43 años de cárcel por la muerte de 3 inmigrantes

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) ha ratificado la sentencia de la Sección Quinta de la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife que a principios del pasado año impuso penas de cárcel por seis años y medio a cada uno de los seis patrones de una patera por tres homicidios imprudentes.

Además, se falló otra condena global de dos años y medio por lesiones imprudentes y un año más a uno de los patrones por lesiones dolosas, lo que suma 43 años y dos meses. Pese a que sólo se pudo comprobar la muerte de tres inmigrantes, los tribunales calculan que durante este viaje desde Senegal a Valverde pudieron fallecer más de sesenta personas cuyos cadáveres eran tirados al mar. Se trata de una patera que arribó, remolcada por una embarcación de Salvamento Marítimo, al puerto de La Restinga el 10 de noviembre de 2008 con 123 pasajeros a bordo, dos de ellos ya fallecidos. Otro más murió al día siguiente en un hospital tinerfeño y otros siete sufrieron “graves heridas y complicaciones posteriores”, tal y como se recoge en la sentencia de la Audiencia Provincial. Durante el procedimiento judicial los magistrados sospecharon que el cayuco salió de Diogue (Senegal) con un pasaje calculado entre 183 y 208 pasajeros, por lo que los fallecidos serian como mínimo sesenta.

Una vez que la patera llegó a tierra se pudo comprobar que había dos fallecidos, uno de ellos menor de edad, y que otros siete resultaron con secuelas a consecuencia de los días pasados sin agua ni alimentos. Igualmente ha quedado probado tanto en la Audiencia como en el Supremo que los condenados controlaban la embarcación y el reparto de comida y líquidos. Cuando temieron por su suerte al escasear las mismas, optaron por guardarlas para sí y condenar al resto al hambre y la sed. El TS ha tenido en cuenta a la hora de ratificar la sentencia inicial las declaraciones de un testigo protegido quien indicó que la embarcación partió de Senegal y que el viaje duró aproximadamente 14 días. Según relató en la patera había “mucha gente” y que aunque se llevaba algo de comida y bebida lo cierto es que ésta apenas duró 10 jornadas.

Dos o tres días antes de llegar a Valverde ya no les dieron agua lo que dio lugar a que uno de los menores falleciera al beber agua del mar. Relató que quienes dirigían la embarcación estaban en la parte trasera de la misma y que había niños de 12 y 13 años. El testigo identificó a uno de los condenados como la persona que manejaba la brújula y el GPS, lo que fue confirmado por otros dos comparecientes. Todos ellos reconocieron a otro más como la persona que se hacía cargo del motor y uno más identificó a otro como un ocupante que también tenía brújula y el GPS. Otro se hizo cargo del timón y llegó a agredir a uno de los ocupantes durante la travesía. Este último además fue fotografiado por la policía mientras dirigía la nave al llegar a Valverde. Este agente declaró que los inmigrantes que estaban en la parte trasera junto al motor se encontraban en mejor estado que los que se situaban delante y en medio.

Otro testigo protegido también identificó a esta persona como la que manejaba el timón y señaló que lo vio repostar combustible. Asimismo uno de ellos fue reconocido por varios testigos protegidos como la persona que se encargaba de mantener el orden, pegaba a la gente y disponía del agua y de la comida e incluso se le acusó de haber tirado a un inmigrante al mar.

Nada más llegar al puerto los agentes se encontraron con que en la cubierta de la embarcación había un total de 123 pasajeros, un menor de edad fallecido y otro mayor de edad también fallecido, y otros 22 ocupantes en lamentable estado de salud de los cuales uno falleció en el Centro hospitalario. Conforme al informe pericial forense las muertes se produjeron por shock y parada cardiaca debido a una hipotermia e deshidratación. Constan informes médicos de 7 ocupantes con lesiones graves derivadas de esta misma circunstancia y también que entre los pasajeros de la embarcación había 16 menores de edad.

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