A José Carlos Mauricio le molestan muchas cosas nuestras, lo sabemos, y no crean que no nos causa desazón. Como sabemos que a su compadre José Manuel Soria cada día le hacemos menos gracia. Qué le vamos a hacer. Pero a tenor de lo que dice la demanda Mauriciana, lo que más le ha molestado al consejero de lo que hemos contado aquí es, por este orden, que sostengamos que disfruta de piso en la calle Almirante, de Madrid, y que ha pernoctado, con mucho gusto y gratis total, en el hotel Costa Meloneras, en Anfi del Mar y en establecimientos del Grupo Dunas. Nada dice la demanda de lo publicado aquí de su casa en Santa Brígida, ni de su viaje a Nueva York pagado por los propietarios de Veneguera, también relatado en este periódico con todo lujo de detalle. Agradecemos a Mauricio la oportunidad que nos brinda, y esperamos aprovecharla al máximo.