José Manuel Arnáiz ya ha empezado a mover sus fichas para tratar de dejar todo dispuesto para cuando llegue el día D y la hora H. Uno de sus afanes principales, además de procurarse una buena defensa (no sabemos si la misma procuradora de los tribunales) está siendo dejar colocadas a algunas personas de su confianza, que para eso es un hombre de principios, de los del jazmín en el ojal. Tras el despido pactado y con indemnización de una de sus más íntimas colaboradoras, que al parecer chocaba demasiado con Teresa Cruz, de la TIA, toca ahora acomodarla en algún lado, como la Fundación de Puertos de Las Palmas, donde ya han dado los toques. Mientras, otras personas también cercanas a otros altos cargos, sufren continuas bajas por ansiedad que esperemos se superen cuando toda esta pesadilla acabe en el Puerto.