Acción contra el comercio ilegal de armas en el mundo

El grupo local de Amnistía Internacional (AI) ha instalado este sábado una mesa informativa en la Calle O'Daly de Santa Cruz de La Palma para recoger firmas de apoyo a un Tratado del Comercio de Armas en el marco de la campaña 'Para la bala'. La acción concluyó con la lectura de un manifiesto a cargo de Susana Pérez, del colectivo Entreculturas.

Según informa AI en nota de prensa, “la comunidad internacional se ha comprometido a negociar un Tratado de Comercio de Armas que asegure el respeto a los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”. El apoyo de Estados Unidos, principal exportador mundial de armas, es fundamental.

El comercio irresponsable y mal regulado de armas fomenta graves abusos contra los derechos humanos, la violencia armada, la pobreza, la violencia de género y los conflictos en todo el mundo.

El descontrol de armas provoca que cada año, millones de personas resulten muertas, heridas, violadas, reprimidas o se ven obligadas a huir de sus hogares. Además, se niegan servicios sanitarios, educativos y se destruyen medios de subsistencia.

Aunque las naciones poderosas se preocupan por el control de las armas nucleares, químicas y biológicas, las verdaderas armas de destrucción masiva son las armas pequeñas y ligeras, aquellas que causan en el mundo la muerte de una persona cada minuto. Amnistía Internacional recuerda que entre 1989 y 2010 hubo 523 conflictos armados en el mundo. Cerca de 2,5 millones de personas murieron a consecuencia directa de los combates y de la violencia perpetrada contra civiles por fuerzas armadas gubernamentales y grupos armados. Sólo en 2010 se cometieron casi 200.000 homicidios con armas de fuego. El 60% de las violaciones de derechos humanos documentadas por Amnistía Internacional comportaron el uso de armas pequeñas y ligeras. El acceso a las armas facilita la utilización de niños y niñas soldado, los asesinatos, la mutilación, las violaciones y la violencia sexual contra mujeres y niñas.

Aunque resulte increíble, el comercio mundial de armas está menos regulado que el de productos mucho menos peligrosos, como el vino o la fruta. Así, llegan armas de Rusia a Siria, de Estados Unidos a Egipto, de España a Colombia, y en estos lugares alimentan o agravan conflictos, o se usan para reprimir a la población civil.

Gran parte de estas muertes y abusos se podrían evitar si el comercio internacional de armas estuviese adecuadamente regulado, pero, actualmente, está fuera de control. Un descontrol que las pone al alcance de las manos más inadecuadas: personas que violan los derechos humanos, delincuentes, crimen organizado o gobiernos despóticos que no dudan en usarlas contra su propia población.

AI está convencida de que “ahora podemos revertir esta situación”. Las Naciones Unidas deben poner en marcha un Tratado sobre el Comercio de Armas. Un tratado que impida las transferencias de armas cuando exista grave riesgo de que puedan ser empleadas para cometer violaciones de los derechos humanos o del derecho internacional humanitario, incluyendo el genocidio, los crímenes contra la humanidad y los crímenes de guerra.

Los gobiernos del mundo deben garantizar un Tratado sólido, que incluya la munición, todas las clases de armas y todos los tipos de transferencias.

Estados Unidos es el mayor exportador de armas en el mundo y por esto tiene un papel crucial en la adopción del Tratado sobre Comercio de Armas. Por ello, Amnistía Internacional pide al gobierno de Estados Unidos que en la negociación final del TCA apoye la adopción de un Tratado sólido y efectivo, que incluya el conjunto de normas comunes más elevadas posible en materia de derechos humanos y transferencias de armas. Un tratado que salve vidas. Un tratado a prueba de balas.

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