Gran Canaria queda en manos de tres caprichos

Son las ingratitudes eternas del pueblo en urnas. Gran Canaria no dio quince consejeros a la lista al Cabildo del Partido Popular liderada por José Miguel Bravo de Laguna en 2011, como sí premió a la plancha de José Manuel Soria en 2003. En política doméstica, esa ausencia de mayorías absolutas para encarrilar un mandato plácido, como si de minutos de la basura del basket se tratara, se suele pagar tarde o temprano. Y este lunes, en la Casa Palacio, el pleno insular de los presupuestos de 2013 dio muestras de ello por el lado más blindado de todos: el Partido Popular en Canarias.

Porque la ausencia en el debate y votación de las cuentas del Cabildo de Gran Canaria de la consejera que en su esencia las ha gestado, Rosa Rodríguez, viene a condicionar de manera radical el futuro del gobierno insular de Bravo de Laguna. Apoyado el PP, ahora más que nunca, en dos políticos fugaces por su condición de tránsfugas de corto recorrido electoral, como son su vicepresidente Juan Domínguez -todavía no se sabe si dentro o fuera del CCN de Ignacio González- y el consejero expulsado de CC, Antonio Hernández Lobo, el presidente Bravo depende de dos caprichos para el sustento de su mayoría. Y hasta él mismo lo reconoció a la hora de justificar por qué no recorta gastos de asesores y personal de confianza como prometió en campaña.

El trasfondo oblicuo del grupo de gobierno insular se dejó entrever en todas y cada una de las intervenciones en el pleno de los presupuestos. De esos 536 millones de euros calificados de sociales e inversores por el PP y de dedicados al boato y al despilfarro por NC y PSOE. CC también está en la oposición, de la mano de Fernando Bañolas, el jefe de filas de aquel grupo de tres consejeros que ahora se reparten entre el sí y el no, pero tampoco se notó demasiado ímpetu en las críticas del exalcalde de Guía a las cuentas que deja para la isla la ausente fidelísima de José Manuel Soria.

Todo fue en medio de un pleno plagado de lo de siempre: ataques de unos y otros a los gastos del agitprop que inventaran los bolcheviques con el éxito rotundo que parece haber calado hasta en las mentes del más pulcro liberalismo español, socialdemocracia intachable mediante, claro, dispuestos todos a gastar lo que haga falta para sacar brillo a la gestión, mala o buena, que se lleve a cabo al frente de la Corporación insular, y en un debate en el que también un viejo zorro como Carmelo Ramírez (NC) supo sacar de sus casillas al presidente Bravo.

¿Y eso? ¿Con sus tablas de la Transición y las Cañadas? Pues sí, y simplemente por dos cuestiones: quien expuso los presupuestos fue un consejero no electo, técnico brillante y lo que se precie, sin cintura política para rebatir nimiedades y chascarrillos de un pleno, como es el sustituto de Rosa Rodríguez, y quien replicó a la oposición, con vehemencia, coherente en su discurso, implacable con el zapaterismo para justificar la crisis general y dispuesto a la brega politiquera de la que nunca se desprenden los representantes de lo público, fue el propio Bravo de Laguna, consciente de que él solo debía lidiar el toro del tercer capricho que zarandeaban socialistas con discreción y neocanarios sin recato.

Ese no es otro que José Manuel Soria. Los tiempos que marque el ministro a su fiel escudera y exconsejera de Economía y Hacienda han de poner, o no, de los nervios al bravismo, a ese intento de hacer política, sea “clan familiar” como denunciaba en el pleno mentando a la bicha de Emalsa Román Rodríguez o no, pero sin el control exhaustivo del todavía presidente del PP canario. De la ausencia y de Rosa se habló este lunes por los cuatro costados de Bravo Murillo, como la escenificación dentro del PP oficial, el que rige todavía con mano férrea Soria, de que ha tomado nota y a la manera propia de hacer de Bravo le tiene puesta una cruz. No será, en todo caso, para un río lleno de sangre, pero sí que puede incordiar al presidente del Cabildo tener solo 13 de sus 14 consejeros a su lado, de momento, y depender de los caprichos de dos tránsfugas sin control y una ausente dirigida.

Eso sí, presupuestos, haberlos, haylos, aunque parezca mentira que se pueda financiar la construcción del pabellón multiusos para el Mundobasket 2014 a tiempo, sin dinero de Rajoy ni de Paulino [y José Miguel Pérez] o vengan los chinos a costear el tren famoso aquel de Román Rodríguez. Que de todo hay en esta Casa centenaria.

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