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El poder del secretario, la clave de la crisis de gobierno en San Bartolomé de Tirajana

El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana

Toni Ferrera

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La crisis ya venía de lejos, pero se recrudeció a principios de septiembre y terminó por estallar este lunes. El municipio de San Bartolomé de Tirajana, para muchos, el motor económico de Gran Canaria por ser entrada y salida de millones de turistas que visitan el Archipiélago, cuenta con un grupo de gobierno con menos músculo que hace unas semanas tras la salida de tres concejales (dos cesados y uno que ha dimitido), todos ellos de Coalición Canaria. Y entre las explicaciones a por qué se han tambaleado los cimientos de la Corporación aparece la figura de Marcelino López Peraza, el secretario municipal y un hombre con multitud de amigos y enemigos dentro y fuera del Ayuntamiento.

La historia puede tener varios puntos de partida y ninguno de ellos sería el correcto porque, después del fuego cruzado de declaraciones que se han tirado a la cara Concepción Narváez (PSOE), alcaldesa del municipio, y Alejandro Marichal (CC), expulsado esta semana y la voz más fuerte de Coalición en el sur de la isla, es difícil precisar cuándo se torció todo, si es que alguna vez hubo cierta estabilidad política.  

El 28 de agosto, Narváez avocó las competencias de Recursos Humanos hasta el 12 de septiembre a Marichal, responsable del área junto con Pino Santana (CC), y cesó a la jefa de RRHH por aquel entonces, Loli Araña, a quien derivó a Disciplina Urbanística, un departamento mermado en el Ayuntamiento por el escaso personal.

Narváez entiende que el puesto de Araña como jefa del servicio de Recursos Humanos debe ser ocupado por el secretario municipal, López Peraza, de su confianza y a quien le encomienda las acciones de seguir muy de cerca los procesos selectivos y la relación con los sindicatos. La última Oferta de Empleo Público (OEP) del municipio, de hecho, fue impugnada por UGT al entender que no hubo negociación colectiva. Una sentencia del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Las Palmas de Gran Canaria desestimó el recurso.

Así que con Marichal sin margen de maniobra hasta mitades de septiembre, la alcaldesa encaja al secretario en una de las carteras más relevantes de la institución. Y Araña, como era de esperar, se revuelve y presenta dos denuncias por su cese, a la viceconsejería de Administraciones Públicas y Transparencia del Gobierno de Canarias y a la Delegación del Gobierno en el Archipiélago. En ellas, expone que el nombramiento del secretario es “contrario a derecho”, que “no cabe que una misma persona ocupe dos puestos de trabajo distintos en una misma administración pública” y que se trata de “un acto arbitrario dictado a sabiendas de su ilegalidad y que esconde otros intereses que nada tienen que ver con el interés general que están llamados a satisfacer, salvaguardar y defender”.

El trabajo de mayor peso dentro del departamento de Recursos Humanos del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana es dar salida a las OPE de 2018, 2019 y 2020. Gestionar y tramitar los procesos selectivos, preparar informes, tareas y las propuestas que hagan falta. Esto, Marichal, pocos días después de recuperar sus competencias, lo delega en el técnico Antonio Calvo, porque considera que es “improbable que el secretario pueda realizar, con la inmediatez que requieren, esas múltiples tareas (…) habida cuenta de las importantes y numerosas funciones propias del puesto de Secretaría”. Por lo que el área de RRHH se queda con López Peraza como jefe y Calvo como gestor y responsable de las ofertas de empleo público.

Semanas más tarde, Narváez, cansada de esperar, retira las competencias de Recursos Humanos a Coalición Canaria en la antesala de la sucesión de movimientos turbulentos que vino después. Tachó a Pino Santana de desleal, Marichal respondió sugiriendo a la alcaldesa que saliera más a la calle y se olvidara de la guerra de sillones, y Narváez contestó cesándole a él y a Santana, a quienes desde este martes se ha unido Alexis Moreno (CC), que ha presentado su dimisión. Francisca Quintana, la única concejala de Coalición que no ha abandonado el gobierno, sí se ha marchado de la formación nacionalista, ahora en la oposición.

La no prórroga del secretario

López Peraza tiene más de 65 años. Como secretario municipal de San Bartolomé de Tirajana, un puesto encargado de velar por el cumplimiento de la legalidad en los actos del Ayuntamiento, puede mantenerse en activo de forma voluntaria hasta los 70, siempre y cuando solicite cada año una prórroga de renovación anual y el departamento de Recursos Humanos dé el visto bueno.

El 29 de julio de 2021, López Peraza presenta su solicitud de permanencia hasta los 70, pero del departamento de RRHH desestima el 27 de septiembre (tenía tres meses de plazo) su renovación, esgrimiendo una retahíla de argumentos en un escrito de 22 páginas. Algunos más hirientes que otros. “El desempeño del citado secretario no ha sido el más adecuado”, “el interés público local demanda una política de relevo generacional, de renovación y de rejuvenecimiento de la plantilla”, “estimándose necesaria la figura de un secretario proactivo (…) para hacer frente a los retos que resultan de las TIC”.

En el documento, firmado por Marichal pocas horas antes de ser cesado, se explicita que “no se han cumplido la condición y objetivos” que sirvieron de motivación para prorrogar la estancia del secretario el curso pasado. “Salvo el registro de entrada, son prácticamente nulos los avances en la materia, pudiendo considerarse incluso una dejación de la competencia ‘impulsar y coordinar los procesos de implantación de la Administración electrónica en la Corporación”, detalla el texto.

Pero el párrafo más sangrante llega unas líneas más abajo, en las que se acusa al secretario de ser el responsable de retener o no firmar, o hacerlo de forma tardía, resoluciones dictadas por el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, así como la “inexistencia de Libros de Actas de las sesiones de los órganos colegiados (Pleno, Junta de Gobierno Local, etc) y de las resoluciones de los órganos unipersonales”. “Evidencian un actuar que, cuando menos, cabe calificar de incumplimiento de las funciones legalmente asignadas”, destaca el documento.

De su agrado o no, a Narváez no le ha sentado bien que una de las últimas decisiones de Alejandro Marichal antes de ser cesado haya sido cerrar la puerta del Ayuntamiento a López Peraza, a quien ella misma colocó como jefe de Recursos Humanos. “Tú no te puedes marchar queriendo hacer daño. Dejar sin secretario a la Corporación significa la parálisis, el caos, el desastre, la desorganización. Además, hay una cosa curiosa”, agrega Narváez en declaraciones recogidas por la emisora Radio Faro, “[Marichal] tenía el área de RRHH y no contestó en tiempo y forma a la solicitud de prórroga del secretario. Fuera de plazo, cuando ve que se le cesa y se le retira el área, hace un escrito diciendo que [el secretario] no está activo y lo peor de todo, se le da de baja en la Seguridad Social”.

Que vaya a continuar López Peraza es ahora una incógnita. Narváez se parapeta en que Recursos Humanos no contestó a tiempo a la solicitud del secretario (tenía tres meses desde el 29 de julio y respondió el 27 de septiembre) y ahora, según ha manifestado, se va a “analizar jurídicamente” la revocación del decreto que rechaza la renovación del secretario. La última novedad es que este miércoles se ha nombrado a Antonio Vega como su sustituto dentro de la Corporación. Pero con un detalle al final: no es el secretario a secas, sino el nuevo secretario “puntual”. 

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