Urbanismo con perspectiva de género para revolucionar el transporte y poner los cuidados en el centro de la vida de la ciudad

Calle a oscuras en Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria. (ALEJANDRO RAMOS).

Jennifer Jiménez

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“Poner los cuidados en el centro de la vida”. Es una de las principales reflexiones que deja la pandemia, que ha evidenciado que las mujeres soportan una mayor carga en su día a día por el cuidado de menores y familiares, así como por realizar tareas no remuneradas ligadas a los roles tradicionales de género que siguen imperando en la sociedad. Esta es una de las razones por las que cobra aún mayor fuerza la necesidad de repensar las urbes con perspectiva de género. La arquitecta Zaida Muxí lleva años trabajando por que se aplique esta mirada en la forma en la que se organizan las ciudades. Explica que, para empezar a hacerlo, hay que escuchar a las mujeres de los barrios, cuáles son sus experiencias cotidianas, su forma de moverse… “Trabajar desde las bases”, dice, para poder organizar ciudades no solo más seguras, sino con mayor servicio en las zonas residenciales o la periferia así como mejorando la movilidad. 

La arquitecta feminista Zaida Muxí recuerda que las urbes han sido diseñadas durante mucho tiempo por hombres que, desde su experiencia, decidían qué era lo necesario para toda la ciudadanía. “El coche no puede ser el amo de la ciudad”, ejemplifica. Así, los hombres pensaron en unas ciudades divididas en dos partes: zona de residencia y zona de trabajo, “pero nunca se ha preocupado en ver cómo funciona la residencia, cómo se vive, cómo se lleva al hijo a la escuela, cómo se hace la compra, en cómo te mueves si no tienes vehículo privado, que mayoritariamente es propiedad masculina…”, resume. Por ello, cuando hablamos de que las ciudades sean adecuadas para las mujeres, tiene que ver con que “usamos distinto las ciudades por los roles de género”, y añade que lleva a un modelo de ciudad muy diferente al que se ha pensado desde la perspectiva masculina. Hasta el hecho de acudir a comprar, recuerda que es una tarea que siguen realizando en mayor medida las mujeres; “excepto en el confinamiento que acudían también más hombres para poder salir a la calle”. 

“Las ciudades se han pensado para el más fuerte y el más rico”, subraya Muxí, que advierte de las dificultades de aislar a barrios pobres de los ricos o del centro de la ciudad. “No tienes acceso a las oportunidades que las ciudades te brindan si no puedes moverte” y añade que cuando esto ocurre no puedes conseguir trabajo porque no te da tiempo de ir a trabajar e ir a buscar a tus hijos, o consigues un trabajo en peores condiciones. En este sentido, recuerda que hay mayor número de mujeres pobres que de hombres. De hecho, según la memoria anual de Cáritas en Canarias presentada esta semana; una de cada cinco familias atendidas por esta institución el pasado año estaba encabezada por una única persona a cargo de los hijos, especialmente mujeres. Además, el confinamiento significó que hubiera un aumento de las dificultades para conciliar y las mujeres que perdieron su fuente de ingresos “han tenido dificultades para cubrir las necesidades más básicas, tales como alimentos, vivienda, material escolar”, entre otros. Las madres especificaron que padecían ansiedad por la incertidumbre debido a la situación del empleo, por el cuidado de los menores o el futuro de la familia.

Zaida Muxí agrega que las mujeres trabajan mucho más que los hombres en horario parcial, lo que dificulta la movilidad si no tienen vehículo privado. “Las ciudades deben ser mixtas, que no estén segregadas ni socialmente, ni por uso, que prevalezca y se le dé más importancia a las personas que hacen su trayecto caminando”, señala. Como ejemplo se destaca el de empleadas de hogar o cuidadoras que tienen que acudir a varios domicilios, una situación que se complica cuando el transporte público no llega a todas partes. “Antes se pone una parada de metro que vaya al aeropuerto que para una actividad cotidiana”, apunta. También es cierto que “muchos trayectos relacionados con los cuidados son a pie”. Sobre esos contratos parciales, un informe de CCOO en Canarias ya apuntaba que un 78% de ellos son cubiertos por mujeres. Así mismo, es reseñable que al llegar a la jubilación ellas también son más pobres precisamente por acogerse a este tipo de contratos o trabajar incluso en la economía sumergida. 

Como ejemplos de prácticas feministas aplicadas al urbanismo destaca que un “sendero escolar” puede ser uno de ellos ya que al dar mayor autonomía al menor con un camino seguro, no es tan necesario que la persona que los cuida (aún por lo general la madre) tenga que acompañarle. Entre las ciudades en las que poder mirarnos y aprender destaca Viena, en Austria, donde se han aplicado políticas y prácticas con perspectiva de género en la ciudad de manera que funcionen no solo las carreteras, sino el transporte público, los carriles bici, las aceras, que se pueda cruzar la ciudad caminando… En la política de vivienda cree que también se tiene que aplicar dicha mirada. Por ello, recalca que gran parte de los impuestos destinados en los últimos años a movilidad en este país se han dirigido a autopistas, lo cual considera injusto ya que las personas que no se mueven en vehículo propio también pagan impuestos, por lo que se deben adecuar otras formas de movilidad. 

Apretar las llaves cuando caminas sola

La seguridad es otro de los factores clave a la hora de diseñar una urbe con perspectiva de género. La percepción de seguridad o de inseguridad de las mujeres en la calle es muy diferente a la que tienen los hombres porque “nuestros cuerpos a día de hoy siguen siendo considerados por el machismo como objetos, se cree que son apropiables”, afirma. Destaca desde las llamadas micro violencias que pueden ser un piropo o una mirada, “pero que esas violencias micro sustentan las violencias macro”. Apretar las llaves, avisar a alguien que estás llegando o de que te encuentras en un determinado lugar; toda una serie de estrategias que las mujeres han interiorizado cuando la ciudad afirma que debería ser segura. 

Se trata de ideas para organizar la ciudad que arquitectas como Elsa Guerra también han defendido durante años en la capital grancanaria. En los llamados “paseos con perspectiva de género” que se han celebrado varias veces en la ciudad ha resaltado la importancia de “la iluminación, el nivel de vitalidad de las ciudades, el nivel de mezcla de funciones y que no haya lugares deshabitados o vacíos a determinadas horas del día…” a la hora de diseñarlas. Zaida Muxí añade que es importante que cada vez haya más mujeres en la toma de decisiones, ya que aunque no todas son feministas, entre más mujeres haya las posibilidades de incrementar esta perspectiva de género aumentan. Sobre Las Palmas de Gran Canaria, cuyo ayuntamiento está celebrando precisamente unas jornadas sobre este tema con el título El espacio está lleno de luz, afirma que tiene muchas posibilidades y remarca la importancia de escuchar a las mujeres de los barrios para iniciar dichos cambios.

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