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Los dueños del centro de simios exigen 27.000 euros

Noé Ramón / Noé Ramón

La empresa Canary Property Promotion, dueña de la Casa Amarilla del Puerto de la Cruz ha exigido al Gobierno de Canarias y al Cabildo que les indemnice con 27.000 euros por los efectos negativos que bajo su punto de vista trae consigo la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de este inmueble y su entorno. En la casa se situó en su momento el primer centro del mundo para el estudio del comportamiento de los primates a cargo de estudiosos alemanes.

Desde el principio su actuales propietarios emprendieron una batalla legal para evitar la declaración pero tras numerosos contenciosos finalmente el Tribunal Supremo (TS) en 2011 falló a favor de la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de Canarias. La empresa calcula que la protección del inmueble y sus parcelas supuso un daño emergente de 7.300 euros y un lucro cesante de 19.500.

Los dueños mostraban su estupor ante la declaración BIC de un edificio que bajo su punto de vista no tiene ningún valor especial y que además se sitúa en una parcela urbana con los derechos consolidados. En este entorno se pretendía ubicar un proyecto turístico conocido como Costa de la Paz que tras esta protección resulta inviable. Los promotores habían exigido que el Cabildo asumiera también su parte de responsabilidad pero la institución insular alegó que en estos casos la última palabra la tiene siempre el Gobierno canario.

Sin embargo, la Consejería de Cultura se opuso también a otorgar indemnización alguna al recordar que cuando se empezó a tramitar el proyecto turístico ya estaba en marcha la declaración BIC. Los informes jurídicos realizados por el Consejo Consultivo determinan que la empresa era conocedora desde el año 1994 de que se había abierto un expediente con este fin y las limitaciones que desde ese momento se derivaban. Además, se descarta que este procedimiento afectara a dos parcelas como alega la empresa, sino tan sólo a una. Por lo tanto a los promotores ahora sólo les queda volver a la vía judicial para reclamar estas cantidades.

Desde un principio se dejó claro que la importancia de la casa no radica tanto en sus valores arquitectónicos sino porque en ella se desarrollaron experimentos de comportamiento animal que dieron origen a la escuela de la Gestalt, una de las más importantes de la moderna Psicología. El estudioso Melchor Padilla recuerda que la historia comienza en 1912, cuando se funda en el Puerto de la Cruz, bajo los auspicios de la Academia Prusiana de Ciencias de Berlín, la Estación de Antropoides de Tenerife. Tenía como objetivo la investigación de los aspectos psicológicos y fisiológicos del cerebro de los primates, con el fin de aplicar los resultados al conocimiento de la evolución de la función cerebral y del psiquismo humano.

El primer director de la estación fue Eugen Teuber, que en 1913 alquiló la casa y el huerto aledaño para instalar allí a un grupo de siete chimpancés con el que comenzó los experimentos. No obstante, en diciembre del mismo año retornó a Alemania, siendo sustituido en la dirección del centro por Wolfang Köhler, que realizó una serie de experiencias en las que se planteaba a los animales problemas que debían resolver. Los más conocidos son los relacionados con la obtención de comida mediante el apilamiento de cajas o el ensamblaje de cañas.

Tras la publicación del libro La mentalidad de los monos, los experimentos de la Casa Amarilla alcanzaron renombre mundial. No obstante, las circunstancias históricas de la época, el estallido de la Primera Guerra Mundial y la posterior derrota de Alemania, hicieron que el centro primatológico fuera primero trasladado y luego cerrado. Köhler se marchó a su país, de donde partiría en 1935, huyendo del nazismo, a los Estados Unidos para impartir clases en distintas universidades. En 1956 fue elegido presidente de la Asociación Americana de Psicología.

En los años 90, la Fundación Wolfgang Köhler inició una intensa campaña para tratar de conseguir que el edificio fuera declarado BIC, lo que se logró en 1999 otorgándosele la categoría de Monumento. En el decreto se describen los estragos que el tiempo había ocasionado en la Casa Amarilla: “Se ha producido el derribo de la cubierta y primer forjado, realizándose trabajos de demolición en el interior del inmueble, el cual se ha convertido en una mezcla de enseres abandonados”.

Sin embargo, esta declaración sufrió un duro revés, ya que los propietarios de la finca, la entidad mercantil Canary Property Promotions, presentaron un recurso, que ganaron, basándose en que la categoría de Monumento no era la procedente, estimándose como más apropiada la de Sitio Histórico. La declaración se retrasó hasta que, por fin, en 2005 se volvió a tramitar considerándola de esta última forma que fue ratificada por el Supremo en 2011. En estos momentos el inmueble se encuentra en estado de absoluta ruina y en el año 2008 sufrió un aparatoso incendio. Entre los argumentos que presentaron los dueños para evitar la declaración estaba que desde este edificio se realizaron operaciones de espionaje por parte del régimen nazi.

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