El retrato familiar universal

No es la primera vez que Asganar Fahardi nos sorprende con su maestría para contar historias. Tampoco es la primera vez que nos sorprende con una retrato tan veraz de las relaciones humanas y de la sociedad iraní. Pero si alguien podía pensar que aquel virtuosismo que demostró en A propósito de Eli era cuestión de la posición de los astros, con esta película el iraní prueba que los genios existen.

El guión de Una separación puede llegar a ser tan rebuscado que si hubiera caído en las manos de Telecinco ya tendríamos la nueva repulsiva serie de masas. Sin embargo, el director consigue esquivar todos los juicios morales y sociales a los que el guión podría dar pie y cuenta una historia que reboza de serenidad e inteligencia. El trabajo que Fahardi realiza en este film es un auténtico ejercicio de sutileza con en el que alcanza el súmmun de su figura: ser invisible.

Nader y Simin, una separación cuenta los entresijos de un conflicto entre dos familias que sucede tras el divorcio de estos dos personajes que dan el título a la película. Pero sobre todo es un retrato exacto del funcionamiento del comportamiento humano en el que queda claro lo lejos que podemos llegar para que nuestra consciencia esté tranquila, y en el que demuestra que en la vida real no hay buenos ni malos.

Cada personaje de este film está tan cargado de vida que entiendes y compartes todas sus decisiones aunque entre ellas sean contradictorias, por eso con este drama familiar logra que el espectador desee algo que en nuestras retorcidas y competitivas mentes nunca pensaríamos anhelar: un empate.

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