La luz de Risco Caído cae sobre una Artenara que brilla con incertidumbre por su futuro

Artenara.

Silvia Álamo

Las Palmas de Gran Canaria —

En la cumbre de Gran Canaria se respira diferente, un aire más fresco, si cabe. Artenara tiene un color especial, siempre lo ha tenido, pero ahora brilla con más intensidad. El asentamiento humano más alto de Gran Canaria reluce en todo el mundo desde el pasado domingo. Risco Caído -o Risco Caido, sin acentuación, como lo llaman los lugareños- y las Montañas Sagradas de la Isla ya son Patrimonio Mundial por declaración de la Unesco. Los antiguos canarios resuenan con fuerza en nuestra memoria y ahora nos ayudan a escribir el futuro. El reconocimiento cayó como agua de mayo en un pueblo que cree que al fin recibe lo que merece. El orgullo y la satisfacción de los artenarenses está en el aire, a merced de todo el que quiera inspirarlo. Con la tranquilidad que les caracteriza, su único deseo es que todo se gestione de la mejor forma y que su acogedora cumbre no se parezca a cualquier zona turística explotada de las islas.

La popular figura del Sagrado Corazón de Jesús vigila desde lo alto del pueblo. Parece tener los brazos más abiertos que nunca, con ganas de recibir a todo el que quiera contemplar el paisaje del municipio. Allí, en la plaza principal, está Paca Díaz, una de las vecinas más longevas. Está feliz. A sus 93 años y con la vitalidad que siempre le ha caracterizado, sigue presumiendo de su Artenara querida, ahora más que nunca. “Yo espero que ahora a la gente se anime a subir a la cumbre, aquí se está muy bien”, cuenta mientras saluda a vecinos y visitantes.

Los dueños de los negocios no pueden ocultar su alegría. “Una muy buena noticia para que el pueblo salga adelante”, manifiesta la propietaria del bar La Casa del Correo. “Ya empieza a haber movimiento, esta misma mañana una agencia alemana se ha puesto en contacto conmigo para hacerme reservas”, asegura. Todos coinciden en que lo importante es que no haya una mala gestión del turismo.

Como un gran reto y una gran oportunidad, así lo ve el dueño de la Biocrepería Risco Caído, Sergio Houghton. Se siente afortunado. “Sentir que vives en un lugar que siempre te ha gustado por su belleza y que se ha reconocido a nivel internacional como Patrimonio Mundial es todo un privilegio”, admite.

No obstante, cree que hay que empezar a trabajar desde ya para “hacer las cosas bien”. “Hay muchos deberes que no se han hecho y eso puede repercutir de forma negativa en ese desarrollo sostenible al que todos nos gustaría aspirar con una denominación de este tipo”, asevera. Para el empresario ahora empieza un proceso en el que no existen soluciones mágicas y en el que todos pueden contribuir.

En la misma línea opinan los vecinos. Pedro Martín sabe que este reconocimiento será un repunte para el pueblo, tanto en lo social como en lo económico, pero no cree que esto haga que se produzca un incremento de población. Eso sí, él tiene claro que allí es donde mejor se vive. “Lo importante es que la gente venga, que se genere empleo para los jóvenes y que haya más movimiento en el pueblo; esto nos va a ayudar”, confía.

Era martes, pero en Artenara parecía un día de domingo. Los visitantes llegaban al pueblo en busca de información sobre Risco Caído. El Centro de Interpretación Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria, inaugurado este sábado, no paraba de recibir visitas. En su interior tendrá una réplica a tamaño real de la cueva número 6. Su diseño permitirá reproducir en unos minutos, en cualquier momento del día, el fenómeno astronómico que se produce en Risco Caído, resaltando la importancia de la luz. Previsiblemente se abrirá en noviembre. Solo el domingo más de 120 personas pasaron por la infraestructura. A través de ella se podrá saber algo más del nuevo patrimonio mundial de la isla, ya que durante este año no habrá visitas guiadas.

El naturalista y vecino de Artenara Daniel González confiesa que ahora mismo vive en una situación de sentimientos encontrados. “Por un lado muy contento porque se reconoce el valor del patrimonio que tenemos en la zona, pero tengo la sensación de que estamos cogiendo la última joya que nos queda en la isla, las más bonita y mejor conservada, y la ponemos sobre una mesa para que venga todo el mundo a manosearla”. “Todo ello sin habernos ocupado de que esto se haga de una forma controlada y vigilada”, opina.

“Ahora seguro que nos vamos a encontrar con un cambio muy grande, tenemos prácticamente todas las figuras de protección que pueda haber, los instrumentos de planeamiento para cada espacio, pero no se están ejecutando muchos de esos planes”, lamenta.

El pueblo parece estar más unido que nunca para celebrar este reconocimiento mundial y para vigilar de cerca todas las acciones que se quieran llevar a cabo. “No vamos a dejar que esto se convierta en la nueva Maspalomas”, coinciden. En el momento de la visita, el alcalde del municipio, Jesús Díaz, no se encontraba allí, había bajado a la capital. Para él y su equipo de gobierno también se presenta un gran reto de aquí en adelante en el que primará la defensa de su municipio.

Pero no solo Artenara es la afortunada por este reconocimiento. Las más de 18.000 hectáreas que ocupan los espacios de Montañas Sagradas de Gran Canaria también son Patrimonio Mundial. Los otros tres municipios que celebran este título son Gáldar, Tejeda y Agaete. Sus representantes coinciden en que hay que valorar todo lo que se ha conseguido y “trabajar con cabeza” para mantenerlo.

El 7 de julio siempre será un día para recordar en Canarias. La forma de vivir de los antiguos habitantes del Archipiélago ha sido reconocida mundialmente y ahora el mayor deseo es que pueda perdurar a lo largo del tiempo sin que nada ni nadie sea capaz de estropearlo.

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