La mayor diversidad de fauna vinculada al agua en La Palma se concentra en el grupo de las aves
En La Palma, la mayor diversidad de fauna vinculada al agua “se concentra en el grupo de las aves, con citas a medio centenar de taxones, de los cuales 45 son nidificantes”, se indica en la memoria del Plan Hidrológico Insular aprobado recientemente de forma provisional por el pleno del Cabildo. “Junto a ellas”, añade, “deben citarse dos anfibios (introducidos aunque perfectamente naturalizados), y dos taxones del grupo reptiles (tres según algunos autores)”. En cuanto “a los mamíferos autóctonos”, detalla, “se restringen al orden de los quirópteros (murciélagos), con un total de seis especies”.
Explica que “dentro de este espectro, las especies ligadas a la presencia constante de agua dulce (cursos, embalses, canales, etcétera) no son abundantes”. Además de “dos anfibios: la ranita meridional (Hyla meridionalis) y la rana común (Pelophylax perezi), destacan las especies de aves asociadas” a enclaves donde proliferan los estanques, “tal es el caso de las proximidades a los Llanos de Aridane, donde existe un gran número de depósitos para el riego, lo que convierte al lugar en una zona importante para determinadas especies migratorias como la garza real (Ardea cinerea), el andarríos chico (Actitis hipoleuca), la garceta comín (Egretta garzetta), el zarapito trinador (Numenius phaeopus) o el correlimos tridáctilo (calidris alba), junto a las cuales es posible observar otras como la focha común (Fulica atra), la gallineta común (Gallinula chloropus) o la lavandera cascadeña (Motacilla cinerea)”.
En el entorno del Aeropuerto, “también existe otra zona de interés para la avifauna, constituida por charcas artificiales originadas a raíz de actividades extractivas”. En este enclave, además de varias de “las especies citadas con anterioridad se pueden observar el vuelvepiedras (Arenaria interpres), el chorlitejo grande (Charadrius hiaticula), la aguja colinegra (Limsa limosa), etcétera”.
Igualmente mantienen “un elevado interés los ambientes litorales, sobre todo por la existencia de importantes poblaciones de especies ligadas a acantilados marinos y roques costeros, como el guincho (Pandion haliaetus), el halcón tagorote (Falco pelegrinoides), la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), el petrel de bulwer (Bulweria bulwerii), el charrán común (Sterna hirundo), la pardela chica (Puffinus assimilis) y el paiño de Madeira (Oceanodroma castro)”. Entre los entornos “más significativos para este tipo de hábitats costeros destacan la zona del Roque Negro, los Roques de Garafía, los acantilados de Playa Nogales, la Costa de Tijarafe y Barlovento, la costa Noroeste, etc”.
También “son importantes ecosistemas particulares como las salinas”. Destacan “las salinas de Fuencaliente, donde junto a muchos de los taxones ya citados pueden observarse el correlimos común (Calidris alpina), el correlimos menudo (Calibris minuta), la cigüeñuela común (Himantopus himantopus) e incluso el flamenco común (Phoenicopteros ruber)”.