La cima del volcán, a 130 metros de profundidad

La batimetría realizada la semana pasada por los científicos del buque oceanográfico Ramón Margalef, perteneciente al Instituto Oceanográfico Español (IEO), ha establecido en 130 metros la profundidad a la que se encuentra la cima del volcán submarino, según ha informado la dirección del Plan de Protección Civil por Riesgo Volcánico (Pevolca).

Los científicos llevaron a cabo las operaciones durante el 10 y el 11 de enero, mediante las que han apreciado un aumento significativo de volumen, tanto del cono, como de los depósitos asociados a los puntos de emisión de material. El incremento llega a cubrir casi por completo el escarpe occidental del cañón submarino, que enmarca los puntos de emisión y los depósitos volcánicos, señala el Pevolca.

Los depósitos discurren desde la zona de emisión hasta unos 2.000 metros de profundidad y se ven estrangulados en su curso medio, a 950 metros de profundidad, por un estrechamiento del cañón que actúa como controlador de descarga entre dos zonas de depósito diferenciadas, en referencia a la del curso alto y el cono de deyección.

Para el curso alto, los científicos del Ramón Margalef han estimado que el volumen total depositado alcanza 57 millones de metros cúbicos y para el cono de deyección un volumen de 88 millones de metros cúbicos, lo que supone 145 millones de metros cúbicos de material depositado.

En cuanto a la evolución del cono volcánico, constataron que el desdoblamiento de la cima que se registró en el levantamiento anterior no existe en estos momentos, por lo que aparece de nuevo una única cima en el Mar de Las Calmas.

El cono ha modificado su ladera respecto a diciembre. Su pendiente en el flanco Sureste ha aumentado debido en parte al aumento en altura de la cima y a la disminución de la convexidad del cono, que pudiera ser atribuido a una deflación ocurrida en el periodo comprendido entre las dos batimetrías.

Nuevos fragmentos

El Instituto Geográfico Nacional (IGN) alertó a las 17.00 horas de este miércoles de una gran emisión en la superficie de fragmentos de lava humeantes, algunos de los cuales pudieron ser recogidos por los científicos para realizar análisis petroquímicos.

En el vuelo de la nave Sasemar se ha registrado una temperatura de 22,6 grados centígrados en la zona de emisión frente a los 19,4 grados centígrados de la zona no afectada.

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