Santa Cruz de Tenerife reconoce el papel que han jugado tres mujeres en el movimiento vecinal

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife acogió anoche el acto institucional con motivo del Día Internacional de las Mujer, dedicado  al reconocimiento y la puesta en valor del “empoderamiento” de las mujeres, bajo el lema Nuestra voluntad es nuestro poder.

Presidido por el alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, permitió reconocer el papel de tres mujeres que han sido impulsoras de asociaciones de mujeres o liderado movimientos de participación ciudadana. Se trata de Montserrat Conde, del barrio de El Sobradillo; Carmen Elena González, de La Salud, y Esperanza Brito, de Valleseco.

Tras felicitar a las homenajeadas, a quienes calificó de “orgullo y ejemplo para toda la ciudad”, Bermúdez manifestó que la aprobación de las normas jurídicas “va mucho más deprisa que los propios usos sociales y muestran avances que la propia sociedad civil no ha terminado de digerir, demostrando que hay todavía mucho que recorrer hasta la plena igualdad social entre hombres y mujeres”.

“No podemos tolerar ningún tipo de discriminación, especialmente los planos laboral y salarial, y por encima de todo, que sigan existiendo mujeres víctimas de la violencia machista”, declaré el alcalde, que llamó al público asistente a no cejar en la lucha para que el mensaje de la igualdad no decaiga. “No es un acto de celebración sino de reivindicación” apostilló Bermúdez.  

Durante el acto, que tuvo lugar en el salón de plenos del Ayuntamiento, también se hizo entrega de los premios de la décima edición del certamen de Relatos Breves Mujeres, concebido para promover y visibilizar la literatura escrita por mujeres, a iniciativa del Consejo Municipal de las Mujeres.

La obra Saco de Huesos, presentada por Carmen de la Rosa Moro, resultó ganadora del certamen, mientras, que el primer accésit recayó en la obra El erizo, de Amaia Arana. También resultaron premiados los relatos Del futuro imperfecto, de Melania Reiriz (segundo accésit); Historia de una gran desconocida, de Lara Gimeno (tercer accésit) y Diez días con Mat, de Nuria María Méndez. 

Montserrat Conde Concepción nació en San Andrés y Sauces, en la isla de La Palma. Cursó Magisterio en la Universidad de La Laguna y posteriormente impartió clases en su isla natal durante ocho años. Fue cooperante en República Dominicana durante cinco años, donde el contacto con la pobreza extrema cambió su vida.

Tras pasar una temporada en Madrid regresó a Tenerife y volvió a la docencia. Impartió clases en Alcalá, en el sur de Tenerife, donde contribuyó a la alfabetización de aparceros y aparceras. Se trasladó posteriormente a El Sobradillo, en Santa Cruz de Tenerife, donde impartió clases en el Colegio Cruz de California, y allí se incorporó al movimiento vecinal. Impartió clases de alfabetización y participó de la constitución de la Asociación de Mujeres del barrio.

Esperanza García Brito nació en Santa Cruz de Tenerife. Interesada por la problemática de su entorno y las carencias de su barrio, Valleseco, trabajó por la incorporación de las mujeres a la directiva de la llamada Asociación de Cabezas de Familia. Culminó con éxito este cometido cuando, en 1979, la asociación vecinal Nuestra Señora del Carmen fue de las primeras de Canarias en incorporar mujeres a su junta directiva, de la que Esperanza llegó a ser vicepresidenta, y que logró importantes mejoras para el barrio.

Desde 1991 forma parte de la Asociación de Mujeres Anaga y de la Concave, que confedera a estas entidades vecinales. Con las experiencias de más de 60 vecinas de Valleseco recupera parte de la memoria del barrio desde la perspectiva de la mujer. Además, se formó como mediadora social para la ayuda a mujeres víctimas de maltrato, que le ha llevado a implicarse en múltiples proyectos en pro de la igualdad en todo el municipio. Es vicepresidenta de la Asociación de Defensa de la Playa de Valleseco.

Carmen Elena González Herrera nació en Caracas, Venezuela. Mostró desde muy pequeña la necesidad de implicarse en la mejora de su entorno y un alto compromiso social. En 1976, ya en Tenerife, consciente de la carencia de recursos del lugar en que vivía, Salud Bajo, se implica en la Asociación de Vecinos Ruymán. En aquellos años lograron múltiples objetivos para el barrio como la primera guardería pública, el centro social o el centro de salud, así como importantes mejoras en el transporte público.

Participó en la constitución de la federación de asociaciones de vecinos La Unión, de la que fue vicepresidenta, canalizando ahora demandas municipales más complejas. Trabajó siempre en tareas de concienciación sobre el papel de la mujer, y se integró activamente en entidades de carácter regional y nacional de defensa de la mujer frente a la violencia de género.