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La Guardia Civil vuelve a patrullar la costa de Gambia: “Lo que hacemos evitando que salgan pateras es salvar vidas”

La secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, visita a los efectivos de Guardia Civil en Gambia. MINISTERIO DE EXTERIORES

Europa Press

Las Palmas de Gran Canaria —

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Catorce años después de la primera 'crisis de los cayucos' que puso en el mapa migratorio a los países de África Occidental, un equipo de la Guardia Civil ha vuelto a vigilar, desde tierra y mar, las costas de Gambia para ayudar a su Armada a frenar las salidas de migrantes irregulares en dirección a las Islas Canarias.

“La gente sale y no tienen ni idea del peligro al que se enfrentan, lo que hacemos evitando que salgan es realmente salvar vidas porque todos somos conocedores de las desgracias que ha habido”, explica en el modesto puerto de Banjul el sargento Juan Salinero.

Son cuatro agentes de la Guardia Civil, dos en tierra a bordo de un vehículo de vigilancia y otros dos del Servicio Marítimo. Los agentes han mostrado su trabajo a la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, que ha viajado a Gambia este jueves y viernes para reforzar la cooperación con este país de la costa occidental africana.

La asistencia técnica de la Guardia Civil para combatir la inmigración irregular comenzó en noviembre, con una serie de cursos a distintas agencias gubernamentales, y desde el 3 de diciembre opera en sus aguas una embarcación 'poseidón' de 10 metros de eslora, detalla el capitán oficial de enlace de Guardia Civil en Gambia, Antonio Fresneda.

El puerto de Banjul es poco más que un pantalán donde atracan un grupo de cayucos, media docena de buques pesqueros y tres patrulleras de la Armada gambiana, pero no todas están operativas. El comandante de una de ellas, William Demba, corrobora la utilidad de la embarcación española, mucho más rápida que las patrulleras.

Todas las fuentes españolas consultadas durante el viaje coinciden: Gambia coopera para impedir la emigración irregular y lo que hay es falta de medios. Ahora, junto a la costa se oxida una de las patrulleras donadas por España hace más de 10 años (en 2007 y 2008). A ellas se sumaron dos pequeñas embarcaciones neumáticas que entregó personalmente la entonces vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, junto a todoterrenos y walkie-talkies.

En total, España donó material por 250.000 euros entre 2007 y 2008 y siete guardias civiles formaron a la Armada Gambiana. Pero la crisis amainó, el material cayó en desuso, también por falta de mantenimiento, y los guardias civiles también se retiraron, con la excepción de un oficial de enlace.

La ruta atlántica de la emigración empezó a reactivarse en 2019 y, aunque las llegadas desde Gambia a Canarias siguen siendo escasas, pero el Gobierno quiere prevenir una nueva oleada manteniendo bien engrasada la cooperación operativa y también política. A ello se suma que las operaciones y la información que se obtienen desde este pequeño país -su costa tiene apenas 80 kilómetros-- pueden ayudar a frenar salidas desde otros puntos del Atlántico.

400.000 euros de material

En su viaje a Banjul, que termina este viernes, Gallach ha anunciado una nueva partida de 400.000 euros en material, cuyo destino concreto decidirán los Ministerios del Interior de los dos países. La secretaria de Estado se reunirá este viernes con el ministro gambiano, Yankuba Sonko.

De entrada, desde hace dos semanas está presente el equipo de la Guardia Civil. “Hacemos un programa en el que se mezcla un entrenamiento con un apoyo técnico, con la aportación de la embarcación y de la experiencia que tiene el Servicio Marítimo en la lucha contra la inmigración y la tarea normal que hace la Armada, el control de la pesca y de la polución y todas las labores policiales que se pueden hacer en el mar”, señala Salinero.

“Solamente salir de esta zona es muy peligroso, ya ha habido accidentes y nuestra misión es intentar evitarlos”, continúa el sargento. El equipo no ha interceptado ninguna embarcación concreta en estas semanas, pero los agentes explican que su mera presencia ya ha sido eficaz en la prevención de las salidas, porque se ha corrido la voz en la costa.

Equipo de la policía

En marzo, la cooperación se reforzará con un proyecto europeo de la Policía Nacional, similar a los equipos conjuntos de investigación (ECI) que existen con otros países africanos pero con financiación europea --1,5 millones de euros-- y apoyo alemán. El objetivo es crear una unidad de inteligencia para facilitar las investigaciones penales, desde las detenciones hasta los enjuiciamientos, con el foco en el tráfico de personas.

Tras recorrer la costa con la delegación española a bordo de la lancha, el guardia José Madrid asegura que, entre quienes intentan la travesía, “la mayoría de ellos van engañados, piensan que van a un país mucho más desarrollado” y van con cierta idea de “fiebre del oro”, pero “cuando llegan, si es que llegan, se encuentran con que todo lo que les han contado y les han prometido es mentira”.

Los agentes del Servicio Marítimo, explica el sargento, tienen experiencia en otras misiones en Grecia o en Italia --“experiencias para escribir libros”, dice-- y tienen claro que “la inmigración hay que ordenarla, hay que gestionarla para que las oportunidades se den de forma ordenada y sin riesgo para la vida de la gente y por supuesto sin que haya mafias que se enriquezcan a costa de su vida”.

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