Somos nuestra historia

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Todas las historias tienen infinitas versiones, se generan y se van enredando según la persona que participa del relato. Como decía el pedagogo y profesor José Contreras Domingo “una historia, al oírla, siempre nos cuenta una nueva historia, nos dice algo nuevo, genera un nuevo relato: le dice algo especial, personal, a quien la escucha”. La historia de muchos palmeros se ha ido escribiendo entre el avance de la lava y el rugir del volcán, la historia de muchos palmeros se ha compuesto, palabra a palabra, de relatos íntimos y personales que recogen el desarraigo de innumerables rostros. La cara colectiva de nuestra historia sigue acomodando nuevos relatos individuales, sigue acogiendo nuevas voces que se suman al sonido de todas aquellas personas que, de una manera u otra, han visto cómo la vida que conocían se ha borrado con la facilidad de una goma sobre el lápiz, de un río, en torno a 1000 grados de temperatura, sobre todo lo que encontrara a su paso.

Todas las historias tienen un inicio y un final, pero la historia que compartimos, desde hace ya casi un mes, todos los habitantes de La Palma, no para de complicarse entre el nudo narrativo y se muestra distante del desenlace deseado. Volviendo al personaje del volcán, protagonista y narrador de una historia que debería ser parte de nosotros. No podemos olvidar que la personificación es un recurso literario que se queda en las páginas, y por tanto, en la historia de nuestra vida, un volcán no es un monstruo dañino que disfruta de nuestro llanto, no tiene esa capacidad.

Para todos aquellos que se atrevan a escuchar el relato del dolor de innumerables familias, para todos aquellos que participen de la narración sensacionalista creada por ciertos medios de comunicación, para todos aquellos que sigan el transcurso de la historia, deben saber que las personas que la estamos viviendo, somos, ahora y siempre, los verdaderos protagonistas. Y aunque el desenlace se presente de rostro incierto, las personas que ahora son simples personajes o números de afectados, reescribirán su historia y le darán un nombre y apellidos.

Las personas estamos hechas de todo aquello que vivimos, de momentos y lugares, de recuerdos y miradas, pero sobre todo, las personas estamos hechas de historias. No solo formamos parte de la historia, sino que somos la historia y esa historia también nos da forma. Todo esto que está ocurriendo, esta tragedia natural, al final, será solo un capítulo más, unas cuantas páginas del libro de nuestra vida. Esto no quiere decir que vaya a ser sencillo, es mucho más fácil reconstruir una casa que recomponer a una persona, pero ese futuro que ahora se presenta oscuro y que se confunde entre el negro de la ceniza, dentro de mucho tiempo, cambiará de color y este doloroso momento de nuestra historia será otro más, y hará que seamos las personas que participan de esa historia de futuro.

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