La Fundación Manrique pide proteger el Oasis
El grupo turístico Lopesan asegura que ha logrado el apoyo de una de las voces más respetadas en la defensa del patrimonio de Canarias, la Fundación César Manrique, a su propuesta para que el Hotel Oasis Maspalomas, de su competidor Riu, sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Lopesan, promotor de la propuesta de BIC sobre el hotel Oasis Maspalomas que estudia el Cabildo de Gran Canaria, ha difundido una carta del director de la Fundación César Manrique, Fernando Gómez Aguilera, en la que este defiende que ese establecimiento merece ser protegido, por sus “valores arquitectónicos, histórico-culturales y, en definitiva, patrimoniales”, informa EFE.
La misiva, difundida al día siguiente de que el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana haya concedido a Riu permiso para derribar el hotel, a expensas de lo que decida el Cabildo sobre si procede o no su protección, sostiene que el Oasis Maspalomas es “es un magnífico ejemplo de la arquitectura española más representativa de la década de los sesenta”.
Se trata, añade, de “una construcción vinculada a una nueva industria, el turismo, que acabaría transformando tanto la estructura socio-económica del país como sus paisajes”.
La Fundación César Manrique resalta que el hotel que Riu pretende derribar para construir otro en su lugar posee “un indudable valor patrimonial como ejemplo de arquitectura del Movimiento Moderno (..) y un explícito valor cultural y etnográfico, además de constituir un extraordinario referente de los primeros asentamientos turísticos de Maspalomas y, por consiguiente, de Canarias”.
“La FCM comparte las valoraciones de algunos de los mas prestigiosos arquitectos del país que se han referido al Hotel Maspalomas Oasis como 'una obra verdaderamente admirable, una de las de carácter hotelero más ejemplares de cuantas se ha hecho en España', 'una obra importante para Canarias e importante para la trayectoria de José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún', 'una obra ejemplar que se estudia en todo el mundo'”.
Por ello, aboga por su protección como Bien de Interés Cultural, por su restauración, conservación y puesta en uso.
En la misma línea, advierte de que su posible demolición “supondría una irreparable pérdida para el patrimonio arquitectónico moderno del archipiélago, necesitado de amplitud de miras administrativas para posibilitar desde hoy que se sienten las bases de una cultura social y política proclive a la conformación de un significativo catálogo de arquitectura patrimonial contemporánea en las islas”.