El Faro de Maspalomas volverá a lucir con todo su esplendor a principios de 2019
Tras una década cerrado al público, el Faro de Maspalomas ya ve la luz al final del túnel para su reapertura, que está prevista que sea en los primeros meses de este 2019 tras una inversión de 1,4 millones de euros por parte del Cabildo de Gran Canaria, organismo que desde el año 2011 gestiona las instalaciones, cuyas obras están pendientes de pequeños flecos para que concluyan.
Este miércoles el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, yl a consejera de Industria, Comercio, Artesanía y Vivienda, Minerva Alonso, realizaron una visita en las instalaciones de este Bien de Interés Cultural para conocer de mano de los técnicos de la Fedac a qué estará dedicada cada estancia en cuanto se adjudique el proyecto museístico. Hasta ese momento, los visitantes podrán disfrutar de exposiciones de artesanía contemporánea, de la reproducción de las viviendas tradicionales isleñas y de las ricas imágenes de los fondos del Cabildo, todo ello coronado por un mirador que alcanza desde las montañas hasta la playa tras subir por las escaleras de caracol para experimentar la sensación de estar a la vera de la torre del Faro de Maspalomas, que aún sigue en funcionamiento a 58 metros de altura.
El Faro de Maspalomas fue un diseño de Juan León y Castillo que abrió sus puertas en 1889 para albergar las familias de los fareros, y de hecho, hasta tres familias llegaron a vivir en el lugar de forma simultánea. Ahora, casi 130 años después, el público podrá pisar el mismo suelo de madera que fue testigo de sus vivencias y que tras su restauración albergará un centro etnográfico.
Junto a las Dunas y el parque Tony Gallardo, el Faro de Maspalomas es uno de los emblemas del sur turístico en los que se ha volcado el Cabildo este mandato, tres enclaves no exentos de dificultades, desde los obstáculos administrativos del Faro hasta las termitas que hicieron su aparición poco antes de que empezaran las obras, lo que obligó a modificar el proyecto y fue aprovechado para introducir la adaptaciones pedagógicas necesarias para acoger escolares para que recibir colegios sea la tónica habitual.
La previsión es que también sea tónica habitual la constante riada de turistas que aprovecharán esta oferta cultural de calidad a pie de playa, desde donde el Cabildo los conquistará para redirigirlos al resto de museos y atractivos de Gran Canaria, para lo que contará con un punto de información turística, además de tienda etnográfica para que no se vayan sin una pieza de auténtica artesanía.
El centro etnográfico ofrecerá reproducciones de la industria lítica de los aborígenes, así como la recreación de un enterramiento y una momia aborigen, ya que el aspecto funerario de la población prehispánica, con la momificación como uno de sus baluartes, atrae a propios y extraños, para continuar por los siglos hasta llegar a mediados del XX con la documentación que han dejado los viajeros como hilo conductor de esta enriquecedora visita en la que no faltarán la parcela de los metales y la herrería, la madera y el mundo de los tejidos.
Tampoco faltará el de los usos agrícolas cinco siglos atrás hasta la explosión del turismo, al que se reserva la terraza desde la que admirar el paisaje gracias a un arduo trabajo para adaptar el conjunto a la normativa europea, desde accesibilidad a seguridad, siempre con respeto a su condición de Bien de Interés Cultural, lo que permitirá por fin vuelva a ser disfrutado.
Para la consejera Minerva Alonso, la restauración del Faro ha sido “el reto más importante” que ha tenido en este mandato y también “lo que más horas de sueño” le ha quitado en este mandato. Esto es debido a que cuando tomó posesión del cargo en 2015 su equipo se encontró con una obra que ya venía con retrasos.
Constructora San José era la empresa con la que en 2016 se resolvió el contrato por las discrepancias entre las dos partes. La primera, la presencia de las termitas que requería un tratamiento de intervención y prevención. “Reclamábamos el coste cero y la empresa no lo aceptaba”, rememora Alonso, que también señala que existían “dificultades” en el proyecto de la instalación del ascenso. “Si el proyecto terminaba como estaba adjudicado iba a suponer más coste económico o tener el faro sin ascensor”, resalta la consejera.
“Abrimos una fase de negociación con la empresa y vimos que faltaba fiscalización política, había descoordinación y discrepancias técnicas, los técnicos reclamaban el coste cero y las empresas no. Teníamos dos opciones, que todo se acelerase sin llegar a acuerdos e ir por la vía judicial, que eso supondría que a día de hoy el Faro estuviese destruido por dentro, o la opción por la que se optó, que fue llegar a un acuerdo para la resolución del contrato para poder recuperarlo”, explica Alonso.
Así, una vez recuperado, la Consejería revisó el proyecto y solucionó aquellos puntos de conflicto. Además del problema con las termitas y el ascensor, el otro inconveniente fue el proyecto museístico puesto que estaba a medio hacer, no recogía la dotación pedagógica, no era 100% accesible y solo recogía las exposiciones en un idioma.
El Sur de la isla, mercado clave para los artesanos
Alonso comenta que para los artesanos que están dentro de la Fedac las ventas en el Sur de la isla son clave, motivo por el que hay dos ferias en el año, una en primavera coincidiendo con el final de la temporada alta del turismo, y otra en verano para el turismo peninsular.
“El turismo compra artesanía”, recalca, y por ello han optado porque en el edificio más característico del Sur de Gran Canaria se emplace esta tienda con muestras permanentes de los productos elaborados en la isla.