Ya tenemos en nuestro poder un nuevo capítulo del culebrón protagonizado en Fuerteventura por esa mujer racial y apasionada que es Águeda Montelongo, presidenta del PP local y consejera de Turismo del Cabildo. En esta nueva entrega los espectadores podrán descubrir en ella facetas hasta ahora ignotas, como su capacidad para la rectificación, su humildad para reconocer los errores y atropellos cometidos y su facilidad para presentar como inamovible lo que ella hizo tambalear de manera seria. Sus intentos por sacar de la política (y de la isla de Fuerteventura) al vicepresidente del Cabildo, Guillermo Concepción, elegido para la gloria precisamente en el tercio del PP, se han convertido ahora en una muestra inabarcable de parabienes y un intento nada disimulado por atraerlo de nuevo al regazo del partido. Ya le han vuelto a invitar a los actos políticos que organiza el PP y hasta le envían a su correo electrónico los argumentarios con las respuestas que ha de dar cuando se le requiera desde algún medio de comunicación. Y ustedes se preguntarán, ¿se ha vuelto loca de repente Aguedita? ¿A qué viene este repentino cambio de actitud? Veamos.