Condenado un empleado de banca grancanario por blanquear dinero para la mafia de Miami
Un empleado de banca grancanario, L.A.R., ha sido condenado por el Tribunal Supremo (TS) a cumplir tres años de cárcel y pagar 2,1 millones de multa por haberse prestado a servir de testaferro de José Rodríguez Battle, conocido también como Battle Junior, en la realización de sucesivas operaciones de blanqueo de dinero procedente de la mafia de Miami. Según relata la sentencia del Alto Tribunal ambos personajes tomaron contacto en el año 2001 en Gran Canaria por ser familiares. El banquero estaba a punto de jubilarse y el mafioso de origen cubano buscaba utilizar las islas para invertir en España “fondos que procedían de las actividades de extorsión, fraudes organizados, estafas, juego y apuestas prohibidas”.
Todas estas actividades tal y como ha quedado probado provenían de una organización delictiva que realizaba sus operaciones en distintos puntos de Estados Unidos y que concluyeron años después con la condena para los delincuentes. El extorsionador propuso al banquero canario que se encargara de la gestión y administración de fondos en productos financieros o en operaciones inmobiliarias que pudieran resultar ventajosas para ambos.
El TS considera demostrado que el testaferro era consciente del origen ilícito de este dinero pese a lo cual creó una sociedad en la que participaba con un 20% y que utilizó la entidad financiera en la que trabajaba para depositar fondos, que entre tanto se habrían de colocar a plazo fijo. Igualmente se utilizó la titularidad de sociedades radicadas en Panamá y en las que el banquero tenía plenos poderes, pese a ser distintas a aquellas de las que procedían estos capitales. Así a partir del año 2001 comenzaron a llegar desde Miami diversos ingresos que sumaron hasta 2,8 millones de euros dirigidos a dos cuentas abiertas en este banco a la vez que se ponían en marcha cuatro sociedades distintas. En el año 2003 se derivaron fondos por valor de casi 16.000 euros a una cuenta suiza.
Estas operaciones bancarias continuaron con regularidad hasta el año 2004 momento en el que el mafioso fue detenido y se congelaron todas sus cuentas. Su esposa se traslada entonces a Canarias y logra que los capitales se pongan a nombre de la mujer del banquero canario que además era prima del detenido. Ante las presiones de la entidad bancaria en la que originalmente trabajaba a continuar con este tipo de operaciones finalmente se hace un traspaso a otro banco por valor de 2,8 millones de euros. Con el fin de encubrir el origen del dinero se llegó a pedir un crédito de 400.000 euros. A través de una nueva sociedad se llevó a cabo la adquisición de parcelas en el municipio sureño de Mogán por valor de 3,6 millones de euros. Igualmente, se adquirió un solar en la calle Montevideo de Las Palmas de Gran Canaria por valor de 1,6 millones, entre otros bienes.
De forma paralela en Estados Unidos se cerraba el procedimiento judicial que concluyó con la condena del socio del banquero canario al quedar acreditado que formaba parte de una asociación delictiva conocida como La Corporación o la mafia cubana, por los cargos de extorsión dentro de una operación ilegal de juegos que utilizaba asesinatos, incendios provocados, tráfico de cocaína y otros actos de violencia. Igualmente se demostraron métodos de lavado de capitales para blanquear los beneficios procedentes de dichas actividades. En este procedimiento judicial se pudo comprobar el nexo con las sociedades creadas en Las Palmas de Gran Canaria a las que se requisaron todos sus capitales que sumaban 2,6 millones de euros. La mujer del banquero, sin embargo, quedó absuelta.