''Nunca le administré talio a mi esposa“
Ni talio, ni ningún tipo de medicación. El proceso que se desarrolla en la sección VI de la Audiencia Provincial de Las Palmas se espera largo y promete ser intenso. El enfermero Iván R.A., acusado de un delito de asesinato con circunstancia agravante mixta de parentesco por el fallecimiento de su mujer, Laura A.G., niega que le hubiera suministrado algún tipo de medicación a Laura. Preguntado en diversas ocasiones por la representante del Ministerio Fiscal, Beatriz Sánchez y el letrado de la acusación particular de esta causa, Acenk Delgado, siempre contestó que no. Afirma desconocer “cómo se suministra, ni cómo se adquiere” dicho metal pesado.
Iván, que sujetó en todo momento y besó en varias ocasiones una fotografía en la que se le veía a él, a su difunta esposa y a su hijo, se derrumbó en varias ocasiones y llegó a decir que está “cansado de tantas acusaciones falsas”.
Niega que tuvieran problemas en la pareja y que sea adicto al juego, “solo aposté por Internet una vez”, aseguró. Aunque confirmó que tenían deudas y que habían pedido créditos a tres entidades bancarias y que llegó a pedirle dinero a compañeros, asegura que eso no era motivo de riña con su esposa. Insistió en que habían hecho planes de futuro, “teníamos pensado trasladarnos a Murcia”.
Al ser cuestionado por los resultados de los análisis realizados a Laura A.G., en los que se encontraron restos de benzodiacepinas, insulina y talio, el acusado se remitió a los informes elaborados por los técnicos que declararán más adelante.
Acerca de los medicamentos encontrados en su vivienda, por los que fue minuciosamente preguntado, el acusado afirmó que algunos los había cogido del hospital como “prevención” por si su mujer empeoraba y justificó la presencia de otros fármacos aduciendo que él los tomaba por problemas en una de sus rodillas y que su mujer sufría cervicalgia.
El acusado relató que no se le había dado “ni un minuto para nada” tras la muerte de Laura. “Empezaron a controlarme la vida”, aseguró.
Entradas y salidas del hospital
Laura A.G. ingresó por primera vez en el hospital el 15 de mayo de 2010. En ese momento comenzó lo que Iván R.A definió como su “infierno personal”.
El acusado afirmó que, en un principio, su esposa se negó a ir al hospital pese a que se encontraba mal. Al comprobar que tenía la tensión y el pulso bajos, Iván R.A. decidió llamar a un médico conocido de la Clínica San Roque para comentar lo que le ocurría a su esposa. Al regresar a la habitación, encontró a su mujer en “estado estuporoso” debido a una hipoglucemia.
Según el relato del acusado, la noche anterior Laura A.G. no había querido comer ni beber pero se había tomado dos Valium de 5 miligramos cada uno para poder dormir.
Desde finales del mes de junio hasta el 5 de julio la víctima estuvo hospitalizada.
En la mañana del 5 de julio, una vez en casa, el acusado afirmó que Laura A.G. estuvo durmiendo durante la mañana de forma “normal, tranquila” aunque, más tarde, se la encontró en parada cardiorrespiratoria, por lo que procedió a practicarle maniobras de reanimación hasta que llegó el personal del 112.
Hasta el momento de su defunción, el 11 de julio de ese mismo año, la víctima sufrió varias paradas cardiorrespiratorias y crisis de hipoglucemia.
En relación a la acusación de que la salud de Laura A.G. siempre empeoraba después de que él estuviera con ella en la Unidad de Medicina Intensiva (UMI), Iván R.A. lo negó y declaró que nunca se le restringió la entrada o se le limitaron las visitas. “A día de hoy, no sé lo que le pasó a mi mujer”, concluyó.
“Oportunidad, capacidad y medios”
La fiscal, la acusación particular y la acusación popular (que representa al Instituto Canario de la Mujer), afirmaron en diversas ocasiones que aunque se desconozca el motivo, las pruebas apuntan a Iván R.A. porque “tuvo oportunidad, capacidad y medios” para ello.
Además, las acusaciones consideran que el acusado, dados sus conocimientos del ámbito sanitario, actuó con “alevosía y ensañamiento” ya que era consciente de la muerte “cruel y dolorosa” que le iba a provocar a su esposa.
Aunque no hay pruebas directas que incriminen a Iván R.A., la Fiscalía y la acusación particular pusieron como ejemplo los casos “Bretón” y “Asunta” donde, al igual que en este proceso, se presentaron pruebas indiciarias.
“Maltrato procesal”
Por su parte, el abogado de Iván. R.A., José Álvarez Domínguez, aseguró haber sufrido “maltrato procesal” e “indefensión”, alegando que no tuvo acceso a la parte secreta del caso.
Durante su exposición, en la que no cesó de ir de un lado a otro, el letrado criticó la “ceguera” con la que, a su juicio, han actuado los forenses que han intervenido en la instrucción.
En diversas ocasiones instó al jurado popular a que participen en el proceso realizando preguntas y pidió que se “despojen de la verdad mediática”.
Insistió en que no le corresponde a él probar la inocencia de su defendido, sino a las acusaciones pública, particular y popular, “estoy convencido de la inocencia de mi cliente. Bastante tiene con haber perdido a su mujer para que encima digan que es culpable”, afirmó.
Tanto el letrado de la defensa como el acusado afirmaron que la muerte de Laura A.G. no fue provocada por la administración de fármacos.
El interrogatorio a Iván R.A, se reanudará el miércoles.