Los volcanes de Fuerteventura arrojaron fósiles del fondo oceánico profundo

José Sandoval, catedrático de Paleontología de la Universidad de Granada

Efe

Santa Cruz de Tenerife —

La isla canaria de Fuerteventura es la única del Archipiélago en la que las erupciones volcánicas han arrojado a la superficie materiales sedimentarios del fondo oceánico correspondientes al Mesozoico y que contienen fósiles de ammonoideos similares a los hallados al sur de la Península, en la cordillera Bética.

José Sandoval, catedrático de Paleontología de la Universidad de Granada, realiza esta consideración en una entrevista con motivo de su participación en el seminario Claves paleontológicas para analizar y comprender el cambio climático global, que ha organizado el Organismo Autónomo de Museos de Tenerife.

Sandoval, que disertó sobre los grandes eventos climáticos del Mesozoico y los cambios originados en la fauna marina, ha especializado su investigación en el Mesozoico, un periodo que se extiende desde hace unos 252 millones de años hasta hace unos 66 millones y que a su vez comprende tres periodos: el Triásico, Jurásico y Cretácico.

El catedrático y su grupo de investigación han trabajado en Marruecos sobre materiales del Mesozoico superior y en concreto, sobre los moluscos fósiles más abundantes en el Cretácico y en todo el Mesozoico: los ammonoideos.

En ese período el Atlántico ya se estaba abriendo, pero las islas Canarias aún no habían emergido.

Sin embargo, en Fuerteventura, al contrario que en el resto de islas, las explosiones volcánicas han sacado materiales sedimentarios del fondo de edad mesozoica y entre ellos hay fósiles ammonoideos que son similares a los encontrados en el oeste de Marruecos (Atlas atlántico) y la cordillera Bética.

Curiosamente, los materiales marinos del Cretácico hallados en Marruecos son relativamente más someros, mientras que en los que aparecen en Canarias existen ejemplares de los grupos de ammonoideos característicos de medios profundos, detalla el paleontólogo.

En el Mesozoico, concretamente en el Cretácico, gran parte de lo que hoy es Marruecos estaría situado al borde del Atlántico, que se estaba abriendo, no muy diferente a su posición actual, mientras que Canarias se hallaría en la profundidad y con fósiles más parecidos a los del sur de la Península Ibérica.

Los investigadores han estudiado los cambios climáticos registrados durante el Mesozoico basándose en datos obtenidos por isótopos de oxígeno y los cambios medioambientales a través de carbono 13.

En este proyecto de investigación, y en otros anteriores, trabajan científicos de las universidades de Granada, Jaén y Cádiz que indagan además en cómo ha influido el vulcanismo y otros eventos abióticos en los cambios climáticos.

Al respecto, explica José Sandoval que si el vulcanismo es muy intenso produce gran cantidad de gases de dióxido de carbono (CO2) y provoca el efecto invernadero, similar al que ahora se atribuye a la acción antropogénica.

En épocas pasadas de la historia de la Tierra en las que el vulcanismo ha sido muy intenso han ocurrido extinciones de especies a nivel mundial, aunque también parece que hay cierta relación entre este fenómeno volcánico de gran magnitud “con todo lo contrario”.

Es decir, si este vulcanismo es muy intenso y además expulsa mucho polvo, dióxido de azufre y ácido sulfúrico a la atmósfera se produce lo contrario al efecto invernadero: oscurecimiento y efecto “nevera”, con fuertes caídas de las temperaturas que también pueden hacer desaparecer a casi todas las especies.

Simplemente con que aumente la cantidad de hielo en los polos se provoca una caída del nivel del mar y esto afecta “muchísimo” a las especies marinas, pues hay zonas que quedan aisladas y entonces pueden desaparecer muchas especies, otras cambian o evolucionan dando lugar a la aparición de nuevas especies.

El catedrático de Paleontología, que ha investigado fundamentalmente los registros del Mesozoico en la cordillera Bética, también ha estudiado los materiales marinos del mismo período en Baleares, norte de África, Tailandia, México, Portugal, Italia, Hungría, Alemania, Reino Unido y Francia.

Actualmente participa en un proyecto de investigación, que comenzó en enero de 2015, que consiste en estudiar un periodo del Cretácico inferior, el Barremiense (hace unos 120 millones de años), y que está “muy bien representado” en la cordillera Bética y en muchas otras áreas del “Tethys Occidental”.

En la investigación, que se prolongará hasta dentro de dos años, participan además científicos de las universidades de Pau (Francia), Bremen (Alemania), Lyon, Ginebra, (Suiza), Nacional Autónoma de México así como del Instituto di Geoscienze e Georiserse, CNR, Roma, Italia, Institute of Palaeontology, ZRC, Eslovenia, Lawrence Berkeley National Laboratoty (USA) además de las ya citadas de Granada, Jaén y Cádiz.

Explica José Sandoval que en el Barremiense hay muchos grupos de fósiles diferentes y que en el proyecto trabajan especialistas en diferentes grupos fósiles y en distintas metodologías para analizar las interrelaciones entre los cambios abióticos -aquellos que no están influidos por los organismos- y la vida.

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