Al borde de la ruptura

No es un secreto que en Podemos existen discrepancias, por mucho que Íñigo Errejón repita que no es una crisis sino “un proceso de reorganización interna”. Tanto es así que la semana pasada, en el programa La Cafetera de Fernando Berlín, se afirmaba que hay miembros de la cúpula a los que les preocupa que el partido pueda llegar a desaparecer.

Thais Villas, en El Intermedio, preguntaba a Pablo Iglesias por la crisis violeta: “¿Dónde queda el Podemos del amor?” No es la única que se hace esta pregunta. Resulta sangrante para la ciudadanía tener que tolerar los y tú más del PP y el PSOE. Pero más sangrante tiene que ser para aquellos que renunciaron al bipartidismo, le otorgaron el voto a Podemos y ahora se encuentran con panoramas tan patéticos como que sus líderes mantengan discusiones acaloradas en el Congreso y delante del enemigo, que se frota las manos para luego burlarse si estos cayeran. Algo está pasando en la política española para que el segundo partido en intención de voto, según el CIS, se encuentre fragmentado por la falta de diálogo.

A la tensión de Vistalegre II se suma una carta de Alberto Garzón donde incrimina a Iglesias y Errejón por no prestarle a su formación el respeto suficiente. Parece que la decisión de que Podemos e Izquierda Unida decidieran confluir en las elecciones del 20D y 26J ha dado más de un dolor de cabeza. Este es uno de los aspectos que separan a Iglesias y Errejón, algo que resulta muy paradójico en un partido llamado Unidos Podemos.

El desgaste político resulta evidente, pues no queda rastro de esa frescura con la que se presentaron a las elecciones europeas. Se encuentran en un punto muerto del que deben salir con un representante que no dé lugar a matices. En caso de no resolver sus conflictos con la mayor celeridad, va a parecer que no han nacido para gobernar y que presentan los mismos problemas que los partidos tradicionales.

El pucherazo

Desde Canarias podemos dar algún consejillo a Iglesias y Errejón, ya que en el archipiélago sabemos mucho de gestión de crisis, en todos los sentidos de la palabra. La caja de los truenos se desató por primera vez cuando la cúpula regional de Podemos sugirió que formaciones como Sí Se Puede abandonaran las siglas y se integraran en Podemos. Imaginen que a Alberto Garzón (IU) le dicen lo mismo a escala nacional. Al chico le da un ataque. Luego llegaron las aclaraciones y finalmente los correos. Y saltó la noticia en la que se advierte de que existen conversaciones de WhatsApp en las que miembros de Podemos Canarias aseguran que se habrían creado cuentas falsas de correo electrónico para amañar votaciones tanto en órganos internos como en diferentes instituciones.

En Canarias, la formación morada ha utilizado las redes sociales como un arma contra la oposición, unas veces con más acierto que otras, todo hay que decirlo. Y así están en la oposición, quemados y no por el sol. Ante esta tesitura aprovechan para lanzar mensajes, bromas, enlaces de noticias relacionadas y para sacar el argumento tan manido de Lenin y Trotski. Y a todo esto..., ¿alguien se acuerda cómo nació Podemos?