''No denuncié antes porque nos decía lo que queríamos oír''
El juicio por el conocido como caso Kárate ha continuado este lunes en la Audiencia Provincial de Las Palmas en una jornada en la han declarado los testigos 13, 14, 15 y 18, supuestas víctimas de los cuatro acusados. La primera en hacerlo ha sido la testigo número 13, que entre sollozos, y a preguntas de Pino López, letrada de la defensa de María José González, aseguró haberse sentido “prostituida” durante el tiempo que estuvo en el gimnasio.
Antes respondió a las preguntas del fiscal, Pedro Gimeno, y de una de las acusaciones particulares, la ejercida por José María Palomino. Ante ellos, la testigo, que entró en el gimnasio para hacer baile con 11 años y empezó con el kárate a los 13, afirmó que había perdido su virginidad con el principal acusado, Fernando Torres Baena, que antes, cuando tenía 10 u 11 años, ya le había empezado a hablar de sexo “de forma filosófica, aunque yo no lo entendía”.
La testigo relató cómo fue la primera vez que mantuvo relaciones sexuales con el principal acusado, para el que la Fiscalía pide un total de 303 años de cárcel: “No me opuse porque no podía, me besaba y tocaba todo el cuerpo. Luego me introdujo el pene. Yo estaba en estado de shock”. Además afirmó que Torres Baena le dijo que al llegar a casa tirara las bragas a la basura.
Durante su testimonio, afirmó que mantuvo relaciones sexuales con numerosas personas, de las que dos eran los acusados Fernando Torres Baena e Ivonne González, relatando también como el primer encuentro sexual con ésta fue un día en su vivienda cuando se quedó a dormir “y a medianoche empezó a tocarme y besarme y tuvo sexo oral conmigo”, recordando igualmente que Torres Baena le había dicho que era bueno que mantuviera sexo con mujeres y que cualquier relación que se mantuviera en el chalet de Playa de Vargas tenía que haber sido consentida previamente por el karateka.
Entre lágrimas, la testigo recordó igualmente como en la época en la que estaba en el gimnasio sentía como “ellos eran mi familia, mis compañeros, todo”, y que en esa época su relación con sus padres o su hermana era casi nula. “Yo no denuncié antes porque nos decía lo que queríamos oir, nos separaba de nuestras vidas, nos convencía de que el gimnasio era nuestra vida”.
Igualmente recordó un episodio vivido cuando se le retrasó en una ocasión la regla y Fernando le dijo que María José le haría un test de embarazo. Entonces la acusada le indicó, según relató, que “en cualquier caso, si estás embarazada, diríamos que ha sido fruto de una relación con el testigo 22. No me daban otras opciones”.
Por último, cuestionada por cómo había dejado que su hermano pequeño entrase en el gimnasio pasándole todo lo que supuestamente le estaba pasando, aseguró que lo hizo porque a él no le iba a pasar. “Allí estaba yo, para evitar que le sucediera eso, yo iba a estar ahí para evitarlo”, concluyó.