Canarias, ¿estado federal?

Salvador Lachica / Salvador Lachica

El 8 de junio de 1873 las Cortes Constituyentes proclamaron la República Federal. Se presentó un proyecto de Constitución Federal, pero no llegó a aprobarse, pues se sucedieron las declaraciones de independencia de diversos territorios y cantones hasta que se produjo la restauración monárquica en 1874.

240 años más tarde, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), formación política que abandonó el federalismo de su ideario y sus estatutos hace décadas, ha retomado la bandera federal para hacer frente a las tensiones territoriales abiertas por el Gobierno de Catalunya y rebajar las ansias recentralizadoras de la derecha más conservadora.

El pasado 7 de febrero, el ex dirigente del Partido Socialista Canario-PSOE y profesor de Derecho constitucional en la Universidad de La Laguna Santiago Pérez, pronunciaba una conferencia en el Parlamento en la que aseguraba que “el Estado de las Autonomías está en una situación crítica, ha llegado a las fronteras de sí mismo y más allá de ellas lo que hay es otra cosa”.

Plus ultra

¿Y qué hay 'plus ultra', una vez pasadas las metafóricas Columnas de Hércules políticas del modelo autonómico?

En este escenario, convendría preguntarse qué ventajas tiene el Estado federal respecto al vigente modelo autonómico. Es más, habría que cuestionarse si los hechos diferenciales canarios estarían mejor blindados por el federalismo que por el autonomismo.

El secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alfredo Pérez Rubalcaba, defendió a mediados de julio, durante su encuentro con el presidente Paulino Rivero como con la Ejecutiva regional, las bondades que tendría para Canarias formar parte de una España federal.

Rubalcaba aseguró que con una España federal, la prórroga unilateral por parte del Gobierno central de la reforma del REF hasta el 2015 no se hubiera podido llevar a cabo.

Ximo Puig, el líder de los socialistas valencianos (PSPV-PSOE), afirmó durante su reciente visita a Las Palmas de Gran Canaria para disertar sobre el nuevo modelo territorial que defienden los socialistas que “Canarias estaría mucho más cómoda, mejor recogida, en un estado federal”.

Para Ximo Puig, las características endógenas y diferenciales del Archipiélago tendrían “más presencia” y “más lealtad institucional” en un modelo federal.

Pocas diferencias

Dicho esto por parte de quienes defienden el nuevo modelo, habría que recordar que un Estado federal es una forma de organización política descentralizada, con un Gobierno central y distintos entes territoriales autónomos, que se relacionan conforme a lo dispuesto en una Constitución federal; en ella se establece cómo se distribuyen las competencias entre las instituciones centrales y las territoriales.

Por tanto, ¿En qué se diferencia un estado federal del que tenemos en España? Pues, literalmente, en muy poco. Los territorios que forman parte del Estado central (Federación) se llaman a su vez Estados (federados), y tienen su propia Constitución. En España son comunidades autónomas y tienen estatutos de autonomía.

La siguiente pregunta es si ofrece más independencia a las regiones un Estado federal o uno autonómico. Pues dependerá del nivel que se conceda en cada caso.

Por ejemplo, el reino de España es, contrariamente a lo que se asegura por sus detractores, un Estado más descentralizado que la República Federal Alemana. En términos generales, según los modelos actuales, un Estado Federal tiene más mecanismos centralizadores y preserva más la igualdad entre los territorios de lo que se ha conseguido, por ejemplo, con el actual Estado autonómico.

Pérdida de competencias

Así lo asegura Santiago Pérez, al recordar que a través del Bundesrat (Senado), los ländern (estados federales) “participan intensamente en la formación de la voluntad política de la Federación” y, en consecuencia, en la elaboración y aprobación de las normas federales, incluidos ciertos reglamentos.

Sin embargo, la Ley Fundamental alemana recoge un buen número de leyes que requieren la aprobación del Bundesrat, lo que coloca a esta Cámara “en una posición fuerte en el procedimiento legislativo”.

El reino de España es un Estado más descentralizado que la República Federal Alemana.

“Pero ese fortalecimiento ha sido la compensación a la pérdida de competencias legislativas de los propios ländern y sus parlamentos”, recuerda Pérez.

Claro que, según el profesor y político, “no es imprescindible, desde el punto de vista del federalismo, tener una Cámara territorial”.

“El Senado norteamericano es un órgano de dirección política del país que contrapesa el poder del presidente, especialmente desde que los miembros son elegidos directamente por la población de los estados desde hace un siglo”, afirma.

Un Senado, por tanto, que “no tiene especialización federal alguna ni por sus competencias legislativas, ni por la actividad de control sobre el gobierno federal, ni por la proyección de los senadores”.

Y es que federal viene del latín federare, que significa unir. Para Pérez, el despliegue del Estado social ha significado “un fortalecimiento impresionante de los gobiernos federales alemán y norteamericano”, justificado en la igualación de las condiciones de vida de todos sus ciudadanos y con amplio respaldo de éstos, “buscando constantemente cohesión política y social”.

“Ese fortalecimiento del poder federal se ha llevado a cabo a costa del de los estados miembros”, reitera.

Es, justamente, lo contrario de lo que se reivindica en España, donde los gobiernos autonómicos quieren cada vez más competencias legislativas en detrimento del Estado.

“A Canarias le conviene un concepto federalista moderno, como el autonómico, capaz de poner en marcha mecanismos de solidaridad porque, si al final se vacía de competencias al Estado central ¿dónde irían las Islas a reclamar?”, se pregunta Pérez.

Federalismo asimétrico = Estado autonómico

Quizá por ese motivo se habla de federalismo asimétrico, frente al simétrico, en el que cada territorio tiene los mismos poderes y las mismas competencias que el resto.

En el estado federal “asimétrico” puede haber uno o varios territorios que tengan más competencias que el resto. La mayor parte de Estados federales son simétricos y, sin embargo, un caso de federalismo asimétrico es, paradójicamente, el Estado autonómico español, al menos como lo concibieron los constituyentes de 1978, pues Navarra y País Vasco tienen más competencias en materia fiscal que el resto de comunidades.

Así que quienes hablan de implantar un Estado federal asimétrico están, realmente, defendiendo el vigente modelo autonómico, pero ocultándolo con un concepto que parece alejado del maltrecho y denostado sistema de comunidades autónomas. Vino viejo presentado en odres nuevos.

“La Constitución de 1978 contiene los elementos necesarios y suficientes para desarrollar y consolidar un Estado profundamente descentralizado, reconoce a las comunidades territoriales un autogobierno similar al de los estados miembros en un sistema federal y, especialmente, delimita las competencias de las instituciones y órganos centrales, incorporando las experiencias del federalismo contemporáneo tal y como funciona realmente”, reconoce Santiago Pérez.

¿Diagnóstico equivocado?

La Federación tiene una Constitución propia y constituye un solo Estado desde el punto de vista del Derecho internacional, un único sujeto jurídico desde el punto de vista internacional. Como la España autonómica.

Sin embargo, desde el independentismo y los nacionalismos catalán, vasco y gallego, no así (de momento) el canario, se apunta a una solución diferente más acorde con la Confederación.

La Federación tiene una Constitución propia y constituye un solo Estado desde el punto de vista del Derecho internacional.

Un sistema que se basa en un Tratado internacional entre los Estados que forman parte de la misma y que mantienen su soberanía como Estados desde el punto de vista del Derecho internacional, pues por más que diga el presidente de la Generalitat, Artur Mas, lo contrario, un estado federal no puede separarse del resto si así lo desea en un determinado momento, pues depende de lo que diga la Constitución.

Y normalmente no puede hacerlo, pues el pacto constitucional establece que se necesita contar con el resto.

Para Santiago Pérez, “en la reforma de un sistema político, como en tantas facetas de la vida, no equivocarse en el diagnóstico y tener claro lo que no debe hacerse constituyen premisas esenciales”.

Sin embargo, considera que “tanto fortalecer un estado federal al mismo tiempo que las competencias legislativas de sus miembros, como propugna el PSOE, como ir hacia una confederación, como defienden algunos nacionalismos son modelos absolutamente inviables que están abocados al colapso y a la desaparición de España como unidad jurídica”.

“El problema no es la arquitectura constitucional, sino recomponer el consenso político de contemplar España como realidad jurídica unitaria, plural y solidaria”, concluye.

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