Sintonizar la armonía de nuestro mundo interior

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No se puede tocar, tampoco se puede ver, pero el mundo interior que tienes tú que estás leyendo, que tengo yo que escribo y que tenemos todas las personas, es el culpable de muchas de las cosas que nos han pasado y de las que aún están por pasarnos en nuestras vidas, directa o indirectamente.

Todas las personas tenemos un mundo interior, que solo nosotros conocemos, que tan solo nosotros podemos llegar a sentir, el cual podemos o no gestionar eficazmente. Unas veces en este mundo brilla la paz, la armonía y la alegría, y nos sentimos en plenitud emocional, pero en otras, sin embargo, se dan muchos altibajos, hay mucho desorden, desconfianza en sí mismo y como consecuencia se dan expresiones del estilo de “menudo cacao mental tengo”, llegando incluso a tener estados de ansiedad o similares.

A lo largo de mi carrera he tenido una profesora que nos solía comparar nuestro mundo interno con el océano, y déjame decirte que ella llevaba mucha razón. Pues cuando enfocamos nuestra mirada hacia el mar solamente vemos la superficie externa del mismo, la capa externa del agua, y en alguna ocasión, con suerte, también vemos movimientos de la vida marítima, pero sin embargo cuando nos sumergimos en el océano, cuando nos adentramos en el mar, nos damos cuenta de que es totalmente diferente lo que se puede llegar a ver. En muchos casos, nos encontramos con maravillas de la naturaleza, llenas de vida natural, de auténticas bellezas naturales, y nos transmiten una sensación de armonía, pero es que también en muchos otros casos, al sumergirnos tan solo vemos oscuridad, la inexistencia de vida natural o el desorden y caos, producido por la contaminación humana, y quizás a nosotros los humanos, nos pase algo similar.

Y es que, detrás de cada mirada, hay un mundo interno de sentimientos que solo cada persona conoce. Detrás de una dulce mirada puede haber un mensaje de vulnerabilidad; detrás de una mirada al frente y dura puede haber debilidad; detrás de una mirada sincera puede haber mentira. De ahí que hoy día se digan frases como “cada persona es un mundo”, y cuánta razón lleva.

Solemos creer que nuestra visión de la realidad dependerá de si somos optimistas o si somos pesimistas, pero no, no solo se basa en blanco o negro, hay mucho más. Dentro de cada uno de nosotros, existen muchos sentimientos y emociones que pueden influir en nuestra percepción de la realidad y en nuestro comportamiento y actitud ante ella. De ahí la importancia de conocer y cuidar todo aquello que forma nuestro mundo interior.

El gran Pablo Neruda nos deleitó en su momento con este escrito: “Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y esa, solo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”, y consideramos que cuando hablamos de mundo interior, esto tiene mucho que ver.

Pero para poder cuidar nuestro mundo interior tendremos que conocernos bien, pues sólo así sabremos qué es lo mejor para la salud mental de cada uno de nosotros, y esto no es tarea fácil, nada fácil, ya que requiere de mucha prueba y error. Algo que la vida nos va dando por si sola y que poco a poco ayudará a saber gestionar ese mundo interior del que hablamos.

En una actualidad en la que se vive con tantas prisas, con tanto estrés, deberíamos, en algún momento, pararnos, detenernos, respirar y firmar un tratado de paz con nosotros mismos. Por un momento desconectar con el mundo y conectar con nosotros mismos, para ver cómo está realmente este mundo interior del que hablamos, cómo nos sentimos internamente y si realmente estamos en armonía o no.

Tener paz interior implica tener armonía y bienestar emocional, sentirse satisfecho con uno mismo a pesar de las luchas del día a día, a pesar de los errores y caídas que tenemos. Pero no es fácil liberar la mente cuando estamos siempre ocupados en un entorno agitado, que a veces llega a ser abrumador.

Alcanzar la paz interior es para muchos un deseo sin esperanza. Pero esto no tiene por qué ser así. Pequeños cambios transformados en acciones pueden ayudarte a relajar tu mente y alcanzar esa paz que tanto necesitas. Sin duda, nadie del exterior tiene la llave para que tu mundo interior brille por su luz, por su armonía, solamente tú eres el propietario de esas llaves.

Quizás ordenar este mundo, del que hablamos en el presente escrito, empiece en pequeños actos como reducir la velocidad de nuestras vidas; no hacer montañas de granos de arena; tratar de resolver los problemas de la mejor forma posible y cuanto antes, para así quitarnos cargas de encima; empezar el día con energía y con un buen desayuno; o transmitir alegría a los demás, a través de actitudes positivas como el entusiasmo, entre otras muchas cosas. Alcanzar la felicidad dependerá, en gran parte, de la luz que hay en nuestro interior.

En definitiva, la mejor respuesta a un mundo en crisis se encuentra en el interior de cada ser humano, porque sí, todos vivimos en el mismo mundo, pero es que no todos sentimos el mismo mundo.

Ahora bien, después de haber leído este artículo, espero que sepas de qué mundo estamos hablando, y, sobre todo, cómo es ese mundo interior en tu caso, quizás deberías pausarte un segundo y sumergirte en tu propio océano.

Christian Pérez

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