La propuesta soberanista de Mas se estrella
El presidente catalán y candidato de CiU, Artur Mas, ganó este domingo las elecciones autonómicas con 50 escaños, pero con un evidente descalabro tras perder 12 parlamentarios, a pesar de que su apuesta con este adelanto electoral era lograr la mayoría absoluta para emprender el camino de la independencia.
ERC desplaza al PSC como segunda fuerza política, duplica sus escaños y entra la CUP en el Parlamento catalán. Sin embargo, la suma de los tres partidos nacionalistas experimenta un retroceso de 2 parlamentarios con relación a 2010. El mal resultado de CiU cumple las aspiraciones del Gobierno de que esta formación no lograra mayoría absoluta.
Con el 97% de los votos escrutados, los dos grandes ganadores del día han sido ERC y Ciutadans. El primero de estos ha absorbido la pérdida de CiU y ha duplicado sus resultados pasando de 10 a 21 escaños, convirtiéndose así en la segunda fuerza política del Parlament en número de diputados, mientras que la formación de Albert Rivera ha ganado 6 parlamentarios y suma 9.
El otro gran perdedor en estos comicios ha sido el PSC, que ha seguido el desgaste emprendido ya en los comicios anteriores en los que perdió nueve escaños. En esta ocasión se ha dejado 8 y se queda con 20, aunque gana en número de votos a ERC. Iniciativa suma tres a sus 10 diputados y pasa a 13 y el PP ha registrado una discreta mejoría añadiendo un parlamentario a los 18 que tenía.
El resultado cosechado por Artur Mas, 50 escaños, mantiene a CiU como primera fuerza política pero significa una amarga victoria para la apuesta lanzada por el presidente catalán, quien había apostado por alcanzar un “estado propio” dentro de la UE aunque fuera saltándose la Constitución, el Parlamento y las sentencias del TC.
Su aspiración era la mayoría absoluta y sin embargo, ha llevado a la formación que preside al cuarto peor resultado que ha registrado en la historia democrática. Sólo en 1980, 2003 y 2006 CiU había tenido un resultado más bajo, con 43, 46 y 48 escaños, respectivamente.
Incluso ha quedado lejos de su mejor marca personal, los 62 escaños que logró hace dos años. Finalmente y tras una campaña que acabó embarrada por el presunto informe sobre las presuntas cuentas en Suiza, ha sido ERC quien se ha llevado la gloria logrando duplicar su representación, de 10 a 21 escaños, y aunque no ha alcanzado su máximo de 23 escaños que cosechó en 2003 si ha vuelto a su segunda mejor marca, la de 2006, cuando tuvo 21 parlamentarios.
También consigue entrar en la Cámara catalana la CUP, formación independentista de izquierdas que hasta ahora no tenía representación parlamentaria aunque sí numerosos concejales y varias alcaldías. En estos comicios ha obtenido tres parlamentarios.
Retrocede el independentismo
Sin embargo y a pesar del ascenso de ERC y CUP, la suma de los partidos nacionalistas en el Parlamento de Cataluña experimenta un retroceso, ya que no compensan la caída experimentada por CiU. Los partidos que abiertamente apuestan por la independencia suman 74 escaños en la Cámara catalana frente a los 76 que lograron hace dos años.
Ahora, Artur Mas tendrá que buscar un pacto de gobierno, una tarea nada fácil ya que el PP ha rechazado dar apoyo a la aventura independentista del dirigente nacionalista y ERC quiere acelerar la ruta, plantea una decisión sobre la autodeterminación más inmediata y es menos partidaria de los recortes que deberá abordar el nuevo gobierno en el presupuesto de 2013, que tendrá que ser restrictivo y en tiempo récord para poder cumplir los objetivos de déficit de 2013, que no podrán superar el 0,7% del PIB.
Todo ello después de haber realizado tres oleadas de ajustes y en un contexto adverso, con una deuda que, a 31 de diciembre de 2011, rondaba los 42.000 millones de euros, una tasa de paro situada en el 22,6% --840.000 desocupados al cierre del tercer trimestre del año--, una caída del PIB del 1,4% y el Estado pagando los vencimientos de la deuda patriótica emitida por la Generalitat, a través de las transferencias del Fondo de Liquidez Autonómica.
Este marco económico y el resultado de los 50 escaños, junto con un debilitamiento de la representación nacionalista, es la realidad con la que Artur Mas se tendrá que presentar ante Mariano Rajoy para negociar su petición de un referéndum soberanista.