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El Instituto Minero de España ve en los montes submarinos de Canarias una reserva “estratégica” para la UE

Imagen submarina de costras de ferromanganeso y fosforitas muestreadas en el monte submarino 'Tropic'. (IGME)

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

Los metales descubiertos en los montes submarinos de Canarias quizás no puedan explotarse antes de 20 años, pero suponen ya una reserva estratégica para la Unión Europea, que hoy depende al 100% de países externos -a veces con condiciones muy complejas- para abastecerse de ellos.

El científico del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) que participó en la expedición británica que acaba de descubrir en el monte submarino Tropic, el mayor yacimiento conocido de telurio, Javier González, recomienda no centrar el foco solo en ese elemento, sino también en el cobalto y en las tierras raras, dos materiales presentes además en el resto de montes submarinos canarios.

“La dependencia de la Unión Europea con los metales considerados estratégicos es total. Casi todos ellos se los tenemos que comprar a terceros países, a estados muchas veces con situaciones geopolíticas complejas, que en un momento dado pueden dejar de abastecernos de un recurso determinado clave para fabricar ordenadores o tabletas o paneles solares”, advierte González.

Este especialista en geología marina recuerda que la gran mayoría del cobalto que consume la industria de la alta tecnología de Europa y Estados Unidos procede de países del centro de África, algunos de ellos inestables, y que China controla tanto el mercado de las tierras raras como el del telurio, dos componentes claves en los teléfonos móviles, los generadores eólicos o las placas solares.

“China controla más del 90% del mercado de las tierras raras. Si China, por ejemplo, cierra el grifo por la circunstancia que sea, vamos a tener problemas”, subraya este científico.

Además, recuerda que la propia Comisión Europea declaró hace tiempo “estratégicos” metales como los que se encuentran en las costas de ferromanganeso de los montes submarinos de Canarias, porque su falta o encarecimiento “puede hacer tambalearse algunos sectores económicos”.

Las expediciones realizadas desde principios de esta década por el Instituto Español de Oceanografía, el Instituto Hidrográfico de la Armada y el IGME ya habían detectado que la mayor parte de los montes submarinos situados al suroeste y al noreste de Canarias están recubiertos de costras de ferromanganeso de hasta 20 centímetros de espesor, en las que existen otros muchos metales.

El año pasado, estos tres organismos publicaron en una revista científica internacional que cada tonelada de esas costras contiene, en el caso de Tropic, Drago, Echo o The Paps, un promedio de 4,7 kilos de cobalto, 2,8 de níquel o 2,4 de vanadio, concentraciones mucho mayores de las habituales en los yacimientos de tierra firmes.

La expedición británica, que se centró en Tropic, ha revelado que este monte puede albergar una reserva de unos 2.670 toneladas de telurio. El investigador del IGME que participó en ella ha precisado que las concentraciones de telurio en ese monte son altísimas, de 300 partes por millón (300 gramos por tonelada). Es decir, 60.000 veces por encima de lo habitual (0,003 partes por millón).

Ese yacimiento se encuentra a día de hoy en aguas internacionales que España reclama desde hace dos años como suyas, pero aún tiene que pronunciarse al respecto Naciones Unidas. Sin embargo, Echo, The Paps, Drago, Bimbache y el resto de montañas submarinas “abuelas de Canarias” también tienen importantes concentraciones de ese tipo de metales, y todas están en las 200 millas de jurisdicción española.

González reconoce que, en el supuesto de que se quisiera explotar un yacimiento así, antes habría que realizar más estudios y desarrollar la tecnología necesaria para un proyecto de minería submarina a gran profundidad, lo que llevaría de 10 a 20 años.

Sin embargo, ya es posible hacerlo. De hecho, subraya, a finales de 2018 está previsto que comience a explotarse un yacimiento similar a 1.600 metros de profundidad en aguas de Papúa Nueva Guinea, con sulfuros polimetálicas ricos en cobre y oro.

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