solo busca la realización personal, espiritual, y el servicio a la humanidad. El Tantra Negro solo busca el poder, y la sumisión de quien lo practica al sacerdote, o la estructura piramidal a la que pertenece. Con mucha frecuencia origina problemas mentales, desequilibrios  y enfermedades a veces no conocidas Esto es lo que os podemos decir por ahora, como si fuera un viaje hecho a vista de pájaro. Cuando queráis saber más de esta ciencia, os invitamos a ir a El Mudo, Garafía, La Palma”.

Carmencita, que su lugar es los fogones, llegó con los  entremeses. Quiso ella atender a aquella mesa tan fuera de lo común y al mismo tiempo tener la antena conectada a lo que allí ocurría. No sabía Carmencita la sorpresa que le iba a deparar aquella noche, como el azafrán sorprende a la comida dándole sabor y color. Les dijo a todos ellos que podían repetir todo lo que quisieran, pero que tuvieran en cuenta que con los entremeses y el postre iban a ser siete platos en total. El padre de Hiperión, Literato, sonrió al recordar que en La Palma había conocido a una persona a la que  la llamaban Pepín Siete Platos.

Carmencita le preguntó al Chivato si  había escuchado bien que ellos tres provenían de Ruanda. El Chivato Tántrico asintió con la cabeza, y Carmencita continuó diciendo que hacía unos días habían venido a cenar dos matrimonios ruandeses que hablaban sobre el Agua Sagrada de Ruanda. Ella los había atendido ocasionalmente, y les escuchó gran parte de la conversación, pero que no se atrevió a hacerles ninguna pregunta.

Mónica, con ojos pícaros miró a los padres de Hiperión, que le volvieron a sonreír tal como hicieron después de hacer la siesta en su dormitorio, cuando les dijo que la habitación olía a Agua de Ruanda. Ninnette y Lissette miraron al Chivato Tántrico que les hizo señas de que fueran ellas las que les contestasen a Carmencita.

Empezó hablando Ninnette y acabó haciéndolo Lissette: “Hace como unos mil años la reina de una tribu de Ruanda recurrió de los servicios sexuales de un joven vasallo, pues su marido, el rey, estaba largos periodos fuera de casa debido a las constantes guerras contra las demás tribus. El joven vasallo, cuando estuvo con la reina en el aposento real, desnudos los dos, se puso tan nervioso que con su pene erecto tocó un punto de la vagina de la reina que ni ella conocía. La reina empezó a sentir algo nunca vivido. La reina eyaculó por primera vez, y a esta eyaculación se la llamó Agua Sagrada de Ruanda. Fruto de la relación de aquel vasallo nervioso y la reina con un manantial oculto, nació una técnica para estimular aquel escondido grifo de Agua Sagrada que el vasallo había descubierto con su inexperiencia. Este punto más tarde fue estimulado con los dedos, o con la lengua, siguiendo unos ritmos como los de los tambores, trompetas y arroyos de la tribu. La técnica se ha ido  perfeccionando hasta el día de hoy. Hay documentales, que podéis ver, sobre el Agua Sagrada de Ruanda. No obstante, antes de cerrar el restaurante, si queréis, El Chivato Tántrico os puede enseñar, con nosotras dos de Conejillos de Ruanda, -se rieron Ninnette y Lissette, y después El Chivato Tántrico y todos los comensales que habían en el comedor-, la manera de encontrar ese punto y como estimularlo” El padre de Hiperión puso un poco de cara de espanto al pensar que ese punto y esa técnica, que su mujer y él conocían, eran oficiantes de ella, en algunos sitios de África, cuando las niñas pasan a ser adolescentes, se les mutila salvajemente para que no sepan nada de ese placer.

Carmencita, que estaba bastante desinhibida preguntó si ella no podía hacer de Conejillo, en vez de Ninnette o Lissette. La directora del instituto no se lo pensó, también hizo la misma pregunta. Todos miraron al Chivato que sonrió y asintió. Las mesas restantes, que estaban enganchadas a la conversación, preguntaron si ellos se podían quedar en La Carmencita para asistir a esa aula pedagógica.

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