61 días ingresado con COVID-19: “Le he visto las orejas al lobo, ahora toca vivir de otra manera”
Después de 61 días de hospital con la COVID-19, 36 de ellos en la UCI, Carmelo Alemán ha podido regresar este jueves a casa para cerrar un duro capítulo: “Le he visto las orejas al lobo, ahora hay que vivir la vida de otra manera y disfrutar de la familia”, asegura este guardia civil de Lanzarote, que en sus ratos libres entrena al Club de Baloncesto Maramajo.
Recibido a su salida del Hospital Doctor Molina Orosa de Arrecife por muchos de sus compañeros de la Benemérita, Alemán confiesa a Efe que esta mañana ha vivido momentos “muy emocionantes”.
“Había compañeros de trabajo, personal sanitario, amigos... La verdad es que no faltó nadie”, relata, emocionado y orgulloso de sentirse tan querido. Él es uno de los 87 casos de coronavirus que ha sufrido Lanzarote, una de las islas menos castigadas por esta pandemia, que no obstante ha dejado allí seis fallecidos.
Para este lanzaroteño de adopción, el día del alta médica después de dos meses de espera ha sido muy especial. “Estaban todos los que tenían que estar”, presume, citando en primer lugar a los sanitarios que han cuidado de él durante todo este tiempo.
También su familia lo ha pasado mal, porque “no veían la luz al final del túnel”. Así que Domingo se ha cuidado mucho de hacer lo que primero tenía que hacer: “Darle un beso a mi mujer”.
Los últimos días de hospital, después de salir de cuidados intensivos, le resultaron “un poco duros”, a pesar de la certeza de que el alta médica estaba ya más cerca, confiesa.
“Estás encerrado entre cuatro paredes, pero todo el personal de medicina interna me trató con mucho cariño”, se apresura a añadir.
Carlemo Alemán sabe que a partir de hoy le toca cuidarse “el azúcar y la tensión”, y seguir una dieta, aunque “no muy estricta”. “Te tienes que cuidar y no cometer excesos, que la edad no perdona”.
Él se lamenta de que haya personas que no respeten las recomendaciones del confinamiento y les recuerda la experiencia que han pasado mucho pacientes como él.
“He estado prácticamente abrazado a la muerte... esa gente no sabe lo que hace”, reflexiona, “ahora mismo se están excediendo demasiado, tienen que aprender que hay que vivir la vida de otra manera”.
A su juicio, “esta enfermedad nos ha enseñado que tenemos que cambiar las cosas, no es ninguna broma, este virus mata”.
Carmelo Alemán no ha perdido ni un ápice de su pasión por el baloncesto: “Ahora mismo soy entrenador del Maramajo y, si siguen requiriendo mis servicios, seguiré probando un año más con ellos”.
Eso sí, reconoce que la pretemporada ni se la plantea todavía, “por el tema del virus este dichoso”. Pero también precisa que sabe que tiene “las puertas abiertas en el club y no va a haber ningún problema para seguir entrenando”.
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