El jurado culpa del asesinato del empresario tinerfeño Raimundo Toledo a Alexander y Sandra

Un jurado popular ha declarado este martes por unanimidad a Sandra P. R. y Alexander R. R. culpables de la detención ilegal y asesinato del empresario tinerfeño Raimundo Toledo, mientras que al tercer encausado, Diego Claudio G. G., lo ha considerado responsable del primero de esos delitos.

Esta es la conclusión del veredicto emitido esta tarde por el jurado que ha deliberado sobre este asunto tras el juicio seguido en la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife por la muerte del empresario Raimundo Toledo en diciembre de 2015.

Asimismo, los jurados han considerado a Alexander R. R. y a Diego Claudio G. G. culpables del robo de un vehículo, a Sandra P. R. de simulación de delito, a Sandra y a Alexander por incendiar el vehículo y a los tres por detención ilegal.

El jurado popular se ha mostrado igualmente contrario por unanimidad a que se tramite una petición de indulto para ninguno de los tres procesados, que aguardarán a partir de ahora la pena a dictar por la magistrada que ha presidido la vista.

El Ministerio Fiscal y las acusaciones particular y popular piden 22 años de prisión por el delito de asesinato, cinco años por detención ilegal, tres años por el robo de vehículo a motor, y un año y nueve meses por daños con incendio al vehículo.

Además, solicitan que abonen una indemnización a cada uno de los dos hijos de la víctima.

Por su parte, las defensas han pedido que sus clientes reciban las penas mínimas fijadas para los delitos que se les achacan.

A través de las declaraciones de testigos y de informes policiales y periciales, el jurado ha repasado los hechos probados, como la localización “a la misma hora” en el sur de Tenerife de los acusados de asesinato.

También encuentran acreditado el robo del vehículo que finalmente incendiaron o la comunicación constante de los acusados mediante móviles a lo largo del día.

Según el informe pericial de anatomía patológica, también se confirmó la existencia de golpes repetidos en la víctima “de fuerte intensidad” que le causaron la muerte.