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Altamira y la Cueva Pintada intercambian sus más valiosos objetos para poner en valor el arte que les une

Visitantes observan algunas de las piezas de la Cueva Pintada de Galdár dentro la exposición "El largo viaje... de Altamira a la Cueva Pintada".

Efe

Cantabria —

Dos enclaves alejados miles de años en el tiempo, el cántabro de Altamira y la Cueva Pintada de Gáldar, marcan la ruta en un viaje entre dos asentamientos de gentes parecidas pero diferentes, cuyos yacimientos intercambian ahora sus más valiosos objetos para poner en valor el arte que les une.

Los pobladores de ambos lugares aspiraban a un mismo anhelo mediante distintos lenguajes artísticos, a construir una sociedad para sobrevivir, y de eso trata la exposición “El largo viaje... de Altamira a la Cueva Pintada”, inaugurada hoy por el director general de Bellas Artes, Miguel Ángel Recio, y el consejero de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Carlos Ruiz.

La muestra aborda el tema de las cuevas utilizadas como espacios culturales tan diferentes como las sociedades de cazadores y recolectores del Paleolítico superior en la cueva de Altamira y las sociedades pastoriles prehispánicas de los siglos XII al XV de la isla de Gran Canaria.

Para ello, el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira y el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada de Gáldar han intercambiado objetos para compartir un mismo guión expositivo y una misma imagen gráfica que podrá visitarse en ambos lugares hasta el 16 de octubre.

“Dos paisajes alejados en el tiempo en el espacio... una misma humanidad” es la frase que saluda al visitante al inicio de la exposición, que da entrada a dos formas de estar en el mundo y de construir una sociedad, a dos formas de ordenar el caos pero a la misma necesidad de dar sentido al mundo.

La cueva de Altamira fue frecuentada por grupos de cazadores y recolectores a lo largo del Paleolítico superior, desde hace 35.000 años hasta hace 13.000, momento en el que la cavidad quedó sellada por un derrumbe natural de la visera de la entrada.

El poblado de Agáldar se configuró entre los siglos VII y XV a partir de una serie de caseríos entre los que destaca el barrio de la Cueva Pintada. Los ancestros de sus pobladores, que llegaron desde África hace menos de 3.000 años, eran agricultores y ganaderos que construyeron poblados distribuidos por toda la geografía insular.

A pesar de esta lejanía en el espacio y en el tiempo -33.000 años separan los paneles de la Cueva Pintada de las primeras pinturas de Altamira- son los mismos homo sapiens dotados de una misma capacidad simbólica y de un lenguaje abstracto, del cual dan sobrada muestra las piezas expuestas en la exposición inaugurada hoy.

La pintadera, el burgado decorado o las estatuillas femeninas procedentes de la Cueva Pintada se contraponen en vitrinas enfrentadas con las agujas de hueso, el arpón paleolítico o los huesos de ciervo perforados y decorados de Altamira, piezas que hablan del largo camino recorrido por la misma humanidad.

Estas piezas abren al visitante todo un mundo de posibilidades de entender las distintas visiones sobre la organización social, la economía, la política, las relaciones de género o la religión de ambas poblaciones humanas, además de conocer cómo las sociedades hacen apropiación del territorio donde se asientan.

El director general de Bellas Artes ha destacado el “hermanamiento cultural” que supone la exposición en la que dan a conocer estéticas distintas pero con un mismo objetivo, el de promocionar y explicar “el patrimonio de todos los españoles” que, a su juicio, “es el que nos une”.

Además, ha asegurado que iniciativas como la muestra “El largo viaje... de Altamira a la Cueva Pintada” añade “un mayor bagaje a la cultura y al turismo”.

Carlos Ruiz ha destacado que Altamira y Cueva Pintada son dos espacios “muy alejados” en el tiempo y en el espacio pero que recogen las visiones del mundo que los antepasados quisieron plasmar en sus paredes y en sus bóvedas.

Además, considera que la muestra “es una gran ocasión” para poner en valor el gran legado cultural de los antepasados, y una forma de de que las Ilas Canarias no sean vistas sólo como un destino de sol y playa, sino también como un destino cultural.

En este sentido, ha reiterado que uno de los retos del Cabildo de Gran Canaria es conseguir que el yacimiento arqueológico y astronómico de Risco Caído, ubicado en el municipio cumbrero de Artenara, sea declarado Patrimonio Mundial de la Unesco como Paisaje Cultural.

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