Eladio se retira de la cocina
Se inició en el mundo laboral a los 14 años en establecimientos de hostelería de La Palma y desde hace más de dos décadas ha desempeñado su profesión de cocinero en el Hospital de Los Dolores de Santa Cruz de La Palma. Eladio García Ferraz, técnico de Hostelería y Turismo en la especialidad de Cocina, se jubiló el pasado mes de octubre y ha reconocido en una entrevista con La Palma Ahora que “de momento, no me adapto, me desvelo por las noches”. Su trayectoria ha estado marcada por una gran profesionalidad. Es un hombre afable, bondadoso y siempre dispuesto a ayudar a los demás.
Desde muy joven tenía claro que quería formarse y labrarse un futuro. “A los 14 años comencé a trabajar en diferentes establecimientos de hostelería de La Palma; a finales de los años sesenta fue el boom de la emigración a Inglaterra y otros países, pero tenías que saber algo de inglés para defenderte mejor, así que fui a clase con uno de los primeros profesores de inglés que vino a La Palma, y después de una temporada me desenvolvía bastante bien con este idioma”, recuerda. “Preparé mi pasaporte porque quería ir a Inglaterra por mi cuenta, otros muchos lo hicieron por medio de personas que tenían contactos con empresarios de aquel país”, detalla. Los preparativos del viaje a Reino Unido prosiguieron, pero finalmente no prosperó. “Me fui al Consulado de Tenerife, pero como siempre no había ofertas laborales tuve que esperar; me quedé un mes en Santa Cruz de Tenerife, por las mañanas iba al Consulado a preguntar y por las tardes al Puerto de la Cruz, donde tenía amigos trabajando; se me hizo larga la espera”, admite. “Un día un amigo me dijo que me quedara en Tenerife, que me buscaba trabajo en el mismo hotel donde él estaba; abandoné la idea de emigrar a Inglaterra, pero en el Puerto de la Cruz seguí estudiando inglés y formándome en todo lo referente a cocina”, relata. “Tuve la suerte de trabajar con los mejores profesionales del momento”, asegura. “Puerto de la Cruz era por aquella época el lugar turístico por excelencia, y allí trabajé en hoteles y restaurantes hasta que en 1974 regresé a La Palma”.
Dilatada experiencia laboral
Ha realizado cerca de cuarenta cursos y seminarios y cuenta con una amplia experiencia laboral. En el Puerto de la Cruz trabajó en el hotel Orotava Garden, en el restaurante Celestino González y en el restaurante de los apartamentos Los Guirres. En La Palma, fue jefe de cocina del desaparecido hotel Mayantigo de la capital y cocinero encargado de la Escuela Hogar de Mirca de 1975 a 1993. Desde entonces, y hasta su jubilación en octubre de 2016, ha desempeñado su profesión en el Hospital de Los Dolores de Santa Cruz de La Palma, primero como subencargado de cocina y desde 2007 con la responsabilidad de encargado.
En el Hospital de Los Dolores, centro geriátrico dependiente del Cabildo, permaneció 23 años, hasta su jubilación. “La plantilla estaba formada por tres cocineros, un jefe de cocina, cuatro ayudantes y tres limpiadoras. Comenzaba la jornada a las siete de la mañana, pero siempre iba una hora antes y, a veces, más, dependiendo de la tarea del día, ya que el encargado es el responsable de hacer pedidos de todas las mercancías al proveedor y trabajar en la elaboración de los menús”, explica. “Pero trabajaba tranquilo y contento porque tenía un equipo muy bueno, al que agradezco toda su ayuda y apoyo, y también el homenaje que me rindieron el pasado mes de noviembre; no tengo palabras para expresar lo que sentí, les estaré eternamente agradecido”, señala con emoción.
Un menú para 130 pacientes
Eladio y su equipo elaboraban el menú diario con mucho mimo, como sigue haciendo en la actualidad. “Tienes que preparar desayuno, almuerzo, merienda y cena para unos 130 pacientes; la dieta, excepto las especiales, es normal, modificada en las texturas, de fácil masticación y baja en sal”. “A la personas mayores les gustan los sabores tradicionales, y siempre se procura adaptar”, indica. “Los domingos y festivos se hacen menús especiales, y en Carnaval, Semana Santa y Navidades se preparan comidas también especiales con los mejores géneros”. “El personal ya conoce los gustos de los pacientes, porque llevan mucho tiempo en el centro, y son tratados de una forma familiar, con paciencia y mucho cariño”, subraya.
Y llegó la jubilación, para la que no estaba preparado. “No me adapto, me desvelo por la noche porque son muchos años con la rutina del trabajo”. “Tenía muchos planes, como hacer un recetario con todo el material que tengo y más cosas, pero todo me parecía lejano; ahora estoy aquí y no sé cuándo empezar, o si optar por no hacer nada”, expone con cierta desesperación. Desde La Palma Ahora le animamos a que transmita su experiencia a las nuevas generaciones, a las que puede enseñar mucho, de cocina y también de valores.