El reto del IAC: microsatélites que vigilan volcanes o cartografían el universo
El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) cuenta con la capacidad tecnológica necesaria para impulsar el lanzamiento de microsatélites que, apuntando hacia la Tierra, pueden ayudar al control del tráfico marítimo, el clima y los volcanes y, apuntando hacia el espacio, a realizar un mapa fotográfico del Universo en alta precisión, entre otros usos.
En realidad, las aplicaciones son “infinitas” y el IAC quiere estar ahí “desde el primer momento”, señala en una entrevista a EFE Alejandro Oscoz, responsable de operaciones telescópicas del Instituto de Astrofísica de Canarias, quien recuerda que el centro está relacionado con proyectos de satélites “desde hace muchos años”.
Casi 60 telescopios de organismos internacionales están emplazados en los observatorios astronómicos del archipiélago canario, uno “de los tres mejores sitios” del planeta para realizar observaciones desde la Tierra, revela Oscoz.
Pero también hay observaciones que deben realizarse desde satélites en el espacio, porque las condiciones atmosféricas y porque determinadas ondas de luz sólo se pueden observar desde el cielo.
El inconveniente es el alto costo de lanzar instrumentación espacial aunque, explica el responsable de operaciones telescópicas, desde hace unos 10 años la tecnología espacial “se ha democratizado”, de forma que ahora hay empresas y universidades que pueden diseñar y construir pequeños satélites de distinto tamaño: los “mini, micro, nano e incluso femto satélites, es decir, que algunos son incluso tan pequeños como un móvil”.
Actualmente se estima que pueden estar fabricándose mil pequeños satélites en todo el mundo, de los que unos 200 estarán en condiciones de volar en un año o dos.
Los microsatélites son muchos más versátiles que los de mayor dimensión, cuyo proyecto puede prolongarse durante 10 ó 15 años y que llevan tecnología puntera de última generación que “no puede fallar, porque en el espacio no se puede reparar”, añade Oscoz.
Los de menor dimensión, sin embargo, exigirán una óptica y un procesador de datos acordes con el objetivo que se pretenda para dicho satélite en concreto y, al ser de pequeño tamaño, “hay que comprimir”, pues habrá que introducir el telescopio, los detectores, la electrónica y el resto de componentes en un objeto que puede alcanzar apenas 10 ó 20 centímetros.
Esto implica que la duración del proyecto van a ser más pequeña que la de los grandes satélites -entre 2 y 5 años- pero suficiente para amortizar el diseño y lanzamiento “porque desde el primer momento van a proporcionar resultados”.
Ahora mismo la capacidad tecnológica del IAC es “muy grande”, pues tiene experiencia en la fabricación de instrumentos para la NASA y la Agencia Espacial Europea, y ha liderado la construcción del mayor telescopio del mundo hasta la fecha, el Gran Telescopio Canarias.
“Es el momento de compartir esa tecnología no sólo para pequeños instrumentos, sino hacer nuestro propio satélite”, afirma Alejandro Oscoz, quien precisa que aún se están dando “los primeros pasos” del proyecto porque es un campo nuevo para el IAC.
Los mini y microsatélites pueden aportar información relevante también “mirando hacia abajo”, a la Tierra, que aún es muy desconocida “en muchos aspectos”, desde estudios de la climatología global, corrientes marinas, zonas de desertificación, avance de la deforestación y cambios meteorológicos.
Sólo en Canarias “puede haber miles de aplicaciones”, como el estudio del tráfico marítimo que pasa por el archipiélago, control de la inmigración, de las temperaturas y el cambio climático, monitorización de terremotos y volcanes submarinos, el avance de la calima y cómo cambia la estacionalidad de los incendios en las islas, entre otros.
Se trata de tener una imagen constante de las islas en alta resolución y ver cómo cambian y, según indica Alejandro Oscoz, en cuanto al rendimiento de los minisatélites desde el espacio se puede aportar “muchísima información” y el IAC podría contabilizar “mínimo veinte proyectos científicos” para su gestión.
Desde observar planetas fuera del Sistema Solar hasta realizar un mapa fotográfico del Universo con la mayor precisión, estudiar objetos con muy poco brillo y poco analizados al tránsito de todo tipo de estrellas y análisis de galaxias de diferentes tipos, explica Oscoz.
Para el IAC una parte “fundamental” es compartir su conocimiento tecnológico para crear un tejido empresarial del que Canarias actualmente carece y coordinar entre todos distintos proyectos para fabricar nuevos telescopios o hacer nuestros satélites.
Además, el plan es que los socios internacionales que quieren trabajar con el IAC para los proyectos de satélites tengan que instalarse en Canarias, donde deberá realizarse todo el proceso de ensamblaje.
“¿Que dónde estamos? Empezando, pero con los pies muy buen puestos porque es un proyecto consecuencia lógica de nuestra evolución y una inversión que, a corto plazo, dará beneficios a la sociedad e impulsará la fabricación de alta tecnología en España, donde hay muy buenas empresas”, resume Alejandro Oscoz.